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‘…salió corriendo de Coahuila’

Opinión / 1 noviembre, 2022

Por: Gerardo Lozano

A punto de que se dé la elección del candidato de Morena a Coahuila, Armando Guadiana Tijerina mostró que políticamente tiene pegada y le dejó caer el puño a Ricardo Mejía Berdeja, asestándole en la zona más blanda del coahuilenses más guerrerense: “Yo” dijo el empresario y político fundador de Morena en el estado, “cuando denuncié la corrupción de los Moreira los enfrenté, no salí corriendo de Coahuila y me fui a refugiar en Guerrero para buscar cargos públicos”.

Duro y con contundencia. El hombre del eterno sombrero blanco de finísima lana estaba molesto por el juego sucio en su contra y, a lo norteño, se fue directo sobre el que parece el preferido de los círculos morenistas que rodean a Andrés Manuel López Obrador, o “la jauría”, como les dijera otra norteña: Tatiana Clouthier.

Guadiana Tijerina no sólo acusó a Ricardo Mejía de estar usando el cargo público de Subsecretario de Seguridad, sino que se fue también de frente y denunció a uno de los intocables: Jesús Ramírez, el hombre que se encarga de la comunicación en el gobierno de la 4T, quien le atacó de forma sucia a través de un medio de comunicación de la Ciudad de México, algo que hace un día sí y al otro también, lo mismo con opositores que con morenistas que manejan posiciones independientes.

A través de un desplegado y de declaraciones a medios de comunicación regionales, Guadiana Tijerina denunció que Ricardo Mejía, a las primeras y sin cuidar ni los tiempos ni los modos, le pidió que declinara como precandidato, lo que le pareció un disparate al empresario taurino, quien debe de ver al Subsecretario de Seguridad como un muchacho impertinente y sobrado de ínfulas.

Al final del día Andrés Manuel López Obrador está en deuda con Armando Guadiana, quien lo apoya desde el 2012 y ha sido de la poquísimas gentes que le han puesto de su dinero para posicionar a Morena en Coahuila, de modo que con sobrada razón trae a referencia que en el 2018, mientras él estaba apoyando la campaña de AMLO, Ricardo Mejía le estaba levantando la mano a su tocayo Ricardo Anaya, candidato del PAN, así que calidad moral no tiene mucha para sentirse hoy uno de “los hombres del presidente”, como se ufana en sus reuniones privadas.

De fondo, si Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, no pone a fuego lento el asado y se maneja con un criterio parejo, la designación de candidato a la gubernatura de 2023 se le puede volver un enredo, muy semejante al que sucedió en Durango, donde los verdaderos morenistas se encabritaron y le dieron un baño de huevos, al grito de ¡traidor! ¡traidor!

Como dice el dicho ranchero y lo dice muy bien, si hay juego sucio para Armando Guadiana y para Luis Fernando Salazar, “les pueden orinar las mazorcas” porque tienen con qué y si no vea usted: dinero les sobra, conocen y controlan buena parte de la poca estructura que tiene Morena en Coahuila, tienen su propia gente y están muy bien relacionados.

Si les salen con una encuestita a modo y un dedazo, sea de quien sea ese dedo, ya mostraron que no van a sentarse a ver la fiesta, sino que la pueden convertir en un zafarrancho.

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