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A decretazos y con el Ejército como instrumento

Especiales / Slider / 5 junio, 2023

Por: Rodrigo Tejeda

Para los ingenuos y para esa izquierda candorosa y omisa que hace como que no ve la evidente militarización que se está haciendo en el país, ahí está el caso de Ferrosur, la empresa de Germán Larrea, el segundo hombre más rico de México, a quien le han tomado tres tramos de su empresa concesionaria mediante el asalto de las fuerzas armadas de la Marina.

Una expropiación simulada, muy en el estilo del actual gobierno, pero con el uso de las fuerzas armadas, quien dice que solo es temporal, o que no es sino la recuperación de una concesión que ahora necesita tener bajo su control el Estado.

El antecedente es que Germán Larrea y AMLO estaban negociando un posible arreglo, y parece evidente que no llegaron a él, porque AMLO quería un precio más barato y Larrea no accedió, por lo que al día siguiente se planeó el decretazo expropiatorio y enseguida se ordenó a las fuerzas armadas tomar las instalaciones de la empresa.

Dicho de una forma sencilla: la autocracia y el autoritarismo se agudizan y amenazan con convertirse en la tónica del cierre de sexenio. El mensaje es clarísimo: se ha estado llenando de canonjías al ejército y a la marina y esto no es gratuito, sino parte de un gobierno que parece convencido de que en caso de que las cosas no salgan como las desea, tiene el recurso de la intimidación, del uso político de las fuerzas armadas, lo que es el peor de los escenarios posibles para un régimen democrático.

Germán Larrea y los grandes multimillonarios de México no están para ser defendidos. Desde un principio se han plegado al gobierno de AMLO para negociar de forma individual sus enormes intereses, como era el caso de Ferrosur y de Banamex. Han antepuesto sus intereses personales inclusive al interés del resto del empresariado mexicano, especialmente de la pequeña y mediana empresa.

Carlos Slim, el hombre más rico de México, entra y sale de Palacio Nacional e inclusive presta servicios al grupo en el poder, como el arreglo de la Línea 12 del metro, que es un escándalo que salpica al círculo más intimo de AMLO. No es de extrañar que en este sexenio Carlos Slim haya repuntado notoriamente en sus negocios y esté otra vez cerca de los 100 mil millones de dólares, en el ranking de los hombres más ricos del mundo.

Pero, lamentablemente, el problema no es el de los grandes multimillonarios, sino el hecho del enorme poder que se le está dando a las fuerzas armadas, que parecen no llenar de beneficios, y, por supuesto, están a lo que les ordene el presidente.

Ya tenemos militares hasta en la sopa y ni siquiera los propios partidos de oposición se han atrevido a fijar postura. Los únicos que están haciendo la tarea por la democracia son la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, a la que están tratando de intimidar abiertamente, y los medios periodísticos, que han comenzado a exhibir a la cúpula militar al “destapar” hechos como el departamento de super lujo que se ha comprado el general Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional.

Si el ejército está manejando a discreción enormes presupuestos y es el todólogo del sexenio, ¿por qué no se va a permitir el general un departamentito de super lujo? ¿Qué tantos son 30 millones de pesos para los servicios que le prestan al gobierno de la 4T?

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