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El “sexting”, un problema más del celular y las redes sociales

Análisis Político y Social / Coahuila / Slider / 30 abril, 2019

Por: Marcela Valles

La Universidad Autónoma de Coahuila está implementando todo un protocolo para proteger a sus estudiantes del abuso sexual, el acoso en todas sus modalidades y prácticas como el sexting, la cual en un inicio consistía en mandar mensajes de texto con contenido sexual, e incluso imágenes y videos. El anglicismo hoy se emplea para definir también el delito de compartir digitalmente este material (ya sea con una sola persona o masivamente en redes sociales) sin el consentimiento de la persona involucrada, y abarca casos incluso más graves en los que dicha persona no dio siquiera su permiso para ser fotografiada o grabada. La persona víctima de sexting puede sufrir serios daños de carácter psicológico y social.

Con motivo de la celebración del Día de la Mujer, la UAdeC invitó a su estudiantado a que realizara la denuncia de actos de abuso sexual de cualquier naturaleza.

Cuatro alumnas de la Facultad de Jurisprudencia de la Unidad Saltillo denunciaron: una por violación consumada, una más por intento de violación y amenazas de muerte y dos más por ser víctimas de sexting.

Debido a esta situación, el rector, Salvador Hernández Vélez, declaró a los medios que la universidad no permitirá ninguna práctica de abuso sexual, protegiendo a todo su estudiantado, que rebasa las 30 mil matrículas entre el nivel superior y el bachillerato. Para el propósito se implementará un protocolo, que contempla medidas de protección a las víctimas y asistencia de índole psicológica, física y jurídica, para que las personas afectadas puedan inclusive llevar su denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado.

El caso de las cuatro alumnas de la Facultad de Jurisprudencia es sólo la punta de un iceberg sobre un problema de grandes dimensiones que se ha estado gestando en la sociedad mexicana y en el mundo en general, como consecuencia del cambio en el comportamiento sexual de púberes, adolescentes, jóvenes e inclusive adultos de mayor edad, combinado con el mal uso del teléfono celular y las redes sociales.

75% de la población de 12 años ya tiene un celular; a los 13 años el porcentaje sube a 83.2% y a los 15 años hasta a 94%. El mayor porcentaje de casos de “sexting” se da entre los 15 y los 16 años de edad, pero se han detectado muchos casos donde se inicia desde los 12 años.

El problema parece iniciarse en la poca atención y educación que están brindando los padres de familia a sus hijos y la poca atención que existe dentro del sistema educativo sobre el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación; un problema que se extiende a la sociedad en general, lo que da una idea de la magnitud que pueden alcanzar este tipo de problemas, los cuales podrían tan solo estar comenzando.

Ante la cantidad de denuncias y casos de sexting y otros problemas generados en el uso inadecuado del teléfono celular y las redes sociales, la revista especializada JAMA-Pediatrics realizó un estudio global sobre las edades de disponibilidad de un teléfono celular en púberes y adolescentes.

Se pudo establecer que en la población de 12 años, un 75% ya tiene un celular; a los 13 años el porcentaje sube a 83.2% y a los 15 años hasta a 94%. En el nivel de bachillerato y universidad en ciudades medias y grandes, toda la población dispone de un teléfono celular o smarthpone.

La misma investigación permitió establecer que el mayor porcentaje de casos de “sexting” se da entre los 15 y los 16 años, pero se han detectado muchos casos donde se inicia desde los 12 años, sobre todo en ciertos medios urbanos.

“Entregar un smartphone a una niña o un niño de 12 años sin educación y supervisión adecuadas es una gran irresponsabilidad.”

EL PROBLEMA ES LA EDUCACIÓN

En la opinión de expertos en psicología y pediatría, como Michael Campbell, el problema de fondo no está en los teléfonos celulares ni en las redes sociales, sino en el cambio de hábitos sexuales de la población y en los cambios de la composición y funcionamiento de las familias, lo que se traslada a un medio social que está siendo dominado cada vez más por el espectáculo y la divulgación de ciertas conductas, bajo el principio de que todo es tolerable y nada puede pasar por una valoración ética.

“No estamos diferenciando entre niños, púberes, adolescentes y adultos: todos son bombardeados diariamente con los mismos mensajes y los padres, los maestros y los órganos públicos responsables no están atentos a ello”, comenta Campbell para JAMA-Pediatrics.

“Vivimos en una sociedad que no está partiendo de que todo individuo debe formarse en la responsabilidad sobre sí mismo; en la responsabilidad de su cuerpo y de su persona, lo que se traduce como dignidad propia y respeto a la dignidad que debe de tener el otro.

“Entregar un smarthpone a una niña o un niño de 12 años sin una educación y una supervisión adecuada es una gran irresponsabilidad por parte de los adultos, que ordinariamente son sus padres”, añade.

