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Xóchitl Gálvez, un camino lleno de riesgos y agresiones

Especiales / Slider / 1 agosto, 2023

Por: Gerardo Lozano

El 10 y 11 de julio, Xóchitl Gálvez estuvo en Torreón y abarrotó dos veces el Centro de Convenciones, donde se dieron cita una parte del panismo, gente de la sociedad civil (la mayoría clase medieros), empresarios y una menor proporción de priistas. 

Había una enorme expectación por escuchar personalmente a esta mujer, y la experiencia fue gratificante: se encontraron con una persona que inspira jovialidad, que emplea un lenguaje atractivo, refrescante, con una historia de vida ejemplar y con una formación académica inesperada, alguien que se ha convertido en un fenómeno de popularidad en unas cuantas semanas. Sin embargo, políticamente el asunto apenas comenzaba. Unos días después el sistema comenzó su ataque y el lodo ha comenzado a fluir como río.

La guerra la inició el propio Andrés Manuel López Obrador. Con la virulencia que le es característica, ha atacado sistemáticamente a Xóchitl Gálvez, sin importar la ley ni la misma figura presidencial, ni siquiera la sana prudencia. Ha lanzado lodo encima de una mujer a la cual evidentemente teme y, con todos los recursos del poder, busca destruir su imagen antes de que su popularidad se vuelva incontrolable.

La historia de Xóchitl Gálvez se ha posicionado a velocidad de vértigo en las redes sociales, lo que permite conocer que nació en una familia sumamente humilde, de origen indígena por parte del padre, con mucha violencia machista; condiciones extremas que transcurren en un pequeño poblado del estado de Hidalgo, llamado Tepatepec.

Dicho por ella misma: vendía gelatinas y tamales desde los ocho años para ayudar a su madre. Desde ahí emprende una carrera que la llevaría a vivir en un cuarto de azotea en la Ciudad de México, para cursar una ingeniería en la UNAM, gracias a una beca gubernamental. Se vuelve experta en informática, robótica, inteligencia artificial y sistemas, especialidades que hoy están en la punta del desarrollo tecnológico. Es bilingüe y es ecologista por profesión y vocación. Se desplaza en bicicleta. 

De ahí pasa a ser una exitosa empresaria y luego ingresa a la política, en ese orden.

Una historia de superación como para novelarla e inscribirla como modelo de éxito y superación personal, pero, aunque eso por sí solo tiene un peso enorme, lo que más preocupa a López Obrador y a Morena es la personalidad de la mujer: carismática, alegre, con el don de la palabra, demasiado competitiva y, algo que desconocen los acartonados y ceremoniosos políticos mexicanos, es una persona que se divierte cuando compite. Tener un adversario electoral así debe meter bastante miedo.

LA GUERRA DE LODO

La consiga es entonces destruir toda esa historia, de raíz; desvirtuarla por completo, no dejar piedra sobre piedra, al estilo de las guerras de Roma.

Como la palabra de moda es narrativa, hay que construir y difundir una narrativa desde el poder, que enlode a esta mujer y la convierta en una farsante, pero en el intento se corre un riesgo enorme: pueden hacerla impermeable a cualquier crítica, y entonces no habrá narrativa retorcida que valga.

El primero al ataque ha sido el propio presidente. Para abrir afirmó que es un “títere” de la oligarquía, de la mafia del poder, de Claudio X. González, el gran villano favorito de la derecha. Pero como Xóchitl Gálvez es una polemista natural le responde al otro día: el presidente es machista, no concibe que una mujer tenga los méritos y la capacidad por si misma para buscar ser presidenta de la república, tiene que estar siendo usada por uno o varios hombres.

AMLO se ve mal, recula y afirma que él nunca ha atacado mujeres, cuando ha sido feroz contra mujeres como la ministra Norma Piña, y eso le ha salido bastante caro.

Manda investigar las empresas de Xóchitl Gálvez a la Secretaría de Hacienda y a la Unidad de Inteligencia Financiera; las instancias del poder al servicio del grupo en el poder, en un gobierno que se dice de izquierda y en un hombre que vende la idea lastimera que fue víctima del poder.

Cometiendo varios delitos, da a conocer los contratos de las empresas, supuestamente desde 2015 a la fecha, las transferencias financieras, todo lo que le proporcionan sus funcionarios. Ha facturado 1,400 millones de pesos, y los presenta como ganancias, para retorcer más las cosas, y evita decir que los contratos al sector público son unos cuantos, y son muy pequeños, además de que son a través de licitaciones, no de asignación directa y discrecional como los enormes contratos de la SEDENA.

