Frontera de Coahuila: crimen, migración y ‘coyotes’ la aprovechan

Por: Eduardo Rodríguez

El crimen jamás descansa y Coahuila se está convirtiendo en un paso atractivo, aún para algunos funcionarios corruptos del Instituto Nacional de Migración y policías de estados del sur del país

Los últimos dos gobiernos de Coahuila han logrado mantener la frontera más segura y menos problemática entre todos los estados norteños del país, pero esto lo han están comenzando a aprovechar el crimen organizado, que manipula ya a gran parte de la migración extranjera, los “coyotes” o pasadores de migrantes mexicanos y organizaciones de traficantes que están intentando trasladar droga a los Estados Unidos sin tener que enfrentarse a otros cárteles.

El crimen jamás descansa y Coahuila se está convirtiendo en un paso atractivo, aún para algunos funcionarios corruptos del Instituto Nacional de Migración y policías de estados del sur del país.

Se habla mucho del enorme flujo de migrantes que entran por el estado de Chiapas al país, y de las caravanas que atraviesan nacional para tomar la ruta de Coahuila, en el propósito de llegar hasta los Estados Unidos, pero se habla muy poco del papel que están jugando las organizaciones del crimen organizado, que es cada vez más importante, de la corrupción policíaca en México y de otro hecho lamentable: la migración ilegal de mexicanos hacia los Estados Unidos, que es un fenómeno que no para y tiende inclusive a incrementarse.

Los pueblos y rancherías, donde las oportunidades de trabajo son escasas y no hay alternativas para una gran parte de la población joven, están expulsando permanentemente parte de su población hacia el país vecino.

Rodolfo, de 25 años, y su hermano Iván, de 23, trabajan desde los 15 años como jornaleros agrícolas. Son trabajos eventuales, donde ganan un promedio de 250 a 300 pesos por una jornada laboral de 5 a 6 horas por día. Viven en el poblado La Loma, ubicado al lado de Durango, a 30 kilómetros de Torreón, en la región Lagunera.

Tanto Rodolfo como Iván viven en un cuartucho de adobe, a un lado de la casa del hermano mayor, que no son sino otros dos cuartos de adobe, rodeados de cacharros, láminas viejas, ropa vieja en un tendedero y un esqueleto de un automóvil desmantelado.

Aquí no hay futuro posible, el panorama es desolador, por lo menos para ellos, que apenas cursaron los estudios de secundaria y sus padres no tienen tierras o algún bien del cual vivir.

Ambos han decidido irse a los Estados Unidos como migrantes ilegales, por lo que han contactado a un pariente, que se dedica a reunir grupos de hasta diez gentes del pueblo que deseen irse de “mojados”. Tiene por lo menos 10 años como “coyote”. Hasta hace cinco años pasaba a sus clientes por la frontera de Chihuahua, pero ahora lo está haciendo por Piedras Negras.

Aún para los dos muchachos que son sus parientes, cobra 120 mil pesos por “pasar” a cada uno, argumentando que le tiene que pagar al menos 10 mil pesos al crimen organizado por cada gente que lleva, pero además tiene que corromper a personal de ferrocarriles de México y los Estados Unidos.

Los 120 mil pesos pudieran parecer un exceso, más para un jornalero agrícola que gana un sueldo tan bajo y tiene que trabajar años, pedir dinero prestado y recibir, también prestado, dinero de sus parientes, pero el “coyote” ofrece primero “pasarlos” a los Estados Unidos, luego trasladarlos, por tren, hasta el estado de Colorado y, ya en el estado de Colorado, conectarlos con gentes que pueden conseguirles un empleo.

Para pasar de Piedras Negras a Eagle Pass, Texas, hay una serie de relaciones que están engrasadas por la corrupción y, ya una vez internados en el estado de Texas, hay también una serie de conexiones, también a base de corrupción, con personal de empresas ferroviarias norteamericanas, que les permiten subir a los trenes y viajar escondidos en vagones hasta el estado que desean. Los viajes son a estados distintos de los EEUU.

