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Coahuila 2023 y el PRI nacional: mucho ayudará si no estorba

Análisis Político y Social / Slider / 6 julio, 2022

Por: Gerardo Lozano

Carolina Viggiano Austria, quien era la Secretaria General del CEN del PRI y es esposa de Rubén Moreira, coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, estaba obsesionada con ser gobernadora de Hidalgo, desde los tiempos en que esporádicamente aparecía como la consorte del gobernador de Coahuila.

La camarilla que ahora controla la dirigencia nacional del PRI, que encabeza todavía Alejandro “Alito” Moreno, la impuso como candidata y el resultado ha sido desastroso: perdió por una proporción de 2 a 1 frente al expriista Julio Menchaca.

¿Qué fue lo que sucedió? El propio Alejandro Moreno y Carolina Viggiano se autoimpusieron como diputados federales en 2021, pero además impusieron a Rubén Moreira también como diputado federal y, no conformes con ello, lo designaron como coordinador de la bancada.

En las elecciones de 2020 el PRI hidalguense se había llevado “carro completo” en la elección por las presidencias municipales, pero en 2021 perdió la mayoría ante el Congreso Estatal en las elecciones de diputados locales; sin embargo, Omar Fayad se mantenía como un gobernador fuerte, sólo que muy cercano a Andrés Manuel López Obrador.

En este año de 2022, Alejandro Moreno le impuso la candidatura de Carolina Viggiano y ese fue el inicio de una derrota más para un dirigente nacional del PRI, que tiene el récord perdedor del partido y parece también tener la disposición de enterrarlo.

Julio Menchaca Salazar, a partir de 2018 senador por Morena, militó desde 1980 hasta el 2015 (35 años) en el PRI, así que la contienda en Hidalgo era, de fondo, entre priistas y expriiistas, sólo que el gobernador Omar Fayad quedó disgustado con la imposición de la dirigencia nacional de su partido y jugó contra el PRI y a favor de Morena.

Por primera vez desde su fundación, hace 93 años, el PRI dejará de gobernar Hidalgo.

En Oaxaca, el segundo estado del priismo que estaba en juego, pasó algo parecido y el gobernador, Alejandro Murat, quien por cierto tiene o tenía una amistad con Carolina Viggiano, también jugó en contra del PRI y a favor de Morena. Hace años que hace este doble juego, en un estado que era muy codiciado por López Obrador.

En los otros estados donde fue en Alianza con el PAN y el PRD, como Tamaulipas, Quintana Roo y Aguascalientes, el PRI jugó un papel completamente marginal. En Quintana Roo participó con apenas 3.2% de los votos, en Aguascalientes su participación fue simbólica y en Tamaulipas el resultado también fue marginal.

En Durango gana la alianza PRI-PAN-PRD, pero las decisiones sobre las candidaturas se tomaron a nivel estatal, sin imposición del CEN priista. El gobernador, José Rosas Aispuro, es de filiación panista, pero la mayor parte de su carrera transcurrió en el PRI.

Desde el inició de la dirigencia de Alejandro Moreno, el PRI ha perdido 10 gubernaturas. Hoy sólo le quedan Coahuila y Estado de México, que irán a elecciones en 2023, y Durango, donde está en alianza con el PAN y el PRD, aunque el gobernador será priista.

2023 DIFÍCIL Y 2024 SOMBRÍO

En 2023 le esperan al PRI elecciones por las gubernaturas de Coahuila y Estado de México, el más poblado y en consecuencia el más codiciado por Morena.

Es muy probable que se tenga que ir en alianza y que, por equidad de género, un candidato será hombre y otra candidata mujer, además de que se tendrá que hacer una negociación con el PAN.

La incógnita más fuerte es qué postura asumirá el gobernador Alfredo del Mazo, miembro del legendario grupo Atlacomulco y primo de Enrique Peña Nieto, el expresidente que sostiene una alianza ya inocultable con López Obrador.

El otro problema es que Coahuila se perfila para tener un candidato hombre, por lo que en el Estado de México el PRI tendría que preparar una candidata mujer, que iría contra la candidata morenista que, desde el escenario de hoy parece ser Delfina Gómez, Secretaria de Educación Pública.

El PRI camina así al borde de un despeñadero, pues de perder el Estado de México, sólo le restaría Coahuila y ahora Durango, una plataforma pobrísima para presentarse a la elección de 2024, donde tendría que ir en alianza con el PAN y, debido al mayor peso de Acción Nacional, el candidato deberá ser un panista, en consenso con el PRI, pero la mano la llevaría Acción Nacional.

Por primera vez, desde que fue fundado, el PRI no tendría un candidato propio a la presidencia de la república, pero además habría que ver cuántas de las 70 diputaciones federales que ahora tiene puede conservar.

El propósito de Morena, desde la elección de 2018 era desmantelar al PRI y ha venido realizando la tarea con bastante eficiencia. En 2023 irá con todos sus recursos lícitos e ilícitos en contra del viejo partido para tratar de completar su obra de demolición

LOS PROBLEMAS DE “ALITO”

La posición de Alejandro Moreno como dirigente nacional del PRI se ha vuelto ya insostenible, pues al hecho objetivo de ser el presidente más perdedor del partido en toda su historia, se suman los problemas personales que le ha creado el gobierno de López Obrador, a través de los videos y las acusaciones de Layda Sansores, gobernadora de Campeche.

Basta verle y revisar un poco su historia para darse cuenta de que Layda Sansores es incisiva políticamente, y ahora le han dado la tarea de acabar con la imagen de “Alito” Moreno, algo que ella está llevando a cabo con muchísimo gusto.

En esta guerra sucia de audios el dirigente nacional priista ha perdido la poca imagen que tenía, aunque también se ha confirmado, con otra grabación, que el gobierno de López Obrador lo ha amenazado de forma directa, usando procedimientos propios de capos, pero no se atrevería a amenazarlo si no tuviera material sucio para atacarlo.

Si Alejandro Moreno fuera un presidente del PRI exitoso o al menos aceptable, podría defenderse, pero con los resultados que presenta su posición es simplemente indefendible. Parece obligado que deje pasar algunos meses y, antes de la próxima navidad, presente su renuncia y se le dé paso a un nuevo dirigente, que además sería excelente que surgiera de un verdadero proceso democrático interno.

El PRI se encuentra ahora en la sala de cuidados intensivos. Salir de ahí no va a ser sumamente complicado y un error importante más le enterraría en la elección presidencial de 2024, para cederle su lugar a Morena, que es un PRI recargado de los años setentas del siglo pasado.

Tal vez en contra de lo que se afirma, el régimen no cambia, sólo hay la sustitución del PRI por Morena.

En medio de toda esta vorágine, el PAN no tiene nada fácil el definir qué estrategia política y electoral le es más conveniente. Por lo pronto se encuentra como el principal partido de oposición, lo que fue, por muchas décadas su posición habitual.

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Redacción




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