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La telenovela de Mario Vargas Llosa

Análisis Político y Social / 7 marzo, 2023

Por: Marcela Valles

El premio nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, se ha metido en la peor de sus novelas, y no en la ficción literaria sino en su propia vida, al abandonar a la mujer con la que había estado casado por 50 años, para entrar en un romance frívolo con la socialité española Isabel Preysler, quien fuera pareja originalmente del famoso cantante Julio Iglesias.

¿Cómo es posible que un hombre de esa inteligencia cometiera la tontería de buscarse una pareja 15 años más joven que él, cuando ya tenia 78 años de edad y se metiera al mundo del jet set al que siempre había considerado como una estupidez?

Pues lo hizo y hoy, a sus 86 años, ha escrito que está arrepentido, pero su arrepentimiento no ha detenido a la terrible prensa del corazón, que le está tundiendo sin misericordia y poniéndolo en ridículo mientras él alega que todo ha sido cosa de la “pichula”, lo que asombra, porque a su edad hace tiempo que es un jubilado sexual.

Cuando este enredo de la “pichula” comenzó, Isabel Preysler tenía 63 años de edad y algunas cirugías plásticas menos, quien, afirma, no lo había dejado antes porque “le daba pena su avanzada edad”. Finalmente se ha desecho del anciano nobel para tener una nueva pareja.

El famoso caso ha puesto en la opinión pública el tema de si una pareja dispareja puede funcionar. Es decir, si un hombre y una mujer que tienen entre sí diferencias de 10,15 o más años de edad sí pueden funcionar y hacer tablas viejas en sus romances.

El medio de la farándula es en parte el que ha propiciado esta moda ¿O extravagancia? De alentar parejas que tienen entre sí grandes diferencias de edad, aunque desde siempre muchos hombres con dinero o con alguna posición de poder solían buscarse amantes jóvenes, pero eran relaciones entre clandestinas y de cierta informalidad, a sabiendas que el viejo rico buscaba en la mujer joven y hermosa sexo y entretenimiento, no un matrimonio o algo que se le pareciera.

Si de sexo y diversión se trata, la cosa parece posible, siempre mediando el interés económico de una de las partes y el entendido de que, pasada la calentura de la “pichula”, las cosas sencillamente se terminan. Pero hay ancianos o ancianas que parecen esperar lo imposible y, como dicen los psicólogos en sus terapias, “alguien sale lastimado” o más bien aporreado emocionalmente.

Y en este asunto parece haber tragedias y comedias.

Tragedia: la de la cantante y actriz Yrma Lydya Quiñones, de apenas 21 años de edad, que fue asesinada en pleno restaurante de la Ciudad de México por su marido, un abogado influente y un mucho tortuoso llamado Jesús Hernández Alcocer, apenas el año pasado de 2022, en lo que fue un caso muy mediático y escandaloso.

Ya metido en la cárcel, tal vez por tantas emociones e intensas pasiones experimentadas, el vejestorio murió de una falla cardiovascular, con lo que quedó cerrado el drama. ¿Qué hacía una muchacha de 21 años oficiando como esposa de este tormentoso anciano?

Comedia: la exlíder sindical Elba Esther Gordillo, de 77 años, quien fuera una de las figuras políticas más poderosas de México por varios sexenios y, aprehendida en 2013, fue detenida por cinco años, aunque la mayoría de estos en un hospital, por supuestos males renales, y en su departamento de lujo en la colonia Polanco del DF.

Antes poderosa y ahora multimillonaria, se casó, después de siete años de conocerlo, con el joven abogado Luis Antonio Lagunas Gutiérrez, quien fuera legalmente su defensor y a quien le lleva casi 40 años de edad, en una boda glamorosa y por todo lo alto.

Es su tercer matrimonio y la “maestra”, como le llaman, se ve exultante, encendida; habría que imaginar cómo es que se vería en su alcoba nupcial, pero no hay duda de que el oro es resplandeciente, donde quiera que se le encuentre.

¿Y LA GENTE ORDINARIA?

Pero dejando a un lado a los famosos, los poderosos y los ricos, ¿una pareja dispareja realmente puede ser funcional?

La psicóloga Trinidad Moreno, especialista en terapia familiar y de pareja, considera, desde su experiencia en el consultorio profesional, que la mayoría de las parejas que tienen grandes diferencias en su edad tienden a tener muchos problemas, al corto y mediano plazo, pero sobre todo al largo plazo, donde la diferencia de edad se acentúa por el deterioro físico de una de las partes y los hábitos que son comunes a cada etapa de la vida.

