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La adulación grotesca: AMLO como Jesucristo

Opinión / 6 abril, 2021

Por: Marcela Valles

Es difícil calificar el acto, porque no caben sino tres posibilidades: el servilismo interesado llevado a un exceso grotesco, un fanatismo semejante al de un sectario sociópata o, bien, la estupidez de un junior que está urgido de llamar la atención.

Antonio Attolini Murra es un muchacho de 30 años, quien estudió Ciencias Políticas en el ITAM y, en su momento, fue vocero de aquel movimiento juvenil denominado #YoSoy132, que surgió en una protesta contra Enrique Peña Nieto durante una visita que hizo en campaña a una universidad privada.

El único trabajo que se le conoce a Attolini Murra es el haber sido asesor de Zoé Robledo, cuando éste se desempeñaba como senador de la república, pero ¿de qué puede asesorar un muchacho que recién ha salido de la escuela?

Fuera de eso, pone en su currículo que trabajó alrededor de un año como productor en Radio Fórmula. Vive en Cuernavaca, con sus papás y trató de ser Secretario General de Morena, pero era un evidente despropósito, que terminó en nada.

Hoy quiere ser candidato a diputado por el V Distrito en Torreón, cuando ni tan siquiera vive en la ciudad y no lo conocen más que sus familiares.

Como se dice en las redes sociales, se convirtió en “tendencia nacional” al ser entrevistado por Fernando del Collado en su programa “Tragaluz”, cuando no es un personaje que sea de interés público, mucho menos una figura dentro de algún ámbito, pero el caso es que fue entrevistado.

La polémica se desató cuando Attolini Murra soltó la afirmación de que Andrés Manuel López Obrador podría compararse personajes históricos como Mahatma Gandhi, Luther King, Nelson Mandela e inclusive Jesucristo, debido a su “sacrificio en nombre de algo más grande”.

Si a López Obrador le fascina la adulación y es completamente intolerante a la crítica, ya le han dedicado una adulación grotesca o penosamente estúpida, pero eso no quita que en la mente del tabasqueño hay una idea de grandiosidad de pretensiones históricas, lo que le ha llevado a crear en su imaginario una realidad nacional alterna, en la que se instala todas las mañanas para impartir su sermón “mañanero”.

“AMLO me ha mirado a los ojos y le he agradecido”, afirma Attolini Murra, quien dice tener pasión por hacer política de la buena para cambiar el estado de cosas, pero por lo que él mismo difunde se ve que se encuentra de lo más cómodo instalado en la casa de sus padres a los 30 años de edad, presumiendo a su perrito, que es una de las grandes pasiones de su vida.

Es difícil creer que este muchacho de familia sea un fanático de la secta morenista, como también es difícil que tenga un nivel de inteligencia tan bajo, lo que sí es más creíble es que desea ingresar a la política por la puerta más cómoda, siendo fiel a su origen social, pero esto le llevó a un foro demasiado grande para él y su inexperiencia y estupidez hicieron lo demás: rendirle culto a López Obrador para estar dentro de su gracia, pero de tal manera que cae en la chunga de las redes sociales, ya de por sí absolutamente irreverentes.

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Redacción




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