Lo que hoy seguimos llamando en México como “teléfono celular” hace ya muchos años que dejó ser sólo un teléfono para convertirse en un aparato multimodal, que abre una inmensa puerta a la comunicación interpersonal y a la información, entre muchas otras funciones que van desde lo financiero a lo meramente lúdico o de divertimiento.

Junto a las enormes virtudes de esta tecnología han aparecido graves problemas para el comportamiento humano, una de ellas es la pérdida de la intimidad, aun de la intimidad sexual, y la exposición irresponsable de aspectos de la persona que se vuelven de acceso público y, lo más delicado, sobre los cuales se pierde el control.

De la aparente inofensiva selfie, donde el propietario del smarthpone se toma fotos a sí mismo en situaciones inocuas para compartirlas en las redes sociales a través de Facebook, Whatsapp o de cualquier otro medio, estamos ahora en el “sexting”, donde una persona adolescente o adulta permite ser grabada o fotografiada en situaciones eróticas y posteriormente, sin su consentimiento, publicada en las redes sociales, en lo que es un acto que puede causar un daño inclusive irreparable.

UNA AGRESIÓN BRUTAL A LA INTIMIDAD

El año pasado se presentó un caso muy delicado de “sexting” en un conocido colegio de nivel secundaria y bachillerato de la región.

Un grupo de alumnas del último grado de secundaria organizó lo que era originalmente una inofensiva “pijamada”, en la casa de una de ellas, cuyos padres se encontraban fuera de la ciudad.

Las cosas comenzaron a convertirse en algo diferente cuando fueron al Oxxo más cercano y adquirieron bebidas four loko y sky. La primera es una bebida alcohólica de diferentes sabores pero fue prohibida en los Estados Unidos por contener estimulantes que hacen un efecto similar al de algunas drogas; la segunda es vodka con saborizantes y azúcar, pero debido a la alta concentración de alcohol del vodka, mezclado con azúcar, hace un efecto muy rápido en el organismo.

El grupo de las cinco quinceañeras comenzó a alcoholizarse y luego vino la iniciativa de quitarse la ropa y comenzar a tomarse selfies, de ahí una de ellas propuso un juego por el cual hicieron parejas y comenzaron a besarse; de los besos se pasó a los tocamientos y de ahí a lo que se puede considerar como relaciones sexuales, pero mientras todo esto sucedía cada una de ellas grababa todo con su teléfono celular.

Dos de ellas mostraron resistencia desde el inicio y trataron de controlar la situación, pero finalmente se perdió todo control. Alcoholizadas, terminaron por dormirse y al día siguiente dieron por concluida la fiesta, con el acuerdo que ninguna contaría nada de lo sucedido.

Pasaron alrededor de tres meses, cuando se suscitó un conflicto de amistad entre dos de ellas. Todo parecía haber terminado en un problema de adolescentes, pero una de ellas, a manera de venganza, subió a un grupo de whatsapp un video sobre la otra, donde sostenía relaciones sexuales con una compañera en aquella reunión.

Aterrada, la adolescente entró en pánico, al saber las consecuencias que ello tenía, tanto en su familia como en su medio escolar y en su círculo de amistades. Desesperada, recurrió a la peor salida: se tomó medio frasco de pastillas psicotrópicas que le sustrajo a su madre.

Por fortuna pudo recibir atención médica a tiempo, pues antes de perder la conciencia tiró al piso la lámpara de su buró, que era de cristal e hizo un gran estrépito, de otro modo no salva la vida.

Entre las autoridades de la escuela y los padres de familia pudieron eliminar todas las grabaciones y las fotografías del “sexting”, antes de que pasara a un medio como Facebook o cualquier otra red de difusión más amplia donde se pierde el control de lo publicado.

El primer cuestionamiento era la conducta de la adolescente que realizó el “sexting”, pero lo más preocupante para los padres y la autoridad escolar era el comportamiento sexual de las cinco adolescentes y el haber grabado el mismo.

Para los padres y madres el evento fue traumático, difícil de asimilar, al grado de que algunos de ellos cayeron en la negación o querían creer que “alguien” les había colocado algo en las bebidas a sus hijas. Finalmente la mayoría aceptó que requerían terapia familiar para entender y tratar de superar lo que había ocurrido.

Todos los involucrados salieron, en menor o mayor medida, muy dañados emocionalmente. La adolescente víctima del sexting sigue hasta la fecha en psicoterapia y tuvo que ser cambiada de escuela, además de perder gran parte de su círculo de amistades.

PENAS MÍNIMAS O INEXISTENTES

El primer caso de sexting que cobró cierta relevancia dentro del medio regional sucedió en San Pedro de las Colonias. Alguien, no se sabe con qué propósitos, envió a varios medios de comunicación y subió a las redes un video de muy fuerte contenido sexual, tomado a la dirigente del PRI juvenil de San Pedro, una muchacha muy joven, tal vez a la mitad de sus veinte.

