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‘Infame, perversa, vil’, el mayor ataque de AMLO a la prensa

Opinión / 6 abril, 2021

Por: Marcela Valles

Andrés López Obrador fijó, el 23 de febrero de este 2021, durante la ceremonia del 108 aniversario de la muerte de Francisco I. Madero, todo el encono que siente hacia los medios de comunicación independientes, que critican el discurso, las obras y las decisiones de su gobierno, el cual él concibe como la cuarta gran revolución popular de la historia de México.

Lo más penoso e incómodo, es que esto lo hizo a través de un discurso expuesto por su propia esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien lanzó el que se puede considerar como todo un discurso de odio cuidadosamente estructurado, utilizando citas de un historiador y referencias en torno al comportamiento de cierta prensa durante el periodo de Francisco I. Madero.

Gutiérrez Müller citó inicialmente al historiador Federico González, en un capítulo de su obra “La Revolución Mexicana, mi contribución político-literaria”, en el cual refiere que Francisco I. Madero tuvo en la prensa al más despiadado, infame y vil enemigo, lo que propició el descrédito del prócer de la revolución y generó un clima de turbiedad, que, sin decirlo de forma textual y específica, llevó al asesinato del presidente. Así, de ese tamaño.

Estos periodistas y periódicos del periodo maderista, todos ellos fundados durante la dictadura porfirista, aprovecharon la libertad irrestricta que le otorgó el nuevo régimen revolucionario, comportándose con una total miseria moral, insolencia e ingratitud.

Enseguida se hace otra referencia a que tan viles periodistas tal vez añoraban el látigo y las cadenas de una dictadura que podía inclusive mandarlos quemar, pero que ordinariamente gastaba grandes cantidades de dinero en mantenerlos callados o haciendo propaganda a la dictadura y a la persona del dictador.

En lugar de contribuir a un periodo que pudo ser de grandes logros históricos al triunfo de la revolución, los periodistas desempeñaron un papel despreciable. Abrevio y sintetizo, porque el discurso completo, que fue poco difundido por la misma prensa, se encuentra disponible completo en la internet, donde se puede analizar detenidamente.

Es históricamente cierto y comprobado que varios periódicos, específicamente de la ciudad de México, actuaron con exceso y hasta vileza en contra de Francisco I. Madero, pero es un abuso y una manipulación de interpretación histórica atribuir a estos medios un papel determinante en el fracaso del gobierno de Madero y en su asesinato y el de José María Pino Suárez.

Es complicado ahondar históricamente sobre el tema y además no es el propósito de este artículo, pero basta analizar la postura de Emiliano Zapata ante el gobierno maderista para indagar en las causas de la pérdida de apoyo hacia Francisco I. Madero, o la designación del mismo Victoriano Huerta, a quien la propia familia de Madero se oponía.

DESCALIFICAR Y ATACAR A LA PRENSA, LA MISMA ESTRATEGIA DE TRUMP

El problema de fondo con Andrés Manuel López Obrador es mucho más delicado y tiene que ver precisamente con la negación de la máxima cualidad de Francisco I. Madero: la vocación democrática.

López Obrador no tolera la crítica, de ninguna naturaleza, lo que es esencial en todo régimen democrático. Pero además, a medida que avanza su periodo de gobierno se ha ido revelando como un gobernante cada vez más autoritario e inclusive absolutista, que ataca, difama, descalifica y hasta amenaza a quien se oponga a alguna de sus decisiones, no importa lo dañino que éstas puedan ser contra de los intereses del país.

Otro aspecto igual de delicado es que López Obrador se distancia cada vez más de la realidad del país para crear su propia realidad alterna. Esto comenzó con aquello de “yo tengo otros datos” y ha ido girando hacia el ataque en contra organismos autónomos, organismos internacionales, incluida la ONU, empresarios, políticos de oposición, movimientos feministas, organizaciones defensoras del medio ambiente, gobernadores de partidos opositores, en suma, con todo aquel que piense o actúe de manera distinta.

Su instrumento más importante de descalificación es acusar de corrupción y de formar parte del grupo “conservador” y “neoliberal”, pero principalmente de corrupción, lo que desvirtúa la aplicación de la justicia y el establecimiento de un verdadero estado de derecho, por el uso de la corrupción como su principal instrumento político.

Inicialmente acusó de corrupción a casi todos los principales medios de comunicación del país y eliminó los convenios publicitarios con ellos. Trató de descalificar a la mayoría de los periodistas con más altos índices de audiencia y de penetración. Lo mismo hizo con intelectuales que le son críticos y poseen o colaboran con algún medio de comunicación.

En paralelo, comenzó a invertir muy fuerte en las redes sociales y a impulsar a algunos personajes que ejercen la función de “críticos” o descalificadores de periodistas independientes, para que parezca que es un debate entre iguales, lo que es una falacia.

Todos los días el presidente dedica no menos de cuatro horas de lo mejor de su tiempo de trabajo para las “mañaneras”, entre la duración de las mismas y su preparación, con el propósito de apoderarse de la agenda diaria de todos los medios de comunicación del país.

