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Mientras tanto, Peña Nieto retoza en Madrid

Especiales / 16 mayo, 2023

Por: Marcela Valles

Mientras Andrés Manuel López Obrador le tunde a diario a lo que llama el “neoliberalismo” y hace escarnio y amenazas en contra de los expresidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, hacia quienes tiene una animadversión que se puede calificar como de enfermiza, jamás toca, ni por equivocación, a su antecesor inmediato: Enrique Peña Nieto, el último priista en ocupar la silla presidencial. Éste, después de dejar el cargo, se ha dedicado a pasear y llevar un retiro dorado, que le tiene radicando en una de las zonas de lujo del área conurbada de Madrid, España, en compañía hasta hace unos meses de la modelo potosina Tania Ruiz.

Para Enrique Peña Nieto todo ha sido, desde 2019, la dulce vida, o por lo menos eso reporta la prensa del corazón, que registra sus frecuentes viajes por distintos países europeos, aunque él mismo ha declarado que Madrid y en general España “ya le están gustando”.

Peña Nieto es el último símbolo de la tecnocracia y de lo que AMLO llama el “neoliberalismo”, pero también lo es de la corrupción del viejo régimen, que tuvo en él a un junior mimado de la política, hijo, sobrino y primo de una de las familias del llamado grupo Atlacomulco, uno de los clanes priistas más poderosos del país, del cual forman parte varios de los empresarios más acaudalados de México y políticos intocables aun para el gobierno de la 4T, entre quienes se encuentran el saliente gobernador del Estado de México,  Alfredo Del Mazo Maza, primo de Peña Nieto, o la familia de empresarios Hank-Rhon.

Llegó a la presidencia de la república después de haber sido gobernador del Estado de México por medio de la herencia familiar, ostentándose como un figurín, con una guapura de modelo, aunque con una dudosa capacidad intelectual, cuya limitación trató de compensar rodeándose de un grupo de jóvenes tecnócratas.

Tempranamente viudo, para llegar a la presidencia creyó conveniente buscar una esposa atractiva y famosa que le vistiera su imagen. Él tenía 44 años de edad en 2010 y decidió establecer un matrimonio de apariencia con la actriz Angélica Rivera, sólo tres años menor que él, con quien permaneció casado de 2010 a 2019, pues terminado su periodo presidencial también dio por terminado el matrimonio.

Un dato que se desconoce mucho es que Angélica Rivera no solo era una cara bonita y una actriz conocida como “La Gaviota”, pues tiene un doctorado y una maestría en ciencias económicas por el Instituto Politécnico Nacional, IPN, y es licenciada en economía por la UNAM, es decir: estaba mucho más preparada académicamente que el propio Enrique Peña. De no haberla utilizado solo como una figura decorativa tal vez le hubiera ido mucho mejor a la economía del país.

LA TRAICIÓN AL PRI ¿Y A QUIEN MÁS?

Habiendo comenzado con un índice de popularidad muy alto, que le duró casi dos años, en el que propuso y le aprobaron toda una serie de reformas estructurales para México en las áreas más estratégicas, se perfilaba como el presidente de la modernidad, pero casi todas esas reformas se quedaron en el papel y su mediocridad innata lo llevó a perder toda esa popularidad, hasta terminar con niveles de aprobación bajísimos.

Para 2017 su imagen estaba por el suelo y sabía que el PRI no podía contener en esta ocasión la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, pero el PAN también se encontraba en uno de los peores momentos de su historia política. Aun así, entre el PRI y el PAN controlaban la mayor parte de las gubernaturas en el país y, de muchas maneras, seguían teniendo el poder, además del apoyo de los grandes capitales privados y extranjeros.

AMLO podía ganar la elección de 2018, pero pudo haberse enfrentado a adversarios mucho más calificados y duros, no a un muchacho pretensioso y a un burócrata bobalicón y completamente desangelado, con lo cual todo se le ponía a modo para arrollar y, literalmente, aplastar a los dos partidos que habían regenteado la política mexicana desde la revolución.

¿Qué pasó con Peña Nieto y con todos los gobernadores? Pasó algo en apariencia muy extraño. Para comenzar, Peña Nieto escogió como candidato a Juan Antonio Meade, la peor carta de su baraja, y dejó a su suerte al PRI, al mismo tiempo que se desatendió de la elección y todos los gobernadores se quedaron en una especie de limbo.

