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La realidad del Presupuesto 2022: Pemex y CFE por encima del Bienestar

Especiales / Especiales Principal / Slider / 7 febrero, 2022

Por: Rodrigo Tejeda

El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2022, aprobado sin cambiarle una coma por los legisladores morenistas, asciende a 7 billones de pesos, pero el gobierno sólo tiene menos de 2 billones de pesos como lo que se denomina Presupuesto Total Disponible, de los cuales destinará a PEMEX y CFE 64.5% de ese total y apenas un 26.9% a todos los programas denominados del bienestar, de los cuales tan solo un 17.2% se traducen realmente en asistencia social, descuidando al sector educativo, al sistema de salud pública y a la atención social, entre otros renglones básicos.

La propaganda de que el de la 4T es un gobierno orientado al bienestar social, al momento de analizar la asignación presupuestal para este año resulta un mito; un discurso que en la práctica no se sostiene y, por el contrario, orienta el gasto público a la monstruosa y deficitaria paraestatal petrolera que es PEMEX y a la CFE, otra empresa manejada con políticas financieras y tecnológicas obsoletas, las que se pretende reforzar con una reforma eléctrica que parece condenada al fracaso.

En medio de una pandemia y una economía severamente golpeada, además este presupuesto de egresos está fincado en que el país crecerá económicamente este año un 4.1%, cuando los especialistas empresariales estiman que un pronóstico optimista es apenas de un 3.0%, en tanto que la inflación cerró un poco arriba del 7% en 2022, en lo que se refiere a productos básicos, pero en materias primas e insumos los incrementos han sido mucho mayores en varios sectores de la economía.

En el Plan Nacional de Desarrollo (PND), en 2019 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fijó 30 Programas y Proyectos Prioritarios (PPP), de los cuales 11 de ellos eran sus programas estrella, orientados a los más pobres del país y los denominó como “del bienestar”, los demás estaban orientados a varios sectores, pero ya desde 2021 PEMEX y CFE se convirtieron en la prioridad, bajo el absurdo planteamiento ideológico de “rescatar la soberanía nacional”.

Después de destinar 1 billón 17 mil 549 millones de pesos a gas, petróleo y electricidad y 451 mil 299 millones a los demás programas del bienestar, sólo queda una cantidad bastante baja para invertir en proyectos de infraestructura básica del país.

Pero además en la distribución de recursos de los 11 programas sociales destinados a la población más pobre, este año de 2022 se presenta una fuerte desproporción, al asignar el 56.7% del total al programa denominado de Pensión Universal para los Adultos Mayores, el cual tendrá un presupuesto de 238 mil 14 millones de pesos y el total de los 11 programas es de 451 mil 299 millones de pesos, con lo cual se están asignando recursos apenas simbólicos a la infancia, a las mujeres y al resto de la población en condiciones de pobreza y vulnerabilidad.

Para asignar más recursos al programa de adultos mayores, que es política y electoralmente el más rentable, programas como el de Jóvenes Construyendo el Futuro pasó de un presupuesto de 50 mil 245 millones en 2019 a sólo 21 mil 196 millones para 2022.

Fueron eliminados los proyectos Internet para Todos, Tandas del Bienestar, Crédito Ganadero a la Palabra y el del Lago de Texcoco, éste último sin tener ninguna referencia sectorial o presupuestal de origen.

La modernización del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tenía en 2019 una asignación presupuestal de 3 mil 438 millones de pesos, pero en este año pasó a tan solo 680 millones de pesos, cuando sigue siendo el aeropuerto internacional más importante del país y podría llegar a colapsar, en opinión de los expertos.

En el sector agrario, territorial y urbano, el programa Mejoramiento Urbano pasó de 9 mil 9 millones de pesos en 2019 a tan solo 4 mil 180 millones, menos de la mitad, en tanto que el programa Reconstruyendo Esperanza bajó de 9 mil 69 millones de pesos a tan solo 1 mil 943 mdp.

TODO A LOS PROYECTOS INSIGNIA

Mientras que se ha negado cualquier tipo de apoyo o estímulo a las micro y pequeñas empresas del país, principales generadoras de empleo, los proyectos insignia del sexenio siguen recibiendo recursos, sin que muestren su viabilidad y beneficio social.

Para el Tren Maya se asignaron recursos por 62 mil 942 millones de pesos; la refinería de Dos Bocas recibirá 45 mil millones de pesos y para concluir la remodelación del Aeropuerto Felipe Ángeles se destinaron 11 mil 31 millones de pesos más.

Para dar una idea más cercana de las desproporciones en la asignación de recursos federales, para el Sector Agricultura y Desarrollo Rural, que incluye cinco programas y proyectos prioritarios a nivel nacional, se están destinando tan solo 26 mil 695 millones de pesos, mientras que el programa Sembrando Vida, incluido en el Sector Bienestar, tiene una asignación para 2022 de 29 mil 446 millones de pesos. Es otro de los programas política y electoralmente muy rentables.

