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Gobernadores de Morena: oportunismo, inexperiencia y un lado oscuro

Especiales / Especiales Principal / Slider / 6 julio, 2022

Por: Álvaro González

Hoy todo es euforia en Morena, el nuevo partido oficial, que, en tan solo dos campañas arrasadoras tiene ya 22 de las 32 gubernaturas del país y, en lo que afirma será el golpe de gracia a la oposición, pretende sumar 2 más en 2023, para convertirse así en el nuevo partido hegemónico, al menos de aquí al 2027, 2028 y 2029. ¿Pero cuál es el verdadero rostro político de esos nuevos gobernadores y cómo es que llegaron al poder, en mucha ocasiones de forma apabullante?

Vivimos en una especie de boom político del movimiento de Andrés Manuel López Obrador, pero en política nada es para siempre y lo que suele ascender de forma tan vertiginosa puede descender de la misma manera, una vez que esa euforia termine y venga el nuevo sexenio, donde hay algo que parece definitivo: no existe nadie que pueda sustituir el papel que hoy desempeña López Obrador.

Al revisar los perfiles de algunos de los nuevos gobernadores morenistas, sólo a manera de ejemplo, surgen una serie de situaciones e interrogantes que evidencian que, al menos en lo que se refiere a los estados, el movimiento morenista está fincado sobre arena y sobre un aparato mediático donde los electores votaron por candidatos con perfiles que, a la hora de ejercer el poder, pueden dar muchos más problemas que los que prometieron resolver.

Ricardo Gallardo Cardona, alias “El Pollo”, de 41 años, es el flamante nuevo gobernador de San Luis Potosí, uno de los estados más conservadores del país. Fue candidato por el partido verde y por el PT, a través de una negociación del PVEM con López Obrador.

Invirtiendo dinero por carretas en su campaña, “El Pollo” Gallardo logró ganar la gubernatura con un 36.14% de la votación, frente a un 32.65% de la oposición, un margen demasiado estrecho, lo que significa que estará bajo asedio político si comete errores, y dado el talante del personaje todo indica que los cometerá, y pronto.

Ricardo Gallardo fue alcalde del municipio de Soledad de Graciano, de 2012 a 2015, al igual que su padre, Ricardo Gallardo Juárez, lo fue de la capital. Ambos fueron acusados por un daño al erario público estimado en 700 millones de pesos, por lo que la PGR detuvo en 2015 a “El Pollo” Gallardo, por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita por 200 millones de pesos.

El hoy flamante gobernador tuvo que vestir el bonito uniforme de presidiario por 11 meses, hasta que obtuvo un amparo que le costó millones y, ya amparado, gastó unos millones más para que un juez federal, de los que tantos hay, determinara que el ministerio público no comprobó los cargos y lo liberara, el 10 de diciembre de 2015.

Lejos de irse a su casa y a sus negocios turbios, “El Pollo” se financió una nueva campaña para hacerse diputado local en 2018 y pagó su derecho de piso para ingresar al PVEM en 2019, donde a base de “billetazos” se convierte en candidato a la gubernatura, algo que dejó boquiabierta a gran parte de la sociedad potosina, pero al final pudieron más los “billetazos”.

GOBERNADORA EN SEIS AÑOS

A sus 29 años, apenas en 2015, María del Pilar Ávila Olmeda era una joven de familia acomodada, abogada por el Centro de Enseñanza Técnica y Superior en Mexicali, con una maestría en derecho público por el Tecnológico de Monterrey y un año después otra más en administración pública con la Universidad Autónoma de Baja California. Decidió ingresar a la política y le comenzó a ir bastante bien. En las elecciones de 2018, luego de tres años en Morena, es electa diputada federal por el II distrito de Mexicali, Baja California Norte.

La fortuna no terminó ahí y en 2019, con 34 años de edad, se convirtió en la presidente municipal de Mexicali, la capital del estado.

