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La elección en Torreón: el PRI contra un expriista y el PAN en penosa posición

Análisis Político y Social / Coahuila / Especiales / Slider / 31 marzo, 2024

Por: Rodrigo Tejeda

La reelección es algo que Román Cepeda González ha estado preparando por lo menos desde hace un año, además su posición de alcalde en funciones le da una importante ventaja.

La elección por la presidencia municipal de Torreón, el próximo 2 de junio, será un evento completamente inédito y contradictorio, al enfrentarse el candidato del PRI contra un candidato de Morena que acaba de abandonar el priismo, y un candidato panista de muy bajo perfil, que podía apenas figurar en la votación final, cuando el candidato al 5to Distrito federal, que abarca la mitad de Torreón, es el jefe del panismo en la región.

Román Alberto Cepeda González, alcalde en funciones, va por la reelección, con una fuerte plataforma político-electoral y un partido, el PRI, que cuenta con la estructura clientelar más engrasada a nivel estatal y municipal, la que ha probado en las dos últimas elecciones de una forma contundente.

La reelección es algo que Román Cepeda González ha estado preparando por lo menos desde hace un año, además su posición de alcalde en funciones le da una importante ventaja.

El reto de la reelección es demostrar que en el actual gobierno se han obtenido buenos resultados y presentarlos, al mismo tiempo que ofrecer al electorado un proyecto de gobierno para los próximos tres años, que sería una continuación, pero con propuestas nuevas y concretas.

MORENA y el pragmatismo

Morena ha optado por el pragmatismo, al seleccionar como candidato a la presidencia municipal a Shamir Fernández Hernández, quien ha militado toda su vida pública en el PRI y recientemente se ha pasado a Morena, justo con la expectativa de convertirse en presidente municipal.

La selección de Morena se dio entre Jorge Luis Morán, otro expriista de toda la vida; Cintia Cuevas, la delegada de los programas del bienestar en la región y morenista de origen, y Shamir Fernández. Ninguno de los dos que han sido desplazados está conforme, aunque a Cintia Cuevas la han designado como candidata al 6To. Distrito federal, como consolación, pero no tiene la disposición de apoyar al candidato designado, que es el mismo caso de Jorge Luis Morán y del candidato a senador, Luis Fernando Salazar Fernández.

La división interna sigue siendo el gran problema de Morena, pero en este caso la plataforma electoral de Morena está fincada, en un muy alto porcentaje, en los programas del bienestar. Si Cintia Cuevas no accede a la negociación, Shamir Fernández tiene un serio problema.

Hasta ahora Shamir Fernández se ha vendido ante la dirigencia nacional de Morena como un político que conoce a fondo la estructura y la clientela electoral del PRI, pues fue dirigente municipal del partido, nada menos que tres veces diputado local y hoy diputado federal electo como priista.

Es innegable que Shamir Fernández conoce a fondo la estructura municipal del PRI, pero en el pasado proceso electoral trató de hacer diputada local a su propia esposa, Pily de Aguinaga Peraza, por el distrito 10 de Torreón, pero perdió por un margen aplastante frente al priista Héctor Hugo Dávila Prado, con una proporción de 53% a 31%, lo que muestra que una cosa es conocer las estructuras del PRI y otra muy distinta el poder manejarlas desde Morena.

La gran apuesta de Shamir Fernández, y de todos los candidatos de Morena, es la llamada “ola” presidencial, por la que esperan que la elección por la presidencia de la república “arrastre” a los votantes del partido en el poder a votar en forma automática por todos los candidatos morenistas, sin diferenciar. Es una expectativa que tiene fundamento, pues algo así pasó en 2018, pero el PRI en Coahuila está hoy muy bien posicionado y es, de hecho, un caso de excepción a nivel nacional.

La “ola” va a influir, pero tratándose de elecciones de tipo local, son los candidatos los que suelen determinar la elección y el morenismo no parece estar identificado con Shamir Fernández, por lo menos no la mayoría, pues es un priista recién arribado que se ha comprado ya una candidatura fallida para su propia esposa, y ahora otra para él, dejando de lado a gente que si tiene una trayectoria al interior de Morena.

El PAN: perdido

El PAN ha caído en Coahuila en graves contradicciones. Primero formó una alianza con el PRI y el PRD el año pasado, para ir por la gubernatura y las diputaciones locales, gracias a la cual obtuvo cinco de ellas, cuando tenía solo dos, pero además pidió una serie de beneficios y canonjías, algunas de ellas indebidas, bajo el supuesto de que aportaría el 20% de la votación global, pero penosamente cayó hasta un 6%, lo que le deja, como partido, en una condición marginal.

Una de las canonjías era la presidencia municipal de Torreón, la cual le fue negada, lo que provocó la cólera del dirigente nacional, Marko Cortés, quien destapó el supuesto convenio, provocando todo un escándalo y la división interna del panismo en Coahuila.

Como consecuencia, una parte del panismo, muy probablemente la más representativa, mantuvo un acuerdo con el PRI, por el cual está teniendo tres candidatos a diputados federales; dos de mayoría relativa y uno de representación proporcional, por lo cual Guillermo Anaya es candidato por la alianza PRI-PAN-PRD al distrito 5, que abarca la mitad de Torreón.

Pero al mismo tiempo el PAN ha lanzado candidatos a las presidencias municipales, como un capricho de Marko Cortés, apoyado por un sector del partido, cuando el partido no tiene ninguna posibilidad de ganar si va en solitario. El único efecto real sería el restarle votos al PRI, pero esto puede ser a un costo altísimo para el PAN, que puede ser relegado de manera definitiva del escenario electoral.

El candidato es Sergio Lara Galván, alcalde interino en el pasado gobierno de Jorge Zermeño; un gobierno que tiene abiertos múltiples procesos judiciales por corrupción, con al menos cinco exfuncionarios ya bajo proceso.

Sergio Lara es un bajo perfil, no tiene recursos para realizar una campaña en forma y no tiene la estructura, que estaría trabajando en la campaña de Guillermo Anaya, pero además lo que queda de la clientela panista está siendo tratada de forma absurda, ya que tendría que votar en coalición por la presidencia de la república, por Guillermo Anaya en el Distrito 5 y, al mismo tiempo, emitir un voto diferenciado por Sergio Lara Galván, que sería, en términos prácticos, un voto inútil, al vacío.

El cuarto candidato, que representará a Movimiento Ciudadano, es Jorge Torres Bernal, quien debe ir en calidad de ciudadano, pues es un desconocido dentro del medio político local y regional. Lo que se sabe de él es que su oficio principal es el marketing, donde ha tenido muy diversos cargos, casi todos ellos privados; a incursionado, de forma muy modesta, en medios de comunicación y en redes sociales, y fue funcionario en el gobierno municipal de Gómez Palacio, Durango, en el periodo de Ricardo Rebollo Mendoza, donde tuvo tres cargos diferentes. Por ahora es todo lo que se puede decir.

Movimiento Ciudadano no tiene registro como partido local en Coahuila, es decir, para efectos prácticos, no existe, pero habrá que esperar a ver que hace su candidato con el conocimiento que tiene de marketing.

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Redacción




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