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La Señora ‘X’ y el Señor ‘PG’: La cultura de la tranza

Análisis Político y Social / 13 agosto, 2023

Por: Marcela Valles

Ante la violación persistente de la ley, el INE y el TEPJF le ordenaron al presidente Andrés Manuel López Obrador sacar las manos del proceso electoral y, especialmente, dejar de atacar a los partidos y personas de la oposición.

Desde el lanzamiento de la campaña de las “corcholatas”, que significó adelantar en seis meses el proceso de sucesión presidencial, AMLO y su partido Morena comenzaron a violar impunemente la ley, en esa subcultura tan arraigada de “el agandalle”, “la chicana”, el “si puedo te saco ventaja porque yo soy más astuto que tú”.

El INE debió parar de inmediato las campañas, pero dudó y creó un desorden en el sistema electoral del país, que debe apegarse a la ley establecida, la cual, mientras no cambie, es obligatoria y son las reglas de nuestro juego democrático.

Viendo la inacción del INE y del TEPJF, la oposición comenzó a meter demandas, pero esto sólo lo usaron para ganar tiempo las “corcholatas” de AMLO, así que la coalición opositora lanzó también su proceso de selección de candidato, pues de otro modo se quedaría rezagada por lo menos seis meses frente al partido oficial.

La gota que ha derramado el vaso ha sido los ataques del propio AMLO en contra de Xóchitl Gálvez, para tratar de desacreditarla y enlodar su trayectoria personal, familiar y empresarial. El presidente divulgó información confidencial de Gálvez, con lo que comete varios delitos.

Y aquí surge el cuestionamiento obligado: por qué un presidente, que pregona la virtud cada que le conviene, recurre a la burla de la ley mediante alguna artimaña ilegal que le permite su posición de poder.

Si no me dejan hacer lo que a cualquier presidente de la república le está prohibido, entonces me invento alguna artimaña para burlarme de la ley porque yo soy muy astuto, o, sencillamente, porque soy el presidente y yo tengo el poder de hacerlo con impunidad.

Como no podía ya mencionar personalmente a Xóchitl Gálvez, entones ha creado cínicamente una nueva sección de su programa de revista llamado “la mañanera”, al que ha puesto el nombre de “No lo digo yo”, con lo cual se burla de la ley y seguirá difundiendo lo que él quiere, en boca de sus testaferros y voceros, o a través de Elizabeth García Vilchis, un detestable personaje que dirige la sección “Quién es quién en las mentiras”.

Es deplorable que sea el propio presidente quien impulse esta subcultura arraigadísima de trampa, lo que es demasiado delicado para alguien que detenta el poder; está mostrando que no le interesa la ley electoral del país, ni respeta sus instituciones. No se requiere de mucha imaginación para anticipar lo que sucederá si la próxima elección presidencial resulta muy cerrada: ¿cómo se comportará en dado caso el señor “PG” si hoy violenta la ley para tartar de contener a la señora “X”, que le tiene tan preocupado?

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