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¿Todo es culpa de la lluvia? Entre agua y negligencia: las inundaciones 

Crónica / Crónica Principal / 30 octubre, 2018

Por: Grisel López Manzanares 

A lo largo de septiembre se presentaron intensas lluvias en la Comarca Lagunera que tomaron por sorpresa a la ciudadanía y al SIMAS. Ni los civiles ni el sistema pluvial de la ciudad estaban preparados para poder resistir precipitaciones que, en días, llegaron a ser mayores a las que se acostumbran en el año. 

Siendo un clima semiárido, usualmente llueven 18.1 milímetros en promedio por mes, pero los meses en que llueve son pocos. En esta ocasión, durante la primer semana de septiembre fueron 300.2 milímetros de lluvia del cual el 70% se acumuló en los primeros cuatro días.  

Por lo menos el 40% de los habitantes se vieron afectados por las fuertes lluvias y, aunque en efecto el sistema pluvial no está diseñado para esas grandes cantidades de agua, la mucha o poca infraestructura habida se veía tapada por un significante porcentaje de basura, según reportes de PASA.  

Lo cual tampoco es sorpresa puesto que la cantidad de basura que se llega a ver en las calles siempre ha sobresalido en el panorama y de esto no se les puede responsabilizar completamente a las compañías previamente mencionadas.  

El tener un drenaje en mal estado hizo que, además de las inundaciones causadas de forma “natural” por las precipitaciones, el nivel del agua aumentara cuando las alcantarillas comenzaron a regurgitar todo lo que habitaba en ellas. 

Por ende, ni la población puede culpar completamente al gobierno por no tener en “buen estado” el sistema de drenajes cuando no se hace su parte de responsabilidad ambiental y mantener limpias las calles, ni el gobierno puede culpar completamente a las lluvias por las inundaciones bajo las cuales se vio afectada la ciudad. Porque aunque los ciudadanos han sido irresponsables, también es necesario el mantenimiento de la infraestructura, el cual claramente tampoco se le había estado dando de forma adecuada. 

Aunque la ciudad ha tenido alternancia en sus gobiernos entre el PRI y el PAN desde finales hace un poco más de veinte años, la inversión en drenaje ha sido muy baja, en ocasiones mínima o inexistente, agravándose el problema ante el ya evidente cambio climático que se refleja en el incremento de lluvias que siguen un padrón muy errático. La mayor parte de la precipitación anual de lluvias se da en no más de 8 a 10 días. 

 

ENTRE EL AGUA 

Se entrevistaron a habitantes de la colonia Provitec, Nueva California y Torreón Residencial para recopilar relatos sobre cómo vivieron los estragos de las intensas precipitaciones y el drenaje en mal estado. 

“Durante la madrugada, empecé a escuchar unos sonidos muy extraños en el patio, no podía imaginar qué era. Para cuando me asomé, porque no dejaba de sonar, vi que era el agua saliendo del caño que tenemos en el patio. Así empezó en el patio, luego sonaba en el baño como si se fuera a salir el agua de la taza y para el día siguiente, empezó a brotar del lavaplatos. El agua empezó a brotar de todos lados, la casa se empezó a inundar más por dentro porque también de los ductos internos salía agua del drenaje. Olía muy feo, muy, muy feo. Tomamos nuestras cosas y nos salimos de la casa.”

“Aquí (Provitec) si de por sí casi cada que llueve nos va como en feria, ahora sí sentí que vivía en La Laguna. Ya sólo nos estuvimos asomando por la ventana al pendiente de que no fuera a pasar un auto muy grande y nos fuera a echar el agua más para adentro de la casa. La gente salió a la calle y empezó a cerrar vialidades y aunque muchos se molestaron, con justa razón lo hacían porque los camiones sólo hacían que el agua hiciera más y más olas y con más ganas entraba a las casas. Mi cuñado que vive en Las Fuentes, ya ve que igual ahí cada que llueve se les inunda bien feo, me dijo que pusiera unos costalitos de tierra en las entradas, pero pues ya para cuando quise salir a conseguirlos ya estaba más difícil poder llegar a comprarlos, ya era más probable que me quedara yo sin carro a mitad de camino”. – Anónimo, edad 52 años, residente de la zona Provitec. 

“Dejando de lado lo de mi casa, mi segunda mayor preocupación era cómo le iba a hacer al día siguiente. ¿Cómo iba a llegar al trabajo a tiempo si primero tenía que pasar a dejar a mi hijo a la escuela? Después de un rato de pensarle y pensarle pues me di cuenta que más bien le iba a tocar a mi jefe ser comprensivo. Pensé en la ruta que haría en mi camioneta para llegar al trabajo y la publiqué en Facebook para que quien necesitara un aventón me avisara. A mi hijo ni de chiste lo iba a llevar al kinder”. –Anónimo, 32 años, residente de la colonia Nueva California. 

