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De fachadas y simulaciones – El Bodegón #328

El Bodegón / 3 febrero, 2019

HAY QUE QUEDAR BIEN CON LOS JEFES, DON JORGE

Sobre la calle 11, muy cerca del Bosque Venustiano Carranza de Torreón, había dos cuadras, entre Ocampo y Escobedo, y entre Escobedo y Bravo, con zanjas abiertas por el SIMAS que tenían meses abandonadas, lo mismo que agujeros en el pavimento provocado por reparaciones añejas, pero de pronto sucedió algo inusitado, urgentísimo. Falleció un muy conocido empresario de la ciudad y la misa del funeral se llevaría a cabo en el templo de San José, ubicado en la esquina de Escobedo y 11, donde se darían cita las familias más acaudaladas de la ciudad y en general cercanos de la más pomadosa sociedad local. Como por arte de magia, en la madrugada llegaron las cuadrillas del SIMAS y en una actividad relámpago, arreglaron lo que tenía meses abandonado. Detrás de las cuadrillas del SIMAS llegó mantenimiento urbano y reparó la carpeta asfáltica, que quedó justo a tiempo para la llegada de los dolientes a la misa, donde el templo se vio abarrotado y apareció, por supuesto, el excelentísimo donde Jorge Zermeño Infante y su señora esposa, ambos elegantemente ataviados para la ocasión. Así que ya sabe: si usted vive cerca de un templo y muere alguna persona acaudalada de la ciudad ¡Ha llegado la solución a sus problemas de zanjas de SIMAS y de pavimentación! Porque el excelentísimo Don Jorge sabe con quién quedar bien y quién puede esperar hasta el fin de los tiempos para que le arreglen su cuadra.


SUPERDELEGADOS Y SUPERIMPROVISADOS

Aun con la mejor de las voluntades de ver las cosas de manera positiva, a este asunto de los “superdelgados” que se ha inventado el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se le ve ni pies ni cabeza. Es evidente que ni ellos mismos saben exactamente en qué va a terminar todo esto, pues lo único que tenían claro es crear una figura política para meter la mano directa del poder central en los estados, pero, como en casi todas las demás cosas, no sabían de manera concreta qué se iba a hacer. Cuando uno escucha las declaraciones de Reyes Flores Hurtado, el “superdelgado” por Coahuila, no queda nada en claro y la figura misma del “superdelgado” es nebulosa, tanto en lo político, como en lo administrativo y aún más en lo gubernamental. El recurso de inconstitucionalidad que se ha interpuesto ante la Suprema Corte todavía no se resuelve, pero existen muchos elementos para que se declare como inconstitucional esta nueva figura o, por lo menos, se determine de manera precisa en qué consiste, definiendo sus funciones y haciendo que estas se apeguen al pacto federal que marca la constitución. Por lo pronto ahí están, nadando en la ambigüedad, y afirmando que se llevarán al menos seis meses en hacer todos los cambios que se requieren en las 55 delegaciones federales que operan en el estado; incluso afirmando que han ahorrado “entre 6 y 8 millones de pesos mensuales”, cuando el “superdelegado” no tiene ni una sede oficial desde la cual despache y, como se dijo, falta lo que opine la Suprema Corte.


CRÍTICOS MUY SELECTIVOS

Cada cierto tiempo algunas organizaciones de la sociedad civil, varias de las cuales reciben por cierto apoyo gubernamental, se ponen muy activas y se alinean con determinado partido político para hacer cuestionamientos que, siendo válidos muchos de ellos, son bastante selectivos, ya que mientras le espulgan las cuentas a un gobierno, con la misma dedicación que le espulga los piojos una madre a sus changuitos de zoológico, por la otra se hacen de la vista gorda con otros gobiernos con los cuales ni siquiera disimulan la alianza que sostienen. Este es el caso del presupuesto de egresos del gobierno estatal para 2019, donde está bastante bien que se pidan cuentas claras e inclusive si se desea, como es el caso, pagar espacios en medios de comunicación impresa para publicar sus análisis, después de todo el dinero es público y los tiempos que corren piden la exigencia de cuentas claras.  Lo que no parece nada equilibrado es que al gobierno municipal de Jorge Zermeño Infante, que trae una opacidad como nunca en el manejo de sus cuentas del año 2018, sus encargados de comunicación “social” y funcionarios se han negado a proporcionar información a todos los medios de comunicación. En diciembre de 2018, por primera vez en la historia reciente, el gobierno municipal saliente se auto entregó cuentas, pues los funcionarios son casi exactamente los mismos, por lo cual pues no le tuvieron que informar con detalle a nadie. Hay departamentos, como el de Mantenimiento Urbano, que trae cuentas más chuecas que una charamusca, pero ninguna de esas organizaciones, que están claramente alineadas con la línea de la bancada de diputados panistas ante el Congreso del Estado, dice absolutamente nada, menos ahora que a Marcelo Torres Cofiño le ha tocado presidir el Congreso por el 2019, donde se deben revisar las cuentas de 2018 de los “mini gobiernos”. Para nadie es un secreto que Rubén Moreira heredó un embrollo en las finanzas públicas del estado y tampoco es un secreto que sabemos poco menos que nada de lo que sucedió con las empresas fantasmas, pero, si deseamos ser realmente coherentes, el corte debe ir parejo en esto del análisis de las cuentas. Hasta ahora nadie ha dado una explicación del porqué de los desproporcionados aumentos del impuesto predial en Torreón, lo que está golpeando la economía de todas las familias, ¿para qué?


ASÍ NO, AMLO

Al cierre de esta edición se acercaban a 100 el número de personas fallecidas por la explosión del ducto en el estado de Hidalgo, mientras los huachicoleros iniciaban una serie de ataques en serie en contra de los ductos de Pemex en varios estados del país, al mismo tiempo que el preciso Andrés Manuel López Obrador mandaba a comprar algo así como 500 pipas y tracto camiones por la modesta cantidad de 85 millones de dólares para enfrentarse al desabasto que implica el cierre de los ductos que está saboteando el crimen organizado. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ya le echó encima la caballería al ejército y a la policía porque no hicieron lo que se supone se debía para evitar la tragedia de Hidalgo, lo que pone en una posición muy incómoda al ejército, a quien le quieren cargar las culpas, pues, en la opinión de AMLO, el pueblo es bueno y puro y no tiene responsabilidad alguna en la rapiña que estaba ejecutando de manera irresponsable y, como se vio, suicida. La pobreza nunca ha justificado la rapiña. Hubo un tiempo no muy distante en que México fue mucho más pobre que ahora y nadie estaba saqueando hidrocarburos. Sin una planificación adecuada, sin una estrategia que incluyera un plan B, C y hasta D, con esa actitud de querer hacer las cosas con una prisa que lleva a la improvisación, las muy buenas intenciones pueden terminar, literalmente, en el infierno, como sucedió en Hidalgo. Hay una frase que se está volviendo recurrente en el poco tiempo que lleva en funciones el nuevo gobierno federal: “Así no, AMLO”.

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Redacción




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