El tiempo ha sacado lo que sucedió a la luz del sol, no con testimonios, ni con denuncias, ni de manera abierta, sino por medio del comportamiento tácito de Andrés Manuel López Obrador. En el quinto año de gobierno del tabasqueño, quien jura ante todos los dioses que combate la corrupción como si en ello le fuera la vida, está clarísimo que estableció un pacto de impunidad, por medio del cual Enrique Peña Nieto le ponía la elección a modo a cambio de no ser tocado ni él, ni nadie de su círculo rojo, lo que incluye a su grupo político inmediato y a su grupo de origen: el famoso grupo Atlacomulco. 

Hasta ahora AMLO ha cumplido el pacto de manera escrupulosa y Enrique Peña Nieto ha hecho lo mismo, y ambos parecen contentísimos con ello.

Como incontinente verbal que es, AMLO en algunas ocasiones ha filtrado en sus homilías mañaneras algunos pequeños pero reveladores datos, como el hecho de que sostuvo conversaciones privadas con Peña Nieto, donde llegaron a las confidencialidades y los apapachos políticos, uno de los cuales fue la amarga queja de Peña Nieto por haber sido abandonado por los grandes empresarios, a los cuales había tratado tan bien y les había dado tanto a ganar.

ROMA, ITALIA, 24OCTUBRE2021.- El ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, fue visto saliendo de uno de los hoteles más exclusivos de la capital italiana, acompañado de su actual pareja, Tania Ruiz. FOTO: CUARTOSCURO.COM

Otra de las filtraciones es que entre ambos se estableció un trato muy caballeroso y fraterno, lo que en ocasiones se ha manifestado en sutiles elogios públicos hacia Peña Nieto de parte de AMLO, algo inusitado, cuando el presidente se ha propuesto como meta acabar con el PRI al estilo romano, es decir que no queden ni vestigios, y en verdad que le falta poco para lograrlo, pero a Peña Nieto eso le tiene sin cuidado, mientras él pueda seguir gozando de la dulce vida, y no hay nada en apariencia que se lo impida. 

Terminado su encargo en 2018, Peña Nieto entregó la presidencia y terminó formalmente su matrimonio de apariencia con Angélica Rivera, quien más que sufrir pareció haberse sentido liberada, además de que debió de cobrar una buena pensión de por vida. Al poco tiempo, Peña Nieto apareció en público con una modelo y empresaria potosina llamada Tania Ruiz, nada más 21 años más joven que el señor expresidente, quien ya con 51 años encima y después de una enfermedad ha visto disminuida su guapura, no así su cartera, que luce refulgente, abultadísima.

De la mano de la beldad se fue de vacaciones por medio mundo y luego se instaló en Madrid, donde vive hasta la fecha en un muy exclusivo complejo habitacional, denominado Valdelagua, en San Agustín de Guadalix, donde comparte vecindario con famosos de la farándula, como Penélope Cruz, entre otros, porque el lugar es muy selecto y a prueba de periodistas fisgones.

Cuando dejó la presidencia, Peña Nieto manifestó oficialmente tener un patrimonio, entre bienes inmuebles, inversiones y depósitos bancarios, por 50 millones de pesos, lo que motivó la risa del medio político nacional, pues desde que salió de la gubernatura del Estado de México, Peña Nieto ya era considerado como un político acaudalado, es decir multimillonario; habrá que imaginar de qué tamaño creció su fortuna en su paso por la presidencia, pero él no tiene ningún problema con la Unidad de Inteligencia Financiera, UIF, que lo tiene borrado de la lista de posibles investigaciones por indicaciones expresas de Palacio Nacional.

En su chalet de lujo de Valdelagua y viajando a cuanto destino se le antoja, disfrutó de su nuevo romance con Tania Ruiz, pero como hasta la belleza cansa, según dice la canción popular, este año ella se encargó de dar a conocer a la prensa del corazón que había terminado su romance con el mexiquense y que se dedicará a su empresa de trajes de baño y bikinis, que ella misma promueve entre sus cientos de miles de seguidores en las redes sociales; ha dejado en Madrid a un Enrique Peña que a sus 56 años y después de cinco de ociosidad debe comenzarse a aburrir, aunque a decir verdad nunca parece haber sido un hombre muy entretenido y aficiones interesantes no se le conocen.

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