RdeC: ¿Funciona una pareja que tenga, digamos, 15 años de diferencia entre sí?

TM: Habría que aclarar, en mi experiencia profesional, que lo más común es que el hombre sea quien tiene esa mayor edad en relación a su pareja; lo contrario se da muy poco. En la primera etapa de la relación, cuando ella, digamos, tiene 25 y él 40, la relación puede funcionar. Pero cuando ella tenga 45 y él 60 pueden surgir muchos problemas; ya en esa etapa se tienen hijos, puede haber una dependencia económica y el proceso de envejecimiento, con todo lo que este conlleva, es muy marcado.

RdeC: Podemos citar un caso que le haya llamado la atención de manera especial.

TM: Sí, recuerdo el caso de una mujer que llegó a terapia, tenía 50 años y, al verla por primera vez yo pensé que tendría más de 60: usaba el pelo con canas, llevaba poco o nada de maquillaje y una ropa que correspondía a una persona vieja, que era lo que ella trataba de parecer, pues el marido tiene 17 años más que ella. Era una persona muy infeliz en su relación y estaba buscando la manera de separarse, pero tenía muchos problemas para ello, debido a que dependía económicamente por completo de él, quien le supervisaba hasta el último de los gastos y ejercía un control sofocante.

RdeC: ¿Qué sucedió finalmente?

TM: Ella se decidió por la separación y sus dos hijas, ya mayores de edad, la apoyaron tanto emocional como económicamente. Lo más llamativo es que el marido, después de la separación, se volvió a relacionar con una mujer 15 años más joven que él.

RdeC: ¿Hay casos que tengan un desenlace feliz?

TM: En mi experiencia he visto pocos, como decía al inicio; la mayoría pueden tener una buena etapa, mientras están en cierta edad, pero pasando a otras etapas lo común es que se disuelva la relación o, si permanece, haya muchos problemas que involucran su vida sexual, social e inclusive familiar.

RdeC: ¿Pero habrá quien aguante?

TM: Sí, hasta la muerte, pero esto en personas de cierta edad, que se adaptan por diversas razones, como la posición económica y social, la familia, la costumbre. Sí los hay, es posible, pero como lo he dicho, es difícil.

RdeC: ¿Qué lleva a una persona a aceptar una relación con alguien 15 años mayor?

TM: Eso varía mucho dependiendo de si se es hombre o mujer. Una mujer que acepta una pareja digamos 15 años mayor que ella ordinariamente busca una seguridad y bienestar económico, protección y en algunos casos suplir ciertas referencias paternas; también depende de si esa mujer es soltera, si está divorciada, si tiene hijos y a qué edad se inicie esa relación. La mayoría de los hombres que buscan parejas muy jóvenes lo hacen por motivaciones sexuales, por ostentación social y, no pocos, por pensar que de esta forma revitalizan su vida; hay incluso cierta frase cínica por ahí que afirma que “un hombre tiene la edad de la piel de la mujer que toca”. Pero luego de unos años, en ocasiones muy pocos, vienen los problemas.

RdeC: ¿Qué problemas suelen ser más comunes?

TM: En el hombre que es muy mayor que su pareja es frecuente el surgimiento de la celotipia, y en el caso de ellas el de la infidelidad; no siempre, pero sí de forma muy frecuente. La celotipia puede dar paso a relaciones muy tóxicas e incluso al maltrato de la mujer.

RdeC: ¿Qué es lo recomendable?

TM: Sobre las edades en una relación de pareja no existe algo recomendable, finalmente son adultos y deciden libremente su vida amorosa y sus relaciones. Lo que sí es importante es que una persona sea consciente de la edad física que tiene, de sus expectativas de vida y del proceso natural de envejecimiento que va marcando cada etapa. Es muy positivo que una persona se cuide y se conserve bien en cualquier etapa de su vida, sea hombre o mujer, pero al momento de buscar pareja ambas partes deben ser realistas y conscientes, más allá del periodo inicial de enamoramiento si es que éste se da. Finalmente la vida en pareja entra en una realidad donde el romanticismo o la ideas románticas desaparecen y la realidad cotidiana se impone, ya sea de buena manera o de muy mala.

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Redacción




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