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Crisis ecológica en La Laguna

Análisis Político y Social / 6 junio, 2022

Por: Álvaro González

Hace ya muchos años que se utiliza, como si fuera un emblema, la frase de “Vencimos al desierto”, pero resulta que al desierto no se le vence; a ningún ecosistema del planeta se le vence y menos, como el desierto, si es de origen tan inhóspito para la habitación humana.

La laguna de Mayrán, que era un ecosistema excepcional en medio del desierto, alimentado por ese otro milagro que es el río Nazas, desapareció desde que el agua del río fue canalizada para uso agrícola.

Denominar a la región como La Laguna o como región lagunera dejó así de tener sentido, porque ya no existe esa laguna desde principios del siglo pasado, pero se sigue conservando como un símbolo.

Para los hacendados y agricultores que lo hicieron, la desaparición de aquella laguna fue un “gran logro”, porque la región entraba así a un nuevo periodo de “progreso” y de riqueza agrícola sin precedentes.

La región se convirtió en uno de los grandes orgullos del régimen porfirista y de la modernidad, pero nadie pareció pensar en que había que pensar a futuro y hacer un uso razonable del agua, pues era el recurso fundamental que hacía posible la colonización en medio del llamado desierto de Chihuahua.

Ya sin laguna y con toda el agua del río Nazas canalizada, en los años cincuentas del siglo pasado un grupo de agricultores tomó una decisión fatal: comenzar a establecer una cuenca lechera en la región, introduciendo cultivos forrajeros que requieren, especialmente la alfalfa, una enorme cantidad de agua.

Era el segundo paso: explotar los mantos acuíferos que se habían ido formando a lo largo de millones de años con las avenidas del río Nazas, cuyo cause, a partir de Lerdo, había sido secado.

Se comenzó a explotar los mantos subterráneos como si estos fueran infinitos, hasta alcanzar una extracción que supera el millón de metros cúbicos cada año.

Por varios factores, entre ellos la corrupción como el más importante, se desplomó el cultivo algodonero y otros cultivos alternos, como el de la vid. Todo el sistema ejidal entró en crisis y, en cosa de 30 años, no más, se fue desmantelando y pasó en gran parte a ser explotado por un grupo de grandes agricultores, dedicados a la producción lechera.

La corrupción gubernamental fue determinante es la explotación indiscriminada de los acuíferos, como hasta la fecha lo sigue siendo. La CONAGUA, aunque casi nadie lo diga y menos lo denuncie abiertamente, es la principalmente responsable de lo que podíamos llamar como el ecocidio de los mantos freáticos en la región.

Han pasado décadas y un listado de funcionarios corruptos, quienes, hasta la fecha, no son capaces de dar ni tan siquiera el número de pozos de extracción, mucho menos de regularlos. Y en el actual gobierno, que supuestamente maneja como su máxima bandera la lucha contra la corrupción, nada absolutamente ha cambiado.

 

 

TERCERA Y ÚLTIMA LLAMADA

 

La sobreexplotación de los mantos acuíferos llegó a su punto crítico, lo que ha generado el grave problema de escasez de agua para el consumo humano, lo que es toda una aberración, ya que toda la zona urbana de la región consume apenas entre el 5 y el 8% de toda el agua que se extrae de los mantos subterráneos.

El tercer paso será utilizar una parte del agua que proviene del río Nazas para abastecer a la población, a través de un proyecto denominado Agua Saludable para La Laguna, en el que se invertirán, en principio, 11 mil millones de pesos, pero que requerirá de un gasto mucho mayor para llevar esa agua hasta cada uno de los hogares de la región.

Como nada se planea y se vive como si el futuro nunca fuera a llegar, se está realizando esta obra bajo presión, improvisando, siguiendo los viejos vicios de la CONAGUA, a partir de una situación de crisis, cuando todo esto pudo haber sido evitado.

Se realiza la inversión y se potabilizará agua del río Nazas, sin antes haber realizado todo un reordenamiento y regulación a fondo de la explotación del agua en la región.

La explotación del agua para uso agrícola se sigue haciendo como si aquí no pasara nada, mientras que, con la entrada de la primavera, que ha llegado con un calor intenso y la prolongación de la sequía, tiene ya a una parte importante de la población sufriendo la escasez de agua.

Tampoco se han destinado recursos especiales para mejorar la eficiencia de los sistemas municipales que administran el suministro de agua, ni para la infraestructura que se requerirá para la distribución del agua tratada del río Nazas. El proyecto Agua Saludable es manejado por un político que estaba dedicado a la operación político-electoral de Morena, quien, de acuerdo a su historial conocido, no sabe nada de obras hidráulicas, ni de ingeniería, ni de ecología, quien fue enviado a dirigir esta obra por una especie de castigo político.

Los organismos municipales del agua han sido, por décadas, un pozo de corrupción inagotable, además de ineficiencia. La misma Planta Tratadora de Aguas Residuales de Torreón fue convertida en un negocio corrupto, que apesta más que la misma agua que supuestamente trata.

En medio de esta crisis del agua nadie habla de cuidar el río Nazas, cuando el planeta entero está entrando en un cambio climático, de consecuencias incalculables.

Unos pocos ciudadanos y un reducidísimo grupo de activistas por la ecología trabajan en la preservación de la cuenca alta del río Nazas, de donde proviene toda el agua de la que disponemos, pero lo hace con escasísimos recursos, con una gran voluntad pero con enormes limitaciones.

Y el río Nazas es lo único que tenemos, en medio ya de este cambio climático global.

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