Para que el abuso de poder sea redondo hay que agregar el estilo personal: la sátira y la perfidia. “La mafia del poder quiere vender una farsa, como esta mujer pasó de vender gelatinas a millonaria”. Es difícil tener más mala leche y más falta de respeto hacia una mujer que, efectivamente, vendía gelatinas y hoy es una exitosa empresaria. ¿Pero qué mexicano pobre no quiere tener una historia así? ¿Entonces la mujer es una chingona? Se pregunta el pueblo bueno y los clasemedieros aspiracionistas. 

Pero hay que ponerle más lodo y replicar toda la inmundicia que ha salido de Palacio Nacional. Jesús Ramírez, el poderoso encargado de comunicación, debe ponerse a trabajar y mover su extensa red de relaciones, portales en la internet, columnistas afines, caricaturistas orgánicos, mastines mediáticos guardianes de la 4T. Todos deben desquitar estar en la nómina y las regalías y beneficios que reciben. Hay que terminar con “el mito de Xóchitl Gálvez”.

MÁS EL FUEGO AMIGO

Hay que comenzar por los orígenes: desvirtuar que Xóchitl Gálvez tenga realmente orígenes indígenas, para lo cual hay que hacer toda una serie de elucubraciones sobre indigenismo y mestizaje. El uso del huipil es pura demagogia, ella es una empresaria rica. Y así con cada una de las facetas de la historia personal y de su personalidad.

Da vergüenza que participe en esto gente del tipo de Lorenzo Meyer, por citar a uno de los “intelectuales” orgánicos que se consideraban serios, pero el poder y los beneficios obligan, de manera directa o indirecta.

Xóchitl Gálvez es una precandidata sorpresiva e incómoda también para los demás precandidatos del Frente Amplio por México, que agrupa a los partidos PAN-PRI-PRD y a varias organizaciones de la sociedad civil.

Por el PRI hay dos precandidatos en firme: Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid. De los dos, Beatriz Paredes considera tener más posibilidades por su trayectoria política y por ser mujer, mientras que Enrique de la Madrid, que se considera parte de la dinastía priista, ha sido secretario de Estado y es hijo del expresidente Miguel de la Madrid.

Beatriz Paredes, una mujer que acaba de arribar a los 70 años de edad, se siente incómoda con el fenómeno que está representando Xóchitl Gálvez, a quien, con lenguaje muy diplomático, no le concede los méritos políticos suficientes. Pero el tiempo de Paredes ya pasó, aunque tenga la peculiaridad de ser algo así como la madrina política de Alejandro “Alito” Moreno.

Enrique de la Madrid se siente también incómodo, aún cuando tiene una mejor imagen mediática, pero sencillamente no tiene forma de competir con alguien de las características de Xóchitl Gálvez, por lo cual el PRI, aunque ya se daba por sentado, por primera vez en su historia no podría tener candidato a la presidencia, y eso muchos no lo digieren.

Dentro del PAN, Santiago Creel, quien es una gente muy colocada dentro de la nomenclatura panista a nivel nacional y que ya intentó ser candidato por lo menos en dos ocasiones, está molesto y no lo disimula, al grado de cometer algunos errores en sus pronunciamientos, como el decir que enfrenta un extraño “racismo” a la inversa por ser “güero” de ojo claro, al igual que Enrique de la Madrid, lo que es un disparate. Creel, con los medios que estén a su alcance, hará ruido al interior de la dirigencia nacional panista.

Hay toda una serie de precandidatos que se anotaron en el proceso interno, la mayoría de los cuales no llenan el perfil, así como otros que ya se han “bajado”, molestos por el complicado proceso interno, pero realmente porque no consideran tener la fuerza mediática y la presencia para ser competitivos. Varios lo han hecho de buena manera, pero otros con resentimiento, como es el caso de la priista Claudia Ruiz Massieu. 

No son pocos los políticos de las dirigencias nacionales de los partidos del frente que se sienten incómodos con Xóchitl. La perciben demasiado libre, fuera de los controles de la estructura de los partidos y con demasiada fuerza personal, que provendría mucho más del apoyo ciudadano que de la clientela partidista.

En la última encuesta publicada por México Elige, que se divulgó el 18 de julio pasado, ya los números eran muy contundentes e inquietantes.

Dentro del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez tenía un 51% de preferencia; Santiago Creel un 10.5%; Enrique de la Madrid un 10% y Beatriz Paredes solo un 8%.

En la medición abierta, considerando a todos los candidatos de todos los partidos, Claudia Sheinbaum registraba un 25% de preferencia, pero está ya en un empate técnico con un 23% de Xóchitl Gálvez, seguidas de Adán Augusto López, con 16.5%, Marcelo Ebrard con 11% y Santiago Creel con solo un 3%.

Esto ha prendido las alarmas en Morena, pues el fenómeno de popularidad de Xóchitl Gálvez tenía apenas tres semanas, mientras que Claudia Sheinbaum está en campaña amañada desde el 2022 y se han gastado en ella una enorme cantidad de recursos, además de tener el apoyo de todo el aparato federal.

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Redacción




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