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¿Se puede manipular políticamente a un país con 2,400 pesos mensuales?

Análisis Político y Social / Especiales / 31 octubre, 2023

Por: Rodrigo Tejeda

El primer problema es, que a diferencia de los países desarrollados que tienen sistemas de asistencia social, el nuevo partido gobernante, Morena, está utilizando todos estos programas como un instrumento político, clientelar

¿Cómo ha logrado Andrés Manuel López Obrador convertirse en una especie de ídolo o de deidad para millones de mexicanos, que se han transformado, súbitamente, en seguidores incondicionales e inclusive fanáticos de su credo político? ¿Cómo ha logrado su partido Morena apoderarse, en tan solo cinco años, de casi todo el sistema gubernamental del país? La razón más importante no parece ser su prédica demagógica y populista, pues finalmente otros también la han empleado. El factor más importante parece radicar en la entrega de dinero en efectivo a una parte de la población, que se calcula en cerca de 15 millones de personas, quienes tienen una familia, en la cual el efecto se replica.

Rodrigo es un septuagenario que vive solo, porque su mujer y su única hija ya no soportaron los malos tratos y la tacañería que les dedicaba todos los días. Hace seis años que se pensionó de la empresa donde trabajaba como contador. Tiene una pensión bastante razonable, casa propia, vehículo, servicio médico del IMSS y mucha ociosidad y aburrimiento. Goza de una salud aceptable y su único pariente con quien guarda una relación cordial es un hermano, quien es empresario y radica en la ciudad de Querétaro.

Si ya era de trato difícil con sus pocos vecinos, las cosas han empeorado a raíz de que recibe la pensión para adultos mayores del bienestar, que le permite cobrar 4,800 pesos bimestrales, los cuales religiosamente guarda en una cuenta especial y, cada año, se compra lo que él llama “mi regalo del señor presidente”. Este año se ha comprado una televisión de 50 pulgadas, porque estaban en oferta en la gran venta anual de una conocida tienda departamental de Torreón.

Cualquier charla sobre política con él termina en gritos, no tolera la crítica más sutil, ni el comentario más mínimo que no sea favorable al actual gobierno federal. ¡Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente que ha tenido México! ¡Haber, díganme qué presidente anterior había regalado dinero a los ancianos! ¡Todos los demás nomás robaban! ¡Ojalá que se religiera para que nos siga dando! ¡A mi me vale madre todo lo que digan de él, son puras mentiras!

Rodrigo lee, y lee mucho, en sus larguísimas horas de aburrimiento y ve noticieros de televisión no menos de tres horas diarias, hasta que le vence el sueño, también escucha radio gran parte de la mañana, pero todo cuanto ve o escucha en los medios lo pasa a través de un filtro y lo reinterpreta, ante cualquier comentario que le desagrade mienta madres y maldice.

Él es uno de los 11 millones 427 mil 274 adultos mayores de 65 años que reciben la pensión bimestral del bienestar y, la mayoría, se han convertido en seguidores incondicionales del actual presidente. Antes de recibirla era un simpatizante del priismo y votaba por él.

Doña Sara es una anciana de carácter dulce, quien vive también en una de las colonias de la parte céntrica de Torreón. Es una católica devotísima, que acude a misa todos los días y reza, también a diario, el rosario por las tardes. Tiene dos hijos y seis nietos, pero viven en los Estados Unidos, por lo que ella comparte su modesta vivienda con una de sus hermanas, quien es menor que ella casi diez años. Viven de los pocos dólares que les envía cada mes uno de sus hijos y de la venta de bordados que realizan ambas.

En la lo que se podía considerar la sala de su casa, tiene un altar a San Judas Tadeo, pero en esa mesa, abigarrada de flores y veladoras caben otros santos y la virgen de Guadalupe, pero también alcanza espacio una fotografía de Andrés Manuel López Obrador, con todo y su recuadro de plástico pintado de dorado, muy sonriente él.

Para doña Sara, Andrés Manuel López Obrador es un santo, así lo dice, y lo dice muy en serio. Esa santidad tiene su origen en los 4,800 pesos mensuales que reciben ella y su hermana cada bimestre, lo que les permite comprar sus medicinas, pues ella padece de diabetes dos, sufre de hipertensión y su hermana es epiléptica, por lo que nunca se casó. Ninguna de las dos tiene algún tipo de servicio médico gubernamental.

“Ese hombre es un santo que Dios nos ha mandado, todos los días rezo por él y le pido mucho a la virgen que lo cuide, que lo bendiga a él y a toda su familia, estamos tan agradecidas de lo que hace por nosotros, no sabe cuánto nos ayuda ese dinerito que nos manda cada dos meses”, comenta doña Sara cuando se refiere a Andrés Manuel López Obrador, por quien no votaron en 2018 porque ni siquiera lo conocían.

ASISTENCIA SOCIAL Y MANIPULACIÓN POLÍTICA

Ningún gobierno mexicano anterior había implementado un gasto en asistencia social como el actual, que ha ido creciendo año con año, hasta convertirse en el mayor gasto dentro del presupuesto de egresos de la federación.