El grupo de comunicadores que asisten a tales “mañaneras” muestra cada vez una mayor descomposición, al incorporar a las mismas a todo un grupo de youtubers, salidos del sótano de las redes sociales y pagados, ya sea de manera directa o indirecta, por la propia presidencia de la república.

Como el presidente contesta a lo que quiere, del modo que él quiere, aumentando cada vez más la cantidad de mentiras, la mayoría de los medios importantes de comunicación envían a un reportero, pero tienen claro que deben verificar cualquier información que se les proporcione y contrastar los dichos del presidente con otras versiones.

Pero el grupo de youtubers están ahí para romper cualquier cuestionamiento incisivo e incómodo, para hacer preguntas a modo y difundir todo el resto del día lo que el presidente diga.

Un indicador penoso, y reciente, de lo que ahí está pasando fue uno de estos pseudo periodistas que se puso de rodillas en la alfombra para que el presidente atendiera a su pregunta.

Otro más fue el caso de un youtuber de Sonora, llamado Demian Duarte, quien utilizó la plataforma change.org, de reputación más que dudosa, para reunir 104 mil firmas y pedir la destitución de la senadora sonorense Lily Téllez, quien se ha convertido en una piedra en el zapato del gobierno de la 4T, especialmente en sus crítica al programa nacional de vacunación contra el COVID-19, al cual ha cuestionado severamente y se ha encargado de evidenciar toda la ineptitud y las contradicciones de Hugo López Gatell, el subsecretario de salud, “zar” anti-COVID-19 en México.

Cabe destacar que Téllez, siendo periodista y conductora, incursionó en la política en 2018 con Morena, pero en rechazo al control de Ricardo Monreal renunció al partido obradorista y se unió al PAN apenas en junio de 2020.

Siguiendo una estrategia política muy similar a la usada por Donald Trump, López Obrador se ha dedicado a descalificar e insultar a los medios de comunicación, con excepción de aquellos que le son afines a su gobierno.

También replicando a Donald Trump, cada vez polariza más al país, fanatizando a sus seguidores y gobernando como si el resto del país no existiera.

En lo que es algo penoso, recientemente la periodista Carmen Aristegui atacó públicamente a Ciro Gómez Leyva, quien está ubicado como el número uno en audiencia a nivel nacional, por no coincidir en un reportaje que ella publicó en 2014, en torno a un asunto muy escabroso de una red de trata de mujeres.

Aristegui insistió mucho en que el medio donde trabaja Ciro Gómez Leyva es concesionado por el Estado.

Nunca había sucedido anteriormente que una periodista de ese nivel atacara directamente a un colega, porque es al público a quien le toca evaluar y juzgar el trabajo de un comunicador. Ya anteriormente había atacado a Ricardo Rocha, quien apareció en una lista que lanzó a los medios López Obrador acusándolos de corruptos porque tenían algún tipo de convenio publicitario con el gobierno anterior. Al final resultó que nada era ilícito, pero ya los había difamado.

Sin quitar los méritos y la capacidad que tenga como periodista, Carmen Aristegui está en deuda con López Obrador, quien personalmente solicitó su reinstalación en una importante cadena de medios de comunicación que tiene su sede en la ciudad de México, y los favores presidenciales se pagan, a veces muy caros.

INDEPENDENCIA DEL ESTADO

López Obrador pensó inicialmente es que al eliminar los convenios publicitarios con los medios de comunicación y difamar de corruptos a toda una lista de periodistas e intelectuales, iba a deshacerse de la crítica en contra de su gobierno, pues finalmente le queda el poder de amenazar con quitar las concesiones a los medios de radio y televisión, porque en México el espacio es propiedad de la nación y el gobierno administra los bienes de la nación según convenga.

Tal vez, en su delirante paranoia, López Obrador le está haciendo un favor al periodismo en México que, al no tener ninguna relación de contrato publicitario con el gobierno, puede ejercer a mayor plenitud la crítica, fortaleciendo el quehacer propio de los medios de comunicación que hoy por hoy, son el único espacio más libre del país, generando el efecto contrario al que esperaba el presidente, lo que puede explicar todos los insultos y las tergiversaciones del discurso que lanzó el 23 de febrero Beatriz Gutiérrez Müller, el cual fue, si se le analiza con detenimiento, cuidadosamente preparado.

En las redes sociales también está teniendo problemas el gobierno de López Obrador, pues es un espacio tan abierto y masivo que es imposible de controlar. Debido a los bajos costos, los youtubers han proliferado como hongos, lo mismo que todo tipo de publicaciones, desde las cadenas de medios más grandes hasta la más modesta.

Ante esto el gobierno de López Obrador, utilizando a su cancerbero más feroz (Ricardo Monreal, el pastor de la mayoría morenista en el senado), han amagado con la regulación de las empresas que controlan el servicio de la redes sociales, para ponerlas bajo la supervisión de una comisión gubernamental, que decidiría que se debe permitir y que se debe censurar en las redes, lo cual no ha prosperado ni prosperará, pero da una idea de lo que esta gente tiene en mente.

Si al final los medios de comunicación lograr salir adelante con el pago de su clientela y la publicidad privada, tendrán una mucho mayor libertad frente a los gobiernos y eso se traduce en mejor información y en el debate de los asuntos públicos, que es la base de todo sistema democrático.

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Redacción




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