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El SIMAS de Zermeño: deuda, incumplimiento y corrupción

Análisis Político y Social / 3 octubre, 2021

Por: Eduardo Rodríguez

En lo que es el inicio del proceso de entrega-recepción del gobierno municipal de Torreón, el director del SIMAS, Juan José Gómez, afirma que dejarán una deuda de 180 millones de pesos, de los cuales 45 millones corresponden a deuda a la CFE heredada de otras administraciones.

Los restantes 135 millones de pesos corresponden a pago de proveedores a corto plazo, los que tendrían que ser pagados por la próxima administración durante los primeros meses de 2022.

El funcionario no explica de dónde se deriva una deuda a corto plazo de 135 millones de pesos a proveedores y por qué se le sigue debiendo a la CFE 45 millones de pesos, cuando en sus mismas declaraciones dio a conocer que hoy se tienen ingresos mensuales por 70 millones de pesos; 10 millones mensuales más que cuando fue recibido el SIMAS, lo que implica que han ingresado un promedio de 120 millones de pesos adicionales.

De acuerdo a los estados financieros recibidos en el cambio de gobierno en 2018, se establece que el SIMAS dejó un pasivo por 199 millones de pesos, así que, después de 4 años y con ingresos adicionales de 120 millones de pesos anuales, la consigna parece ser el “te dejo la misma deuda que tú me dejaste”, lo que pinta inmejorablemente la postura de mezquindad que ha caracterizado al gobierno de Jorge Zermeño Infante.

El todavía alcalde en funciones llegó al poder haciendo crítica del SIMAS y de su manejo y prometiendo, en repetidas ocasiones, que mejoraría la infraestructura de conducción e inclusive resolvería el problema del drenaje urbano, cosas que no hizo.

Lo que sí hizo Jorge Zermeño fue incrementar las tarifas de casi todos los servicios públicos, pero no resolvió lo prometido.

SIMAS está ejerciendo un presupuesto de 840 millones de pesos anuales y el organismo tiene varias carpetas abiertas por parte de la Auditoria Superior del Estado, en torno a obras y contratos asignados sin cumplir los requerimientos oficiales, además de presentar gastos que no están justificados, de acuerdo a los precios de mercado.

Juan José Gómez tiene dos negocios: pintura y bombas para extracción de agua. Su designación en el cargo se vio desde el principio como un choque de intereses, lo mismo que el mantener a Raymundo Rodríguez en la dirección técnica, un funcionario que se ha eternizado en el cargo y arrastra todos los vicios imaginables, pero esto permite que Juan José Gómez lo haya pasado bastante cómodo en los últimos cuatro años.

Después de estos mismos cuatro años y sin especificar cuánto dinero se ha llevado el despacho de abogados que contrataron, resulta que el pleito legal con la empresa Ecoagua, en torno a la Planta Tratadora de Aguas Residuales, sigue sin terminar. Cuatro años no bastaron para finiquitar un asunto legal que estaba prácticamente ganado.

La razón principal de semejante demora y de un gasto en servicios legales que se aprecia injustificado tiene una explicación histórica: el negocio de la planta tratadora con Conagua lo firmó unas semanas antes de terminar su primer gobierno el propio Jorge Zermeño, así que no ha ganado el pleito porque tiene un compromiso que se remonta al año de 1999. Zermeño tenía tanta prisa en cerrar el negocio que la firma del contrato se realizó en un restaurante del boulevard Independencia, de comida española para mayores señas.

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