En el video, que dura varios minutos, posa para su acompañante, quien tuvo buen cuidado en nunca aparecer. Primero le realiza un striptease completo mientras hace comentarios desenfadados, posteriormente sostiene relaciones sexuales explícitas mientras él la graba y al final muestra su genital y lo manipula, con total desenfado, mientras dialoga con su acompañante.

Aunque el acompañante no aparece nunca a cuadro, durante todo el video dialoga con ella, por lo cual dentro del medio político de San Pedro se desató todo un cotilleo sobre quién era el acompañante y autor del video, juzgando por su voz. La mayoría señalaba al propio alcalde en turno, el conocido empresario local Juan González, quien hasta la fecha siempre lo ha negado y nadie le ha desmentido en su dicho.

Pese al escándalo, el caso se fue diluyendo por si solo hasta desaparecer, pero el video sigue en las redes y en los archivos de quien quiso conservarlo. La afectada eludió hacer cualquier tipo de comentario en los medios, mucho menos trato de interponer alguna demanda.

Para Rosa Alicia, una mujer de 29 años, quien contrajo matrimonio a los 27, las consecuencias del “sexting” fueron devastadoras.

A los dos años de casada y llevando aparentemente una relación normal de pareja, de pronto en dos grupos de whastsapp conformados por las amistades de ambos, apareció un video donde ella sostiene relaciones sexuales con un hombre en lo que posteriormente se identificó como la habitación de un hotel de Mazatlán, Sinaloa.

Sobrevino lo esperado: la pareja entró en un grave conflicto que terminó en el divorcio, con daño para ambas partes pero principalmente para ella, quien inclusive terminó radicándose en otra ciudad.

Rosa Alicia sí interpuso demanda al responsable del “sexting” por medio de un despacho de abogados, pero el demandado argumentó que en aquel momento eran pareja sentimental, antes de que inclusive contrajera matrimonio; que había sido una iniciativa de ambos, los dos mayores de edad, con consentimiento e incluso había más material de grabación.

Por recomendación de su abogado argumentó que subió el video a la red “sin dolo”, motivado más bien por sentirse ofendido sentimentalmente, argumentando además que ella también poseía una copia de dichos videos.

La demanda no logró que el juez encontrara elementos para fincar algún tipo de sanción por la acusación, que era por daño moral y lo demás que resultase.

Y esto es uno de los problemas más fuertes en torno al “sexting”: la mayoría de los casos que se presentan es entre mayores, por lo que se complica mucho el fincar sanciones legales al responsable.

Además del sexting, está el muy fácil acceso a la pornografía, la prostitución y el cibersexo, que tiene sitios donde operan profesionales de la extorsión.

En los casos de personas adultas la casi totalidad de las fotografías y videos fueron tomados con el consentimiento de quien posteriormente se convierte en víctima de “sexting” y, por supuesto, no hay ningún acuerdo de confidencialidad.

Si el “sexting” va acompañado de pruebas sobre amenazas, acoso, extorsión y la intención de provocar un daño, los afectados tienen posibilidades de llevar a cabo un juicio, pero hasta ahora sólo se tiene registrado un caso en la ciudad de Monterrey, en el cual la víctima fue debidamente asesorada en lo legal y reunió pruebas sobre intento de extorsión y daño moral, lo que permitió al juez fijara sanciones importantes.

EDUCAR PARA PREVENIR

Más que pensar en cuestiones jurídicas, que se vuelve un tema sumamente complicado, la solución parece estar en la educación de los padres y educadores escolares sobre el buen uso del smarthpone y de otras herramientas tecnológicas, como la computadora y las tabletas.

El evitar conductas riesgosas y el desarrollar malos hábitos de su uso entre los púberes y adolescentes ayuda en mucho a evitar lo que se ha denominado como la “perversión” de las redes sociales, no sólo en lo que al sexting se refiere, sino al uso en general de las tecnologías, donde está transcurriendo, ya sea en diálogos, en imágenes fijas o en videos, la vida privada de miles de millones de personas, una gran parte de ellas menores de edad.

Además del sexting está el muy fácil acceso a la pornografía, la prostitución y el cibersexo, que tiene sitios donde operan profesionales de la extorsión.

Decimos que el problema, de no fomentarse la educación y la supervisión de los educadores, podría estar apenas comenzando, pues ahora han aparecido los llamados “retos”, que consisten en “juegos” por los cuales los púberes, adolescentes y jóvenes se conectan para llevar a cabo los más absurdos como riesgosos “retos”, para ver quién es capaz de ganarlos.

En diciembre pasado, en la colonia Quintas del Nazas, en la ciudad de Torreón, se dio la trágica muerte de un adolescente de apenas 14 años, quien entró al reto de colocarse una bolsa de plástico en la cabeza y rociarla con espray para el pelo, lo que provoca que el plástico se contraiga, impidiendo la respiración y corriendo el grave riesgo de asfixia, lo que sucedió en este caso.

Cuando los padres llegaron encontraron a su hijo muerto y la computadora abierta en la página del “reto”. Ya era demasiado tarde.

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