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La edición de libros por los gobiernos y universidades locales suele ser un fracaso

Cultura / 5 diciembre, 2023

Por: Álvaro González

El gran cuestionamiento es qué pasa con estos libros en términos de ventas o, en el peor de los casos, de su distribución a un público de lectores cuyo número justifique el haber realizado la edición

Con mucha buena voluntad; con un presupuesto escasísimo y sin ninguna experiencia en mercadotecnia, los gobiernos municipales, el estatal, la Universidad Autónoma de Coahuila y por ahí alguna universidad privada suelen patrocinar la edición de algunos libros, inclusive de pequeñas colecciones, algunas de las cuales me han llegado como regalos.

El gran cuestionamiento es qué pasa con estos libros en términos de ventas o, en el peor de los casos, de su distribución a un público de lectores cuyo número justifique el haber realizado la edición.

Hay ediciones que son apenas de 500 ejemplares, mil ya son muchos, por lo menos en lo que he podido observar en estos últimos años.

La experiencia muestra, con hechos bien concretos, que la mayoría de estas ediciones gubernamentales o universitarias no van más allá de la ceremonia de presentación y los obsequios que se hacen.

Y es que hay, desde mi punto de vista, que es el de un lector asiduo, un editor y un impresor,  varios problemas irresueltos, los cuales en apariencia nadie tiene la intención de corregirlos.

Lo primero es el criterio con el que se selecciona lo que se decide patrocinar para su edición. Debería de haber un grupo de evaluación y este debe de tener criterios rigurosos, de otro modo se publican libros como una especie de favor, lo que es una tontería, por relaciones entre el autor y los funcionarios o, peor aún, porque el autor inspira pena, debido a que después de tocar diez o más puertas ninguna editorial comercial ha querido publicar el trabajo.

Pero el problema más crítico se encuentra en la mercadotecnia. Lo primero es imprimir libros que tengan la misma calidad de los libros comerciales, en su papel y en su presentación, lo que requiere poner en manos de profesionales el diseño de la portada y darle los mismos acabados.

Lo segundo, absolutamente indispensable, es tener algún canal eficiente de distribución y exhibición a la venta de los libros, lo que incluye el hacer el recorrido obligado por los medios de comunicación, el aprovechamiento de la internet al máximo, las relaciones con librerías y las muy escasas revisterías, así como cualquier punto de venta potencial, lo importante es que esos libros se vendan, aunque sea a un costo de recuperación de su costo de producción y el porcentaje de quien hace la venta.

Es muy probable que sea necesario invertir en publicidad. No tiene que ser mucha, solo bien dirigida.

Es penoso decirlo, pero lo que se está haciendo ahora no funciona. Del tiraje, que ya es muy chico, la mayoría se queda en bodegas y una parte se regala a las amistades y eso no tiene sentido.

Escribir un libro es demasiado trabajo, en ocasiones lleva años. Lograr su impresión puede ser una hazaña, pero puede ser también un lamentable desperdicio. Por ego sería también una tontería.

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