Por: Gerardo Lozano
La disputa por los nuevos libros de textos gratuitos para educación básica no es una contienda menor y, en este caso, no tiene que ver con otras disputas que se han dado en el pasado en torno a los contenidos de estos libros, que eran más bien de carácter ideológico. Hoy las cosas van mucho más allá.
El primer problema es que no se siguió lo establecido en la ley, en este caso la constitución misma, para la elaboración de los nuevos libros. Una vez más Andrés Manuel López Obrador ha pasado por encima de la ley.
Los nuevos libros fueron diseñados con secretismo, lo que dejó fuera la participación de los padres de familia y la de expertos en la materia, que debieron actuar como asesores.
Tampoco se ha seguido el procedimiento institucional, que establece primero la definición de los programas, la capacitación adecuada de los maestros y funcionarios, la elaboración de pruebas piloto y, al final del proceso, la elaboración de los libros.
Faccioso y autoritario como es López Obrador, mandó a hacer los nuevos libros de textos pasando por encima de la ley, pero además con gente poco calificada y, lo que es desastroso, partiendo de la ideología del morenismo más retrógrada, para fundar “La Nueva Escuela Mexicana”, en ese afán ególatra y tóxico de querer reinventar al país desde su ideología personal y la de su pequeña camarilla de fanáticos.
Siguiendo también su estilo personal de gobernar, ha hecho las cosas con maña o perfidia, como se le quiera decir. Dan a conocer los libros unas cuantas semanas antes de iniciar el nuevo ciclo escolar y cuando ya tienen los libros elaborándose en la imprenta, en el quinto año de su gobierno, para predicar que está cambiando la educación del país.
El resultado son libros mediocres, donde se minimiza la enseñanza de las matemáticas, el español y no se fortalecen las ciencias exactas en general, que son “neoliberales”, pero sí se introducen una serie de contenidos absurdos y mal hechos en áreas como la historia y las ciencias sociales.
Se llega a la egolatría y la autocracia de colocar algunas fobias del propio AMLO como “históricas”.
EN PERJUICIO DE LOS MÁS POBRES
Debido a que los libros de texto gratuitos son los únicos de que pueden disponer los niños y niñas de los sectores de la población más pobre y de clase media baja, que acude a escuelas públicas, estos libros deberían tener un diseño excelente, hecho realmente por las y los mejores profesionales en la materia.
En el caso de este gobierno, los problemas comienzan con una secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya, que es la secretaria de educación con el perfil más mediocre en toda la historia de la SEP, y quien entró además de manera improvisada, por lo que además de su incompetencia, no tuvo ni tan siquiera participación en la elaboración de los nuevos libros.
Esto tendrá como consecuencia que la mayoría de los niños mexicanos sean educados con libros de texto de baja calidad, lo que puede marcar a toda una generación, cuando la educación básica es la base en el desarrollo de cualquier país.
La historia personal de AMLO muestra, de forma contundente, que es alguien que no cree en la educación. Su historia personal como universitario es, literalmente, un desastre. Pero además tampoco parece creer en la ciencia y la tecnología, porque son “neoliberales” y están al servicio del capitalismo. Así de mediocre y obtusa es la visión. Condena inclusive el hecho de que un estudiante mexicano se especialice en universidades del extranjero, donde él supone que sólo aprenden a robar.
Mientras los nuevos libros de texto, de la “Nueva Escuela Mexicana”, se están distribuyendo en todos los estados gobernados por Morena, las escuelas privadas recibirán esos libros y los amontonarán debajo de los pupitres, para educar con otros libros comprados por madres y padres de familia, lo que profundizará aún más la brecha que ya existe entre la educación de las clases pobres y las clases medias y altas, donde las matemáticas, el español, las ciencias, el inglés y la computación son materias básicas.
GOBERNADORES SUMISOS Y ENTREGUISTAS
Un grupo de gobernadores, todos ellos de oposición, han considerado que los nuevos libros de texto no cumplen con los requisitos de calidad, y sus contenidos no son los más adecuados para garantizar la formación de las niñas y niños, por lo que han interpuesto recursos legales ante el poder judicial para no repartirlo este próximo ciclo escolar.
Gobiernos como el de Coahuila, que dirige Miguel Riquelme Solís, además de interponer el recurso legal han anunciado la elaboración de material adicional para la enseñanza de las matemáticas y el español, además de mantener el libro que corresponde a la enseñanza específica de Coahuila, como estado.
Estos estados están haciendo valer el federalismo, en el cual el poder central debe escuchar y atender a todos los estados, en asuntos tan delicados como el de la educación.
Es un absurdo y una aberración el tener una economía altamente industrializada, exportadora y cada vez más integrada internacionalmente, con una enseñanza deficiente de matemáticas y ciencias en su sistema educativo básico.
Pero hay gobiernos como el de Durango, que dirige Esteban Villegas. Llegó al cargo por medio de los partidos de oposición, PRI y PAN, y durante su primer año de gobierno se ha dedicado a exhibir lo que se perfila como otro mal gobierno para este estado, que es el más pobre del norte de México, nada menos que el poseedor del índice de crecimiento más alto a nivel nacional de pobreza extrema.
Esteban Villegas demuestra que los duranguenses estaban en lo correcto la primera vez que lo rechazaron como candidato del PRI a la gubernatura, pero después de un gobierno tan inepto como el de José Rosas Aispuro, pensaron que no podría haber algo peor, y lo más penoso es que muy probablemente se equivocaron.
Esteban Villegas tiene la convicción que el servilismo para con López Obrador sacará de apuros financieros a un gobierno quebrado, que ya en su primer año ha tenido que recurrir al endeudamiento, pero a López Obrador no le interesa Durango y nunca ha estado en su mapa político.
Errático, servil al poder central, Esteban Villegas ha afirmado que él no puede hacer nada en relación a los nuevos libros de texto gratuitos, como tampoco puede hacer casi nada en todas las demás áreas de su gobierno. Que las cosas se den como diga AMLO.
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