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¿A dónde nos lleva la revolución sexual?

Análisis Político y Social / Slider / 31 enero, 2023

Por: Marcela Valles

Estamos en medio de una revolución sexual, donde ya no se discuten las libertades en el ejercicio de la sexualidad, como sucedió en los años setentas y ochentas del siglo pasado, sino en el cuestionamiento de la identidad sexual misma, lo que se traduce como la negación de la existencia biológica de un sexo masculino y femenino, para pasar a la propagación de preferencias sexuales entre personas del mismo sexo, la bisexualidad y el rachazo de una identidad sexual definida, lo que se ha convertido en un movimiento a nivel mundial que, siendo aún una minoría reducida, esta presionando muy fuerte al resto de la sociedad y la cultura, desde una posición en la cual se exige la tolerancia, pero se agrede el debate, la discusión plural y el análisis en torno a estas nuevas manifestaciones.

El pasado 12 de diciembre, en la ceremonia de graduación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Querétaro, el alumno graduado encargado del discurso principal, expresado a nombre de toda la generación, fue un muchacho trans, quien llevaba como atuendo un vestido de mujer y solo debajo de él lo que parecía un pantalón.

Su discurso fue bien llevado, pues tenía habilidad de palabra, pero no fue seleccionado por ser uno de los alumnos más brillantes de la generación, ni por otro tipo de habilidades sobresalientes al resto de los graduados, sino como un mensaje por parte del rector del campus Querétaro, uno de los más importantes del país, de que la institución es tolerante ante el movimiento trans.

Entre la mayoría de los graduandos hubo cierta extrañeza, pues aunque la gran mayoría ya es tolerante, el orador designado no es representativo de la comunidad universitaria, en el sentido que por lo menos el 95% de esta es heterosexual.

Hace apenas 10 años el ITESM no permitía que un alumno o alumna trans se presentara en la pasarela de entrega de títulos de graduación acompañado de una pareja del mismo sexo. Esto no estaba por supuesto escrito en ningún reglamento, pero en la práctica se aplicaba la prohibición, lo que en su momento fue inclusive consignado por algunas publicaciones, como la revista Proceso.

Hoy no solo esta permitido esto, sino que las propias autoridades del ITESM envían un mensaje contundente de aceptación y respaldo al movimiento trans, por lo menos eso fue lo que entendieron todos los asistentes a la ceremonia de graduación referida, tanto alumnos como padres de familia y demás parentela.

Esto puede interpretarse como algo muy progresista, pero las cosas estas demasiado lejos de ser tan optimistas y tan simples como se pretenden ver, pues, como se mencionó al inicio, no se acepta el debate y la discusión plural en torno al tema, pues casi cualquier consideración razonada que invite al debate de estas tendencias de la sexualidad es de inmediato censurada e inclusive agredida, bajo el calificativo de intolerancia, e inclusive posiciones retrógradas.

MÁS ALLA DE LA LIBERTAD

Ciertamente este movimiento o revolución sexual se da dentro de una tendencia mundial que aboga decididamente por las libertades y los derechos de las personas, en este caso a decidir sobre su propia sexualidad, cuando hace tan solo 50 años todavía la población afroamericana de los Estados Unidos luchaba en contra de la esclavitud y, hoy, en los países islámicos, las mujeres luchan por los derechos más elementales, mientras que la homosexualidad es castigada de forma severísima.

Un aspecto relevante es que el factor genético ha sido ya descartado por los estudios científicos más recientes, así es que nos encontramos ante un fenómeno de carácter cultural, no biológico.

Y es obligado cuestionarse a que cambios sociales y culturales lleva el movimiento trans, que modifica de inicio, y de forma radical, lo que conocemos como la estructura tradicional de la familia en occidente y en casi todo el mundo: una pareja heterosexual que procrea y le da crianza a uno o más hijos; que permanece interrelacionada inclusive por generaciones.

Las nuevas formas de relación sexual propuestas biológicamente no pueden procrear, aunque algunas buscan la adopción de hijos procreados en relaciones heterosexuales, pero la tendencia es hacia la supresión de la procreación, cuando los países europeos desarrollados están enfrentando, desde los inicios del siglo, índices de procreación muy bajos, del uno por ciento o aún más reducidos.

La masculinidad y la feminidad están determinados en nuestra cultura y sociedad de una forma casi absoluta, que va desde el vestir hasta los hábitos más sutiles de la vida cotidiana. Con las nuevas tendencias esta masculinidad y feminidad se vuelven relativas y tienen, en consecuencia, modificaciones radicales.