En el sector salud, se asignaron 77 mil 572 millones de pesos al programa de atención médica y medicamentos gratuitos, lo que es un incremento muy importante y puede verse como un acierto, pero gran parte de este presupuesto se está destinando al llamado INSABI, a través del Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI), una estructura que ha mostrado hasta hoy una fuerte desorganización y una gran ineficiencia.

Considerando todo el rezago y las necesidades de nueva infraestructura de salud en el país, resulta incongruente asignar 77 mil 572 millones a este sector y 238 mil 14 millones a un programa como es la llamada pensión universal a los adultos mayores, cuando son los adultos mayores la población que más servicios de salud requiere.

Sólo la pandemia ha hecho reaccionar al actual gobierno en la inversión al sector salud, pues en 2019 apenas se le asignaron 7 mil 67 millones de pesos a este sector, pese a las muy deplorables condiciones en que se encontraba, las cuales fueron a peor cuando se decidió eliminar el sistema de adquisición de medicamentos para el sector público, el cual no se ha podido restablecer hasta la fecha en su totalidad, delegándole la función al ejército, que se ha vuelto el remedio de todos los males.

¿DE DÓNDE SALDRÁ EL DINERO?

Además de enfrentarse al problema crónico que señala el exsecretario de hacienda, Carlos Urzúa, de que el gobierno federal primero decide el gasto y luego se pone a ver de dónde obtiene los recursos para cumplirlo, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2022 muestra fuertes inconsistencias e incongruencias.

La más importante es que del presupuesto total disponible sólo una parte menor se está destinando realmente al bienestar social, pero además se está descuidando por completo la inversión en infraestructura básica del país.

Es un presupuesto que está manejado, en muchos de sus renglones, con criterios político-electorales, pero, lo que es todavía más delicado, en sus renglones principales de gasto hay una fuerte influencia ideológica, que nada tiene que ver con los intereses económicos reales del país.

La mayoría de los recursos presupuestales disponibles, después de descontar el gasto ineludible y ya comprometido, se está invirtiendo en la muy riesgosa política petrolera y de energías sucias para el país, cuando la tendencia de los mercados en el mundo es apostar por las energías limpias y abandonar gradualmente el petróleo y sus derivados.

Por razones ideológicas, López Obrador está empeñado en lo que llama como la “autosuficiencia energética”, pero bajo un esquema que estuvo vigente hace cinco décadas. La obsesión llega a tal grado que se tiene proyectado dejar de exportar petróleo crudo en 2023, destinando toda la producción a su refinación, para dejar de importar gasolinas, activando todo el sistema de refinadoras del país y la nueva planta de Dos Bocas.

En la opinión de los expertos, Pemex estaría dejando de ingresar anualmente 25 mil millones de dólares y, hasta ahora, no existe ninguna otra fuente real de ingresos que puede sustituir lo que ingresa por la venta de crudo, además de que México quedaría fuera del mercado internacional y perdería sus clientes, que serían sustituidos por otras empresas.

Lo más destacado del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022, en la opinión de expertos como el mencionado Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda, es que está planteado como si no existiera la pandemia y sin pensar en una reactivación y crecimiento de la economía real del país.

Es, afirma Urzúa, “el presupuesto de un hombre”: el presidente, quien personalmente quita o aumenta el gasto a los renglones que son de su preferencia.

Si se compara el Presupuesto de Ingresos de la Federación para 2022, es de 6 billones 172 mil 635 millones, mientras que el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022 es de 7 billones 88 mil 250 millones de pesos; la diferencia es de 915 mil 615 millones de pesos. ¿De dónde saldrán todos estos recursos? Provendrán necesariamente del financiamiento, esto es de la adquisición de deuda.

El presupuesto de este año es el más grande desde el 2015, lo que puede incrementar la deuda en un 21% con respecto a 2021, lo cual no es necesariamente negativo si este endeudamiento se destina a una inversión productiva y al impulso de la economía, pero éste no es el caso.

Además, el cálculo de las variables macroeconómicas con base en las cuales se elaboró el Presupuesto de Ingresos para 2022, en la opinión de los expertos y de instituciones como el Banco de México, la OCDE y el FMI, se ubica en el extremo optimista, lo que es muy riesgoso, debido a que las variables de la economía pueden ser menos favorables.

Como ya se indicó, el cálculo del crecimiento de la economía del país se fijó en 4.1%; la inflación en un máximo de 3.4% (casi la mitad del cierre de 2021) y el tipo de cambio promedio del dólar en 20.3 pesos.

Si estas variables son más conservadoras, junto con el precio del petróleo mexicano, habría que recurrir a un endeudamiento mayor, en un gobierno que prometió que no aumentaría ni un solo peso a la deuda pública.

Al final, lo más penoso es que este abultado presupuesto no disminuirá el número de pobres en el país, lo que ha aumentado a raíz de la pandemia.

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Redacción




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