Desde hace años el crimen organizado ha convertido a la migración en uno de sus grandes negocios, el cual se ha ido incrementando, para lo cual se han ido apoderando de parte del estado fronterizo de Chiapas, donde inclusive ya existen pugnas por el control del territorio.

Contra lo que se piensa, una parte de los migrantes que provienen de países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Honduras, El Salvador o Guatemala, antes de emprender el viaje venden los pocos bienes que tienen, juntan sus ahorros y reciben dinero de parientes que ya viven en los Estados Unidos.

Existen así varios tipos de migrantes: los que se lanzan a la aventura sin más que la temeridad y la ignorancia; los que viajan con una cierta cantidad de dinero, organizados en grupos con la ayuda de “coyotes” que les prestan cierta ayuda, pero otra parte desde que sale de su país de origen establece contactos y lleva dinero para pagar a “coyotes” profesionales, los cuales están arreglados con el crimen organizado, que les brinda protección y los ayuda a llegar hasta la frontera con los Estados Unidos, pero además a pasarla.

Los que no tienen más recursos que la temeridad y la ignorancia, suelen ser sujetos de robo, violencia de todo tipo, maltrato policías, ataques del crimen organizado, que les quita lo poco que traigan. Viajan colgándose de los trenes y son amontonados en las fronteras, solo para ser maltratados y deportados por la policía y los militares del lado mexicano y norteamericano.

Quienes traen dinero pueden pagar hasta 7 mil dólares para llevarlos de Chiapas hasta una ciudad fronteriza con los Estados Unidos. Ya en la frontera pueden ser internados en territorio norteamericano, pero dejados a su suerte, lo que terminará en deportación o en un posible trámite migratorio sumamente dificultoso. Es un engaño, pero sobre todo es un enorme negocio para los criminales, los “coyotes”, que también son criminales, los policías y funcionarios de migración.

La mayor parte de los migrantes que llegan hasta Coahuila no lo hacen de una manera espontánea: los traen en grupos organizados; los envían en caravanas enormes, en lo que es toda una compleja red de gente dedicada al tráfico de personas. Nada es casual y Coahuila se ha convertido en una frontera atractiva, lo que está generando ya muchos problemas, no solo de seguridad, humanitarios, sino incluso económicos, ya que el gobierno texano realiza bloqueos en el tránsito de vehículo comerciales, lo que provoca pérdidas millonarias.

El gobierno federal, la guardia nacional, el ejército, los policías estatales y los funcionarios de migración, conocen todo el entramado que se mueve detrás de la marea humana de una migración permanente, interminable, pero gran parte de ellos están inmiscuidos en lo que se ha convertido en un enorme negocio; un negocio de tráfico de seres humanos, donde no solo se da la crueldad de manipular la migración hacia los Estados Unidos, sino que se aprovecha también para otros giros más siniestros, como trata de persona con fines de explotación sexual, reclutamiento forzado para incorporarse a las organizaciones criminales y secuestro, entre otros delitos.

Los criminales pueden detectar que hay migrantes con parientes viviendo en los Estados Unidos, lo que puede terminar en secuestros con fines de extorsión. Si no se logra el propósito económico del secuestro, el migrante puede ser asesinado y desaparecido.

Los flujos migratorios de hace 10 y 20 años son completamente distintos a todo lo que está ocurriendo hoy en día. Millones de mexicanos pobres han migrado de manera permanente a los Estados Unidos de manera ilegal por generaciones, enfrentando riesgos, entre los cuales el más importante eran las condiciones climatológicas de una buena parte del territorio que tenían que atravesar caminando, pero eso se ha vuelto ya parte del pasado.

El crimen, que explota todo lo ilícito, ha descubierto un gigantesco negocio en el éxodo humano que enfrenta hoy México, y el gobierno federal está siendo particularmente ineficiente, lo que le acarrea serios problemas a los estados fronterizos del norte del país, por más esfuerzos que estos hagan de tratar de mantener en orden su frontera.