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¿Cómo gobierna la izquierda?

Análisis Político y Social / Opinión / Slider / 30 octubre, 2019

De la mediocridad a la ineficiencia: 22 años de gobierno en la Ciudad de México

Por: Gerardo Lozano

No hay un mejor recurso para analizar la capacidad de gobierno de la izquierda mexicana que la Ciudad de México: la capital del país en un sistema político centralista y presidencialista, la cual, desde el 5 de diciembre de 1997 es gobernada por la izquierda, a través de cinco jefes de gobierno electos y tres interinos, provenientes de un mismo grupo político que opera como tal al menos desde 1988.

Para que un partido u organización política muestre lo que es capaz o incapaz de hacer, 22 años es un tiempo larguísimo.

Winston Churchill, considerado el más grande estadista inglés del siglo XX, gobernó su país sólo ocho años, pero en dos periodos diferentes de cuatro años cada uno. Franklin D. Roosevelt, también considerado como el más grande presidente de los Estados Unidos en el siglo XX, gobernó por doce años, hasta su muerte, lo que era considerado como un periodo extraordinariamente largo.

Benito Juárez, muy probablemente el más ilustre presidente que ha tenido México, gobernó por 15 años, pero murió en el cargo y la verdad no tenía intención alguna de dejar el poder, por más que se le opusiera, aun con rebeliones armadas, Porfirio Díaz, que por ese entonces era también un héroe nacional.

Así que 22 años es una cantidad enorme de tiempo,  más considerando la celeridad con que corre la vida política en este siglo XXI.

¿Qué han hecho por la ciudad de México los ocho jefes de gobierno de la izquierda en estos 22 años?

El balance general va de la mediocridad a la ineptitud, si se hace una comparación de lo que era en 1997 la ciudad de México y lo que es hoy en día, tomando en cuenta que siempre ha gozado de un trato preferencial económicamente por ser la capital del país.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano inició el 5 de diciembre de 1997 lo que prometía ser una transformación de la gigantesca capital del país, pero utilizó el cargo principalmente para promocionarse y buscar, por tercera vez, la presidencia de la república en el 2000, así que dejó el cargo a Rosario Robles Berlanga el 28 de septiembre de 1999. Como legado de importancia no dejó nada que sea recordable, trascendente.

Rosario Robles fue una jefa de gobierno corrupta, como lo demostraría posteriormente en otros cargos. Desde entonces debió terminar en la cárcel, pero la transición política le salvó.

A Rosario Robles le siguió Andrés Manuel López Obrador, quien ocupa el cargo de diciembre de 2000 hasta julio del 2005. Nuevamente el cargo de jefe de gobierno fue una plataforma política para ir, por primera vez, en busca de la presidencia de la república. De haber sido un jefe de gobierno destacado habría ganado la elección, pero le faltó capital político.

Alejandro Encinas ocupó interinamente la jefatura de la ciudad por un periodo muy corto, en el cual pasó desapercibido.

El siguiente jefe de gobierno fue Marcelo Ebrard, de agosto de 2006 a diciembre de 2012. Político arrogante, miembro de una familia de migrantes franceses, expriista, fue un jefe de gobierno que tampoco hereda un legado relevante y sí concluye su periodo con un gran escándalo de corrupción por las obras de la línea 12 del metro, denominada “línea dorada”.

Después del fracaso de la segunda campaña presidencial de AMLO, asediado por la crítica, se radica en Francia.

De diciembre de 2012 a marzo de 2018 ocupa la jefatura de gobierno Miguel Ángel Mancera, en lo que sería el recrudecimiento de una crisis al interior del PRD (al cual habían pertenecido todos los anteriores jefes de gobierno) que termina con la pulverización del partido y el ascenso de Morena.

Sus críticos satirizaban a Miguel Ángel Mancera, de quien afirmaban que dedicaba la mitad de la mañana a arreglar su peinado y su ajuar personal, y el resto a los problemas de la ciudad.

La seguridad de la capital se deteriora de una forma grave, aun conservando una fuerza policial de más de 100 mil elementos, al mismo tiempo que aflora la presencia de organizaciones criminales foráneas y locales, lo que da inicio a una ola de criminalidad que afecta a gran parte de las delegaciones en que se divide la ciudad.

Por primera vez desde la elección de Cuauhtémoc Cárdenas, en la elección de 2018 la oposición cobra una mayor fuerza en la capital del país, dominada clientelarmente por los cuadros de la izquierda por dos décadas.

Hay una evidente descomposición política y social, que alcanza a instituciones que anteriormente eran un referente nacional de prestigio, como la UNAM.

SIN UN PROYECTO MÁS QUE EL PODER

¿En 22 años cuáles fueron los principales logros de los siete jefes de gobierno de la ciudad de México antes de que llegada Claudia Sheinbaum?