Ya en el cargo comienza a tener roces con el prepotente gobernador morenista méxico-estadunidense, Jaime Bonilla Valdez, un pícaro de carrera larga que hizo todas las que pudo mientras estuvo en el cargo, y tiene, entre otras lindezas, una lengua más que filosa.

Quejándose de María del Pilar Ávila y respondiendo a la prensa sobre el porqué no hablaba con ella, afirmó que no podía porque la mayor parte del tiempo ella se la pasaba en el salón de belleza, haciendo mofa del supuesto tiempo que la mexicalense le dedicaba al cuidado de su físico.

En 2021, con tan solo 37 años, María del Pilar gana cómodamente la gubernatura del importante y conflictivo estado norteño, que tiene en Tijuana una de las ciudades más violentas del mundo, ante el derrumbe de la hegemonía panista que gobernó el estado por casi 30 años ininterrumpidos.

No se conocía a ninguna política que en tan solo 6 años de carrera alcanzara la gubernatura de un estado norteño y, al mismo tiempo, la presidencia municipal de su capital, pero ahora viene lo complicado: gobernar.

Este año, en lo que ha sido un dato desconcertante para AMLO, en Baja California Norte sólo un 12.4% de los electores le dio su voto en la Consulta de Revocación de Mandato. ¿Cómo explicar semejante resultado?

DE LA MANO DEL NARCOTRÁFICO

De no haber sido por el entramado que se dio en los rincones más oscuros del poder federal y estatal, la llegada de Rubén Rocha Moya como primer gobernador no priista de Sinaloa hubiera sido algo muy meritorio, más tomando en cuenta que ya tiene 73 años y lo había intentado en dos ocasiones anteriores, encabezando pequeños partidos y movimientos de izquierda regionales.

Aunque es originario de Badiraguato, ha pasado casi toda su vida en varias ciudades de Sinaloa y Sonora.

Profesor de carrera, “grillo” universitario, dirigente sindical magisterial, rector de la UAS y otros cargos más componen el historial de lo que podría considerarse un político progresista e inclusive en algunos momentos izquierdista, pero esto no fue lo determinante en su carrera.

Como es tan común, muchos izquierdistas lo son mientras no les abran una puerta en la derecha y fue lo que hizo Rubén Rocha: se convirtió en el coordinador de asesores de los dos últimos gobernadores priistas: Jesús Aguilar Padilla y Quirino Ordaz Coppel. Era un cargo bastante cómodo, de gran influencia y bien remunerado.

Para la elección de 2021, Morena estaba en busca de un buen perfil para postularlo, al mismo tiempo que entró en negociaciones con Quirino Ordaz, quien fue uno de varios gobernadores que le dieron el beso de Judas al PRI, pero a diferencia del Judas bíblico, ni fue por 30 monedas ni se arrepintieron.

Surgió así la candidatura de Rubén Rocha, hombre de confianza para ambas partes, con un buen barniz de izquierdista y apoyado por la enorme infraestructura de las organizaciones del narco, en este estado donde tienen un territorio inexpugnable y la amistad abierta, confesa, del señor presidente.

Con Quirino maniobrando desde la gubernatura, el aparato federal lanzado con todo y el narco haciendo lo suyo con puntualidad y eficiencia, Rubén Rocha rompió el récord de votación entre las 15 gubernaturas que se disputaron en 2015. Obtuvo el 56.65% de los votos, y lo presume.

Como ya es bien sabido, Quirino Ordaz Coppel se fue de embajador a España, le expulsaron, con bastante razón, del PRI, lo cual le debe de importar un bledo, porque siendo embajador, además de vivir como príncipe en Europa a costa del erario, fomentará sus negocios e inversiones que tiene en turismo, específicamente en Mazatlán. Las de él y las de sus parientes, que son muchos y muy ricos.

