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La genialidad se tambalea

Cultura / Cultura Principal / 30 octubre, 2018

La quinta temporada de Bojack Horseman 

Por: Daniel Herrera

Escritor y músico lagunero

Twitter: @puratolvanera

 

Pues Bojack Horseman llegó a su quinta temporada y, como casi siempre sucede, nada puede ser perfecto para siempre. 

Camino en sentido contrario a la mayoría de las críticas que he leído sobre el programa. No, esta quinta temporada no es la mejor, vamos, que eso se debate entre la segunda y la tercera. Y no, a pesar de que los creadores y guionistas casi logra un metarrelato bojackciano, la idea no creo que termine de cuajar.  

Tampoco digo aquí, bajo ninguna circunstancia, que la serie se haya ido a la mierda, para nada, sólo que se nota el bajo rendimiento de los guionistas. Es natural, tantos años enredados con los mismos personajes, creando situaciones no sólo dramáticas sino también, al mismo tiempo, graciosas, no debe ser nada sencillo. 

Comparada consigo misma, pienso que esta temporada es la más floja. Comparada con lo que hay en la tele en este momento, Bojack sigue siendo una de las más altas cimas de la era dorada de la televisión. 

Está, lo he dicho una y otra vez, a la altura de Mad Men, sin ninguna duda.  

Pero no me gustaría observar que hacia la última temporada, se convierta en una serie de capítulos apresurados que no logran coronar una historia excepcional. 

Recuerdo series como Boardwalk Empire o Fargo, que desbarrancaron penosamente después de un par de temporadas de gran calidad. Se entiende que la producción televisiva requiera muchas manos e intereses para existir, y que, además, sea un negocio. Muchas series son más espectáculo y entretenimiento que arte. Por eso nosotros, los necios que citamos siempre las mismas series, pensamos que The Sopranos, The Wire y Breaking Bad son las mejores que han sucedido en la corta historia de este medio.  

Claro, la lista podría alargarse, pero no mucho, Mad Men, Treme, Better Call Saul y Bojack Horseman deben estar inmediatamente después en esa lista. Pero estas dos últimas todavía no terminan, así que tampoco podríamos cantar victoria.  

De ahí mi temor ante un estancamiento o un declive sin solución frente a la constante autodestrucción del protagonista. Algo que el creador, Raphael Bob-Waksberg, y sus guionistas vienen explotando desde el principio y que comienza a dar signos de cansancio. 

Pero debo dejarlo claro con ejemplos, así se hace la crítica, ¿no? Por cierto, siguen muchos spoilers, para aquellos que se enfurecen con ese tipo de asuntos, conviene dejar de leer aquí. 

Podemos comenzar con el hecho de que la quinta temporada no inicia de verdad sino hasta el capítulo seis, en donde Bojack hace una elegía a su madre muerta. El capítulo es una absoluta genialidad, casi media hora de un monólogo hilarante pero incómodo. Pocos programas han logrado hacer algo así, recuerdo con rapidez los capítulos de Seinfeld que eran grabados en el mismo lugar y giraban sobre el mismo tema. Pero nada más. 

Los capítulos dos, tres y cinco son sobre los personajes Diane Nguyen, Todd Chavez y Princess Carolyn, y todos están incluidos con calzador. El segundo capítulo parece más una declaración política de los creadores que una historia necesaria para el show. Al hacer que Diane viaje a Vietnam para reencontrarse con sus raíces convierten al capítulo en una hormiga perdida, lejos del hormiguero. Sí, es digno de un análisis, al estilo Slavoj Žižek, sobre el capitalismo, el patriarcado y la colonización; pero no funciona en la narrativa del programa. Voy a decirlo, incluso aburre. 

Pasa lo mismo con el reencuentro de Princess Carolyn con su madre y sus fracasos por adoptar un niño. Todo eso que se cuenta en un capítulo pudo desgranarse a lo largo de varios.  

Entonces, antes del sexto capítulo se podría decir que la serie apenas hace una introducción, una muy larga sin duda. Se salva el capítulo cuatro, en donde Bojack, por equivocación, termina convirtiéndose en un aliado feminista. De ese feminismo más preocupado por lo que sucede en Hollywoo (sin la “d”, recuerden), que por las mujeres asesinadas en cualquier lugar del mundo. 

A partir del capítulo citado, la temporada se convierte en un tira y afloja entre el protagonista, su adicción a las pastillas para el dolor y un desdoblamiento con el personaje que interpreta en la serie que está filmando: Philbert. 

Philbert es un policía malvado y borracho. Un antihéroe. Al principio, Bojack no quiere interpretarlo, son demasiado parecidos, hacia el final de la temporada se funde con él y eso también sucede entre la realidad de Bojack y el set del programa. 

Es un gran recurso, tampoco es novedoso, pero funciona muy bien, el asunto es que de 12 capítulos tres no sirven de nada. Es demasiado para una serie de 30 minutos por capítulo. 

El final de temporada dejó claro que tendremos más Bojack, por lo menos otra temporada. Es momento de que el personaje sufra un cambio, no necesariamente esperamos que se convierta en un caballo amoroso y considerado, pero sí algo por completo diferente a lo que nos ha mostrado por cinco temporadas. El tiempo apremia.

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