La seguridad había sido el principal logro hasta el 2012, que soportó inclusive el periodo sangriento del gobierno de Felipe Calderón, pero ésta se comenzó a descomponer en el periodo de Miguel Ángel Mancera, ingresando la ciudad de México a la lista de las ciudades más inseguras del país.

Se implementó una política de apoyo y protección a la llamada diversidad de género y la liberalización del aborto, aprobando leyes y creando la infraestructura de apoyo.

Con al menos dos generaciones que han nacido bajo gobierno de izquierda, la ciudad de México se convirtió en una sociedad mucho más liberal y tolerante que el resto del país, pero, de forma contradictoria, la violencia hacia las mujeres ha venido en incremento.

La movilidad urbana, que era un factor esencial en cualquier proyecto de gobierno de la ciudad de México, ha tenido un pobre desarrollo, al paralizarse la construcción de nuevas líneas del metro y convertir a este medio de transporte, que es utilizado todos los días por cinco millones de usuarios, en inseguro, sucio, deteriorado y rezagado.

Hoy el metro es un medio de transportación básico para el capitalino de escasos recursos, con gran riesgo de abusos y violencia para las mujeres, especialmente en ciertas rutas y horarios.

La línea 12 que llevó a cabo Marcelo Ebrard terminó, como se dijo, en un caso escandaloso de corrupción.

De haberse dado un proyecto continuo de mejora, el metro de la Ciudad de México debería ser uno de los mejores del mundo. Hoy es uno de los peores.

La introducción del metrobús sólo compensa en parte el abandono del metro.

Al no resolver la movilidad, el problema de la contaminación ambiental se mantuvo como un problema crónico, en el que también existe un atraso de décadas.

Servicios esenciales, como el del agua potable, siguen bajo sistemas muy viejos y obsoletos tecnológicamente, además de que no se ha modificado la cultura del uso del agua, que sigue siendo semejante a la del siglo pasado.

Nunca se dieron políticas nuevas y de vanguardia para impulsar y premiar el uso de energías limpias.

El desarrollo urbano de la ciudad, haciendo excepción de algunos sectores de altos ingresos, es pobre y muy rezagado, tanto en vialidades como en equipamiento. Sigue prevaleciendo un panorama urbano desordenado, en ocasiones caótico y gris. La ciudad de México es una de las urbes más grandes del mundo y también una de las más feas e infuncionales.

CONVIVENCIA DE RIQUEZA Y POBREZA EXTREMAS

El desarrollo económico de la ciudad tampoco muestra una transformación sustancial. Hay sectores donde se concentra la riqueza de una capital que siempre ha tenido el privilegio de atraer gran parte de los recursos financieros del país, de ser el mercado inmobiliario mexicano más caro y de atraer la mayor inversión empresarial, pero su productividad ha descendido hasta colocarse por debajo de la media nacional.

El centro histórico de la ciudad, del cual María Félix decía que apestaba a orines, muestra todas las contradicciones. Quitando dos calles peatonales, que van del eje central al zócalo, gran parte del centro histórico se encuentra en un mal estado de conservación.

A una distancia muy corta de Palacio Nacional hay colonias depauperadas, con fincas viejas, abandonadas o en mal estado. A una distancia también corta se ubican sectores como La Lagunilla y Tepito, atestados de calles sucias, malolientes, de mercados informales y de delincuencia en todas sus formas, donde ya se volvió nuevamente peligroso el ingreso de gente foránea.

La avenida Reforma puede ser, desde el Palacio de Bellas Artes y la Alameda Central, un corredor que se presenta como un escaparate de modernidad y de riqueza, con edificios cada vez más espectaculares y suntuosos, junto a sectores como Polanco, considerado como la zona urbana más cara del país.

Pero en la periferia subsisten la pobreza, el desorden, la fealdad del paisaje urbano y la inseguridad. Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa o Xochimilco son un buen ejemplo de ello. Todavía en 2016, de acuerdo a las últimas mediciones como la de Coneval, el 34.4 de los capitalinos, equivalentes a casi 3 millones de personas, vivían por debajo de la línea de bienestar, esto es, en la pobreza, con ingresos de dos o menos salarios mínimos.

La ahora referida como CDMX es la ciudad donde se concentra la mayor cantidad de corporativos empresariales del país, pero también opera el sector de economía informal más grande a nivel nacional.

El tema es muy largo y complejo, pero el cuestionamiento es muy simple: ¿en 22 años la izquierda logró la transformación de la Ciudad de México, considerada el centro político y económico de todo el país? La respuesta es no y el calificativo genérico para ese periodo de más de dos décadas ininterrumpidas es el de la mediocridad de las jefaturas de gobierno, todas ellas en manos de un solo grupo político, al que habría que analizar con más detenimiento.

Este mismo grupo acompaña, en su círculo más cercano, a López Obrador en el primer periodo de la izquierda como gobierno federal.

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Redacción




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