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Pandemia, economía y artistas

Cultura / Cultura Principal / 30 marzo, 2020

Por: Daniel Herrera

Escritor y músico lagunero
twitter: @puratolvanera

A las puertas del primer fin de semana en cuarentena gracias al coronavirus, entre los músicos comienza a circular un meme que dice: “Hay dos tipos de músicos, a los que ya les cancelaron y a los que les van a cancelar”. Las respuestas de muchos son emojis de caritas tristes, aunque también algunos se ríen. Supongo yo que ríen con amargura, porque el panorama se presenta negro ante la posibilidad de que el encierro se alargue mucho más de lo planteado por el gobierno federal. Por cierto, muchos también están enojados, y otros prefieren negar la realidad, pensar que la pandemia es un complot y dirigir su molestia hacia quienes preferimos pasar estas semanas con tiento.

Cuando un joven artista en ciernes recibe advertencias sobre la posibilidad de morir de hambre por dedicarse exclusivamente al arte, nadie, en realidad, estaba pensando en una pandemia. Antes de esto, las posibilidades de morir, tal cual, de hambre, parecían una exageración. Ya no sé qué tan reales se han vuelto las advertencias.

¿Qué puede hacer un músico ante el derretimiento total de su forma de vida? Porque, en la situación que ahora vivimos, ni siquiera puede recurrir a dar clases. Está tan desprotegido como los comerciantes informales o los que trabajan en Starbucks o Vips.

Lo que veo es a un montón de personas que dependen por completo de una estructura económica compleja. Esta estructura incluye a los inversionistas o socios de bares, restaurantes y espacios para hacer fiestas. Además, esos espacios requieren de clientes que los abarroten o por lo menos consuman lo necesario para que sobrevivan. Con esta organización en el suelo o desaparecida, los músicos no tienen muchas opciones. Claro, algunos tendrán otros empleos de los cuales podrán sobrevivir, pero eso sólo es la exigencia del capitalismo en el que vivimos. En este país no es posible tener sólo un trabajo, hay que hacer siempre más, diversificarse, trabajar 10 o 12 horas diarias. Sentir que una hora de descanso, en realidad, es una hora perdida.

Pero, un músico de tiempo completo, aquel que no sabe hacer otra cosa, pues nada, que va a pedir limosna o a vivir de prestado. No le veo muchas opciones.

Esto, por supuesto, depende de la clase social, como todo en esta sociedad. Los músicos que aseguraron su futuro con tremendos éxitos en el pasado y que siguen reportándoles ganancias, es probable que puedan soportar mejor la emergencia. Los músicos que viven al día, se entiende, no llegarán muy lejos. Es un perro mundo.

Se debe pensar, siempre, en el elemento de las clases sociales. Está claro que también existen algunas personas que hacen esto por entretenimiento, porque provienen de familias sin complicaciones económicas. En todo caso, estoy pensando en los artistas de clase media, aquellos que no pueden parar más de una semana porque entonces toda su vida se va al infierno.

Y así, con cada una de las disciplinas, algo similar sucede. Veamos el caso de los actores, bailarines y cantantes. La noticia de que Broadway cerró sus puertas en Nueva York probablemente pasó desapercibida para la mayoría. Más en México, donde los espectáculos teatrales siguieron adelante como si nada estuviera incendiándose.

Pude leer en FB a contactos y amigos que se dedican a los musicales o al teatro, preocuparse antes de que los gobiernos tomaran acciones para prohibir lugares de reuniones masivas. Su vida seguía, pero estaban esperando el golpe. Y llegó, tenía que suceder. Ahora, el desempleo. Pero uno que produce más impotencia. No hay nada por hacer. Si el actor o la actriz supieron ahorrar, podrán superar este agujero.

Por otro lado, muchos de estos artistas viven de lo que pueden venderle al Estado, específicamente a los gobiernos locales o federales. Pero, hasta hoy, el gobierno federal no le ha pagado a cerca de 3000 artistas, talleristas, proveedores y agentes culturales sus sueldos del 2019 o desde enero de este año.

¿Cómo hacer frente a una pandemia, al encierro y al hambre si el mismo gobierno federal no puede cumplir sus compromisos? No, no sé la respuesta. Yo, desde hace varios años, decidí no depender de los gobiernos, no importa si son municipales, estatales o federales, no importa a cuál partido pertenezcan.

Tal vez, quienes han aprendido a sortear este tipo de situaciones un poco mejor sean los escritores.

El proceso de este tipo de especímenes no requiere de la interacción con los demás. A diferencia de los músicos, el escritor no necesita de un público en vivo para que pueda ver cómo escribe. También, los escritores suelen estar acostumbrados a la soledad en sus casas, lugar donde generalmente trabajamos. Somos, en resumen, unos bichos solitarios.

Por supuesto, muchos tenemos familia y debemos convivir con ellos. Incluso es probable que algunos hasta lo disfruten. Pero, sin duda, somos a quienes, probablemente, menos afectará esta pandemia y las drásticas medidas para enfrentarla.

Al final, todos tendremos que soportar los embates de una crisis que se antoja más violenta y dura que la del 82 o la del 94. La tormenta perfecta está encima de nosotros y sólo queda esperar y cuidar el dinero. La combinación de crisis de salud con crisis económica es tan real que lo mejor que podemos hacer los artistas, es seguir trabajando, aunque el público esté ausente, en casa y con nuestras mascotas como espectadores.  Pareciera que no, que lo que hacemos no es útil en la crisis, pero creo que cuando el encierro acabe, cuando la enfermedad amaine, vamos a ser quienes ayuden a recuperar la cordura que poco a poco estamos perdiendo.

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