“Nosotros empezamos a escuchar que empezó a llover muy fuerte. Mi esposo se asomó a ver qué altura de la banqueta estaba el agua y ya estaba próximo a desbordarse, puso en la entrada unos costalitos de tierra que tenemos porque ya nos había pasado que se nos metía el agua –cosa que antes aquí en esta cuadra nunca pasaba, tiene poco– y regresó a acostarse. Pude sentir cómo no estaba descansando preocupado por si subía más el nivel del agua y se nos metía a la casa, pero le dije que intentara dormir porque como quiera ya era de noche y no había mucho que se pudiera hacer. Durante la madrugada, empecé a escuchar unos sonidos muy extraños en el patio, no podía imaginar qué era. Para cuando me asomé, porque no dejaba de sonar, vi que era el agua saliendo del caño que tenemos en el patio. Así empezó en el patio, luego sonaba en el baño como si se fuera a salir el agua de la taza y para el día siguiente, empezó a brotar del lavaplatos. El agua empezó a brotar de todos lados, la casa se empezó a inundar más por dentro porque también de los ductos internos salía agua del drenaje. Olía muy feo, muy muy feo. Tomamos nuestras cosas y nos salimos de la casa.   

Nos fuimos para casa de mis suegros porque el agua no bajaba, no podíamos usar el baño ni la cocina y además olía muy fuerte a agua de drenaje. Sólo tomamos algunas cosas y cuando salimos, nos dimos cuenta que cuando pasaban los carros a dejar a los niños en el Colegio Alemán el agua hacía olas que provocaron que el agua se siguiera metiendo a las casas.  

Me fui a trabajar y mi esposo más tarde regresó a ver cómo estaba la casa, fue en la camioneta con otros dos empleados y mi papá. Esperábamos que el agua hubiera bajado pero seguía igual de inundado todo. Tuvieron que levantar del nivel del piso los sillones de la sala como pudieron. Todos los muebles que pudieron los alzaron para que no siguieran haciéndose feos por el agua. 

La limpieza en las calles concierne a todos, mas el gobierno no puede escudarse sólo en eso puesto que el mantenimiento del drenaje y mejoramiento de éste recae en ellos y, por supuesto, también la pronta construcción de un drenaje específicamente pluvial, obra que va siendo más y más primordial en Torreón y que parece que a ningún gobierno le ha interesado en verdad llevar a cabo.

Con suerte, pocos de nuestros electrodomésticos y cosas materiales se echaron a perder. Cerramos bien los closets para que no se metiera más el agua y regresamos como una semana después. Pasaron días y los vecinos sólo nos avisaban que iba a ir SIMAS pero que no se estaban dando abasto y aunque estaban intentando succionar el excedente de agua, era demasiada y no funcionaba.  

Cinco días después de todo fue a la casa la señora que nos ayuda a hacer el aseo. La casa estaba llena de tierra, lodo y basura, sólo le dijimos que fuera limpiando poco a poco lo que pudiera porque sí iba a ser mucho trabajo. Después de la limpieza a profundidad que hizo, nos marcó avisándonos de algo que nunca nos cruzó por la mente: entre todo lo que salió del drenaje, también salieron nidos de cucarachas; tuvimos que mandar a fumigar toda la casa porque había cucarachas -de las grandes– por todos lados. 

Al día siguiente, volvió a ir la señora que nos ayuda en la casa a limpiar todos los insectos que salieron muertos y hasta esa noche regresamos a nuestro hogar. Fueron días muy ajetreados y pues nosotros no podíamos dejar de trabajar con lluvia o sin lluvia. Gracias a Dios nosotros estamos bien y las pérdidas materiales fueron pocas, gastamos más en limpiar todo después pero ahora cada que llueve nos ponemos de nervios pensando en si se volverá a inundar así y qué pasará con nuestro hogar.” –Anónima, 43 años, residente de Torreón Residencial. 

Es destacable que al nivel de gravedad que escaló la situación no se puede culpar del todo a las intensas lluvias sino a la aglomeración de irresponsabilidades por parte del gobierno y ciudadanía. La limpieza en las calles concierne a todos, mas el gobierno no puede escudarse sólo en eso puesto que el mantenimiento del sistema pluvial y mejoramiento de este recae en ellos.  

Además el carente estado en el que se encuentran muchas de las calles y avenidas a causa de mala pavimentación y baches mal tratados sólo volvían más crítico el traslado de automóviles y esto se veía reflejado en las olas de agua que se extendían hacia las casas como fue mencionado por los entrevistados.  

Así como hubo personas que pudieron pagar para arreglar y traer a la normalidad sus hogares, sin duda hubo quien lo perdió todo. ¿Habrá sido esta imprevista temporada de lluvias una lección para los locatarios y gobierno? ¿Responderá el gobierno con las zonas más afectadas o se deslindará por ser “culpa” de un fenómeno natural?  

Entorno a todo esto existe un punto más importante a destacar: si es un clima semiárido y los registros históricos indican que apenas estamos un poco arriba de los 200 milímetros de lluvia al año, pero este es el quinto año en que sube al doble, es más que claro que el cambio climático se va haciendo presente.

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