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Las mañaneras, ensuciando el periodismo

Análisis Político y Social / Opinión / 3 enero, 2021

Por: Marcela Valles

Las llamadas “mañaneras” o ruedas de prensa que ofrece diariamente el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, son, en teoría, la base de la estrategia de comunicación gubernamental, pero realmente son un foro abierto de por lo menos dos horas diarias para muchas otras cosas, principalmente para promover la imagen presidencial con mucha información que no es cierta y con verdades a medias, pero además para tratar de descalificar toda forma de oposición al gobierno, utilizando sátiras, insultos, acusaciones en contra de medios de comunicación y de periodistas, políticos y de cualquier personaje crítico que cobre cierta relevancia.

Es muy importante referir que las “mañaneras” han venido sembrando un ambiente de animosidad en contra del periodismo como tal y de la mayoría de los medios de comunicación, lo que se refleja de manera particular en las redes sociales, ya sea a través de usuarios ordinarios que se tornan cada vez más agresivos contra los críticos del gobierno actual o utilizando medios digitales patrocinados, directa o indirectamente, por el propio gobierno federal.

La forma más agresiva de descalificación es el uso de “bots” para atacar periodistas y medios de comunicación profesionales.

Todos los días acude a Palacio Nacional un grupo de periodistas de muy diversos medios para cubrir el evento, pero a ese grupo los propios funcionarios gubernamentales han agregado otro grupo de “tuiteros”, de gente que posee medios digitales cuya única función es elogiar al presidente, romper los cuestionamientos con preguntas a modo y, lo más detestable, atacar a periodistas y medios de comunicación, lo que es una práctica sucia que nunca se había permitido en ningún tipo de conferencias de prensa gubernamentales, mucho menos del presidente de la república.

La tarea no termina al concluir las dos horas diarias de “las mañaneras”, sino que se prolonga a lo largo de todo el día, repitiendo el mensaje presidencial y atacando políticos, empresarios, intelectuales, líderes de opinión y periodistas que mantienen una línea crítica e independiente ante el poder.

Este ambiente de animadversión, que inicia en “las mañaneras” ha ido creando un ambiente de agresividad y descalificación contra el periodismo en general y, por sentido común, no es ajeno al hecho tan grave de que en 2020 hayan sido asesinados 20 periodistas en el país y otros 224 hayan sido agredidos o acosados, quedando en la impunidad más del 90 por ciento de los casos, lo que invita a seguirlos repitiendo.

La casi totalidad de los medios de comunicación están hoy en las redes sociales, pero el problema es que el insulto se ha convertido en el lenguaje común de los lectores, que se intercambian las agresiones más soeces para defender una determinada postura, en un ambiente de polarización, con una horrible escritura pero una capacidad de insultar inagotable.

En ese ambiente ya enrarecido, logran destacar por su agresividad los usuarios que defienden el discurso y las políticas oficialistas, algo que no sucedía en tal intensidad y de forma tan abrumadora todavía en 2016 o 2017.

“CON MOSCAS EN LA BOCA…”

Un ejemplo de lo que está sucediendo durante “las mañaneras” se dio el pasado 14 de diciembre, cuando Marco Antonio Olvera, del diario digital Bajo Palabra, atacó a Víctor Trujillo “Brozo”, por cuestionar la estrategia de vacunación contra el COVID-19 de AMLO, utilizando el estilo que le caracteriza de sátira política, pero en este caso empleando términos más altisonantes, como “hijo de la chin…”, “pinche”, etc.

Este personaje Marco Antonio Olvera, infaltable asistente a “las mañaneras”, con silla preferente en las primeras filas, se dedicó a alagar al presidente y atacar a Víctor Trujillo en estos términos:

“[Antes) hablar mal del presidente representaba desaparición y muerte segura. […] Si hoy el mismo Víctor Trujillo, el farsante llamado “Brozo”, se hubiera referido como lo hizo contra su persona y la investidura presidencial en días recientes, seguro se hubiera amanecido con moscas en la boca.”

Según Olvera, entonces hay que mandar matar a “Brozo” porque, en un video que circula en las redes, con un lenguaje altisonante, advierte que López Obrador no debe utilizar la vacuna contra el COVID-19 con fines electorales, palabras más, palabras menos.

López Obrador se muestra verbalmente tolerante y menciona que el asunto es parte de los nuevos tiempos, inclusive hace una referencia algo imprecisa a cierta frase que le atribuye a Hitler y a Goebbels, su ministro de propaganda, pero de ninguna forma condena las palabras del tuitero que pide mandar matar, sino que lo elogia.

“A mí me gusta la forma en que preguntas, porque eres informado y me gusta como piensas”, le comentó AMLO.

El hecho molestó al medio periodístico y levantó muchas críticas, por lo que varios conocidos comentaristas publicaron quién es Marco Antonio Olvera y apareció lo esperado.

Es gente de René Bejarano, “el señor de las ligas”, uno de los políticos más oscuros y turbios de lo que ahora es el séquito de López Obrador. Cobra en la nómina del diputado Benjamín Robles Montoya y en la del Partido del Trabajo, por lo cual se dedica a gestionar entrevistas para los políticos de este partido político.

En su cuenta de Twitter dice contar con 10 mil seguidores, entre los cuales se encuentran John Ackerman, Epigmenio Ibarra y Hernán Gómez, entre otros voceros de la 4T.

Este es el tipo y el nivel de personajes que emplea la oficina de comunicación de la presidencia de la república para “cuidar” todos los días “las mañaneras”.

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Redacción




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