Habría que hacer aquí una consideración muy singular. Muchos especialistas en el comportamiento humano hacen énfasis en que muchas de las parejas de un mismo sexo tienen la peculiaridad de mantener el juego de roles, es decir, uno juega un rol masculino y otro uno femenino, inclusive con el elemento tradicional de ser dominante el uno sobre el otro, o pasivo y activo en lo sexual. Esto se presenta lo mismo en parejas homosexuales que lésbicas.

Pero esto no solo se da en el juego de roles, sino que puede pasar a decisiones y procedimientos mucho más radicales, cuando la persona se sujeta a cirugías muy delicadas en las que se intenta la supresión de los órganos genitales o bien, a la utilización de hormonas para modificar las características naturales del sexo de origen.

Otro aspecto relevante es que la identidad sexual era asumida por la persona desde que esta adquiría la capacidad de razonamiento en la infancia, hasta alcanzar la adolescencia y la juventud, donde comenzaba a ejercer su sexualidad dentro de la heterosexualidad, pero hora en el movimiento trans, la persona pasa por lo que parece todo un conflicto de identidad para resolver finalmente que forma de sexualidad adopta.

LA SOCIEDAD FUTURA

A medida que ha crecido la comunidad trans, ha comenzado a tener un gran activismo, que cae con frecuencia en cierta agresividad, debido en parte a la segregación de que fue anteriormente víctima, pero está ganando de forma rápida espacios en todos los ámbitos sociales y culturales.

Se han modificado muchas leyes y procedimientos legales, para incluir a la comunidad trans, desde aspectos como el casarse legalmente hasta el heredar bienes o adoptar hijos, pero también el reclamar inclusive espacios y posiciones de representación política.

Esto esta acarreando tensiones entre quienes consideran que la comunidad trans, la cual sigue siendo, por lo menos en nuestra sociedad y cultura, una minoría, está presionando en aspectos que incomodan o afectan a la mayoría, como el hecho de exigir un lenguaje “incluyente”, con los cual se pretende que se eliminen de la gramática la denominación de géneros, lo cual es rechazado hasta ahora.

Una expresión como “la tierra” ya no podría ser empleada, pues tendría que ser “le tierre” o algo así.

El movimiento trans también irrumpe en un momento histórico en que se está dando de forma mucho más amplia el movimiento por la igualdad de género y el feminismo, que son distintos y con bases universales, por los cuales se trata de que el hombre y la mujer tengan una posición igualitaria en todos los órdenes de la vida, desde lo familiar, hasta lo laboral, lo político, etc.

Muchas veces se trata de confundir la lucha de las mujeres por la igualdad y el movimiento trans, cuando se trata de dos cosas muy distintas. El movimiento por la igualdad de géneros es muy anterior, por lo menos en la sociedad occidental.

¿QUÉ NOS DEPARA EL FUTURO?

En principio es previsible que el movimiento trans siga creciendo, pero no es posible estimar cuanto lo hará, y de que panera impactará en la conformación social y cultural, o llegado a cierta proporción, se estanque y se mantenga como una minoría que logre la aceptación social, en un mundo donde la mayoría de los países se encaminan hacia la adopción formal de pluralidad y diversidad sexual.

No es nuevo, por lo menos no en la sociedad occidental, e inclusive en algunas sociedades orientales, la aparición de periodos de una gran libertad en las costumbres sexuales, para luego tener periodos en que se regresa a la heterosexualidad y la forma de organización básica que conocemos como familia.

Quizá el planteamiento básico es la tolerancia para la comunidad trans, pero igualmente el respeto de esta hacia la mayoría heterosexual.

La otra alternativa puede ser la confrontación y el endurecimiento de posturas por parte de amplios sectores sociales que se sienten agredidos por el movimiento trans, especialmente cuando los políticos y los gobiernos asumen decisiones que no son consensadas debidamente.

Después del gobierno de Barak Obama en los EEUU, el partido republicano comenzó a encabezar un amplio movimiento de oposición al movimiento trans, a la migración e inclusive a la legislación a favor del aborto voluntario.

Desde el gobierno de Donald Trump gran parte de los estados norteamericanos que representan a la sociedad norteamericana profunda, tradicional, se están manifestando en contra de lo que se consideran como políticas demasiado concesivas a las minorías raciales, trans y feministas por parte del gobierno de la unión.

Se ha formado un marcado contraste entre los estados de las costas, como California y New York y los estados del interior, lo que no parece deseable.

Como un efecto rebote de esta confrontación, la Suprema Corte de los EEUU suprimió la legislación que permitía la libertad de aborto por parte de las norteamericanas, algo que se había legislado desde el siglo pasado.

Lo menos deseable es la polarización, un fenómeno que está asomando de nuevo en todo el mundo y que no acarrea sino conflictos, en ocasiones muy graves.

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