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Resucita el partido de Estado

Editorial / Opinión / Opinión Principal / 5 julio, 2023

EDITORIAL JULIO 2023

El proceso político que vive México está resultando regresivo en una forma recargada, con la vuelta al partido de Estado y al presidencialismo. La situación es incluso más burda de lo que fuera el presidencialismo que manejó el régimen priista a lo largo de casi todo el siglo pasado.

No hay el menor cuidado de las formas. El presidente se reúne en un lugar público, en este caso la cafetería de Porrúa que se ubica junto a Palacio Nacional; cita a las “corcholatas”, al dirigente nacional del partido y a ciertos personajes cercanos, para dar inicio, ya de manera formal, a la campaña por la sucesión.

Ahí mismo el presidente fija las reglas: no deben debatir entre ellos, no deben polemizar, no deben hablar con los medios de comunicación “conservadores”; deben recorrer todo el país y evitar hablar de programas y proyectos de gobierno. Sumisos, amarrados, los precandidatos deben acatar las indicaciones presidenciales.

Insólitamente, se habla incluso de los cargos que se pueden otorgar a quienes, después de la encuesta, queden en segundo, tercer, cuarto, quinto y sexto lugar. Todos quedarán dentro del próximo gobierno, inclusive en cargos que no son del poder ejecutivo.

Se trata de pasearlos por todo el país para que al final el señor presidente decida quién es su sucesor, a quien además le dejará una agenda a seguir y compromisos concretos, pues, como él dice sin que le gane la risa, “nosotros no luchamos por cargos públicos, sino por ideales y principios”.

El propósito burdo es “la continuidad del proceso de transformación”, que en términos pragmáticos se traduce como la continuidad del actual gobierno. 

La demagogia y el teatro alcanzan niveles grotescos, como el precandidato que se traslada manejando un “bocho” de colección para parecer pobre, pero, al mismo tiempo, propone designar a uno de los hijos de AMLO como “secretario de la transformación”, una supersecretaría para el hijo que hoy realiza el cabildeo en Palacio Nacional. Más zalamero no se puede ser, porque, al final del día, todos saben que es un teatro y que el propósito es ganar la voluntad presidencial, no las supuestas encuestas que se realizarán.

El pueblo es una masa pobre que se compra a través de los programas del bienestar, con una beca que se paga con dinero en efectivo. Ellos serán los acarreados a los eventos que la dirigencia nacional de Morena, previas indicaciones de AMLO, para darle el apoyo a quien sea bendecido o bendecida por la voluntad suprema del dedo imperial.

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Redacción




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