La política de asistencia social en México había sido muy pobre, por lo que este gobierno decidió implementar los programas del bienestar, entre los que destaca la pensión a los adultos de 65 años o más, que en el 2024 alcanzará un presupuesto de 465,049 millones de pesos, pero hay otros programas como el de becas a estudiantes, sembrando vida, jóvenes construyendo el futuro y personas discapacitadas, lo que implicará un gasto adicional de otros 178,669 millones de pesos.

Esto, en un país con los niveles de pobreza que tiene México, se puede considerar muy elogiable, desafortunadamente hay algunos problemas, y estos no son menores, más si se les contempla al mediano y largo plazo.

El primer problema es, que a diferencia de los países desarrollados que tienen sistemas de asistencia social, el nuevo partido gobernante, Morena, está utilizando todos estos programas como un instrumento político, clientelar. Los funcionarios encargados de autorizar los apoyos, los manejan como si estos fueran un favor del presidente Andrés Manuel López Obrador y él, directamente en sus “mañaneras”, se encarga de manipular la asistencia social como si fuera una relación personal entre él y el beneficiario, cuando se trata de un gasto gubernamental que procede de los impuestos que generan todas las empresas, trabajadores y profesionistas independientes del país.

El siguiente problema es que una economía tiene que gastar en asistencia social orientándose en proporción a sus ingresos reales, pues de otro modo se excederá y tendrá que contraer deuda, que tiene que pagar con intereses muy altos, lo que compromete las finanzas del país.

Como 2024 es electoral y se renueva la presidencia, López Obrador decidió subir la pensión de los adultos mayores en un 25%, cuando no existía una demanda al respecto y no se contaban con los recursos suficientes para cubrir un gasto de esa magnitud, lo que ha provocado, debido a este gasto y a otros que también tienen un propósito electoral, que en 2024 el gobierno de AMLO generará un endeudamiento de 1.7 billones de pesos, con lo cual el incremento a la deuda en su sexenio  se calcula en un 60%, cuando se la ha pasado prometiendo que no aumentaría la deuda en un solo peso.

A través de los programas del bienestar, AMLO pretende obtener al menos 15 millones de votos para su candidata Claudia Sheinbaum, quien, de ser electa, heredaría unas finanzas públicas muy comprometidas.

COMO SE HACE EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS

En todos los países desarrollados hay programas de asistencia social, que incluyen la asistencia a padres y madres solteras con hijos, becas escolares para los diferentes niveles, cupones para adquisición de comida a personas vulnerables, ayuda a personas discapacitadas, entre otros, pero estos sistemas tienen una reglamentación estricta y los ciudadanos los entienden como una ayuda del estado, no de un partido político, mucho menos del presidente o algún líder de cualquier naturaleza.

Pongamos un ejemplo concreto. En los Estados Unidos se maneja el programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en inglés), que está destinado a prestar ayuda económica a padres o madres solteras hasta con dos hijos.

A partir del periodo de Bill Clinton el programa se descentralizó y pasó al manejo de los estados, quienes reciben el presupuesto correspondiente. En estados como Mississippi, la ayuda en promedio descendió a tan solo 153 dólares mensuales, pero en estados como Alaska es de 642 dólares mensuales. El promedio nacional es de 480 dólares mensuales.

Para recibir la ayuda, los padres realizan una solicitud y tienen que aprobar una aplicación realizada por un trabajador social, para verificar si realmente necesitan tal ayuda, pero además se comprometen a buscar trabajo. La ayuda suele ser por un máximo de 60 meses, es decir cinco años.

Si la aplicación lo justifica, una familia puede recibir al mismo tiempo las llamadas Food Stamps, a través del programa SNAP. En estados como Florida, una familia de tres miembros puede recibir un máximo de 766 dólares mensuales. En Texas una familia de dos miembros recibe 516 dólares y una de tres 740 dólares. El promedio nacional fluctúa entre 730 y 740 dólares para una familia de tres miembros, pero también se pide a los beneficiados, a menos que sean minusválidos o ancianos, comprometerse a buscar empleo, lo cual es verificado. La ayuda es temporal, por el tiempo que realmente lo justifique el beneficiario.

En el caso de los programas del bienestar implementados en México por López Obrador, no hay una evaluación del beneficiario, ni se establece un compromiso. La pensión para adultos mayores, en lo que todos los especialistas en el tema consideran un error, se entrega de forma universal, por lo que se calcula, en base a los últimos censos económicos del INEGI, que al menos un 30% de quienes la reciben son personas de clase media que tienen un ingreso suficiente, ya sea a través de una pensión o de otras fuentes. Esto significa que en 2024 habrá al menos un sobregasto de 155,016 millones de pesos, los que serán cubiertos con deuda pública, pero la proporción irá aumentando con el paso de los años.

Si esto ya es cuestionable, lo es más el hecho de que el sistema público de salud, que es la base de la asistencia social de cualquier estado, se ha deteriorado gravemente en este gobierno, por lo que al menos 30 millones de mexicanos se han quedado sin ningún tipo de cobertura médica pública, en tanto que el sistema más grande que tradicionalmente viene operando, el IMSS-ISSSTE ,se ha vuelto más ineficiente, pese a la inyección de mayores recursos.

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