LA TORITA DE PAPÁ

Evelyn Salgado Pineda se encontraba instalada en su vida privada, sobre la cual hay poco o casi nada que contar. Su única relación con el mundo de la política, si a eso se lee puede llamar relación, es ser la hija mayor de Félix Salgado Macedonio, uno de los políticos más impresentables primero del PRD y ahora de Morena, pero amigo personal de Andrés Manuel López Obrador, quien decidió hacerlo gobernador de Guerrero, pero el INE, debido a una serie de irregularidades le suprimió la candidatura.

Habiendo otras opciones mucho más decentes para suplir a Félix Salgado, López Obrador, que le debe favores y quien jamás acepta que se equivoca, dejó que Salgado Macedonio resolviera a su modo, así que este fue por su hija mayor, de 39 años, y la impuso como candidata, cuando esta se encontraba en paz dedicada a su vida personal y carecía de cualquier experiencia política.

Cuando su padre fue presidente municipal de Acapulco, Evelyn había sido llamada para encargarse de la tierna tarea de presidir el Instituto para la Infancia y la Familia de Guerrero, lo que hizo con más desgano que convencimiento y al terminar se regresó a su vida privada.

Como candidata a gobernadora, le tuvieron que añadir a su nombre el alias de “La Torita”, porque nadie la conocía y Félix Salgado, en su machismo y fanfarronería se hace llamar “El Toro”, lo que va muy a modo con las acusaciones que se le presentaron de violación y abuso sexual, las cuales, para no variar en el tema de impunidad, se quedaron sin seguimiento, en un estado donde impera el desorden judicial, la corrupción y la criminalidad.

Con todo el aparato federal detrás y su padre al frente de la campaña, Evelyn Salgado se convirtió en gobernadora, o en algo así como gobernadora honoraria, pues su padre es el que hace y deshace con la nueva gubernatura.

No hay antecedentes de un caso semejante en la historia política del país y los resultados están ya a la vista. A menos de un año de instalado el nuevo gobierno morenista, Guerrero está sumido en una ola de violencia generalizada. Acapulco, Chilpancingo y Coyuca de Benítez, las tres más importantes poblaciones, gobernadas también por Morena, están en una situación crítica.

En los 242 días del gobierno de la familia Salgado, se han registrado nada más 710 homicidios dolosos y la situación tiende a empeorar. El aparato estatal es un desorden en su funcionamiento institucional, pero Félix Salgado tiene derecho de acceso libre a Palacio Nacional.

Si, hay ya 22 gobernadores de Morena, y el año que entra podrían aumentar a 23, en medio de una euforia más que ingenua de la población que los votó, y de una perfidia irresponsable de parte de quien los puso, pero esto apenas comienza y sus efectos se notarán sólo en un mediano plazo, cuando tal vez ya haya pasado la elección presidencial de 2024, y venga otra etapa muy diferente.

Así como los cuatro casos referidos, uno del norte, uno del pacífico, uno del bajío y otro del sur, existen muchos otros casos donde llegaron a las gubernaturas personajes con perfiles que no entonan para ocupar cargos tan delicados, pero fueron impulsados por la marea morenista.

En la Ciudad de México, el traspatio del poder central, bajo la gobernanza de Claudia Sheinbaum, precandidata presidencial e íntima de la familia López Obrador-Gutiérrez Müller, la ciudadanía ya se hartó de que las cosas no funcionen y Morena perdió 9 de 16 delegaciones.

Ya se puede formar una idea de lo que sucederá con muchos de los gobernadores de Morena, los cuales están aún en el periodo de gracia pero, inevitablemente irán mostrando su verdadero rostro en los próximos años, y sorpresas desagradables habrá muchas, además de desilusiones, y ya se sabe que es peor la desilusión que el no haber tenido amores.

Asistamos pues a este periodo de euforia, de mitote y de cohetones agoreros de la fiesta, porque después habrá que recoger las varas y el olor a pólvora quemada.

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