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La definición de la 4T: un nuevo régimen autoritario

Opinión Principal / Slider / 6 junio, 2022

Por: Gerardo Lozano

Con el inicio de la segunda parte del sexenio, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha ido aclarando lo que todo mundo se cuestionaba, por lo ambiguo: ¿qué es realmente eso que llaman la “cuarta transformación” o 4T? La respuesta se ha ido perfilando hasta dejar en claro de qué se trata realmente: el establecimiento de un nuevo régimen autoritario en México, más o menos similar al viejo PRI de los años setentas, sólo que de la mano de un populista de izquierda que se maneja como un gobernante absoluto y, lamentablemente, como era de esperarse, muy poco competente como estadista, pero con un hambre insaciable de poder

Detrás del aparente discurso antiguo de liberales contra conservadores, que se dio en el México del siglo XIX, y de tachar a todos sus opositores reales e imaginarios de neoliberales, así como a todos los problemas del país como consecuencia de tal neoliberalismo, se han ido adoptando políticas y decisiones presidenciales que son mucho más concretas y conforman el escenario hacia el cual se quiere llegar en 2024, año de la sucesión presidencial.

Los hechos muestran que el primer propósito es recuperar el control presidencial de toda la estructura política del país, para lo cual se están empleando medios legales e ilegales.

La primera medida fue desmantelar o intentar desmantelar todos los organismos autónomos al gobierno central; concentrar todo el gasto público, poniendo a pan y agua a los estados e instituciones, así como a los gobiernos municipales, para disponer de la mayor cantidad de dinero posible y utilizarlo en programas clientelares, que les garanticen un control político de la parte más pobre y populosa de la población.

A partir de ahí la estrategia ha sido la de ir ganando la mayor cantidad posible de estados del país, hasta abarcarlos casi todos en 2024.

En 2019, después de la elección de 2018, Morena sólo gobernaba en seis entidades: Ciudad de México, Morelos, Puebla, Veracruz, Tabasco y Chiapas, considerando el muy conveniente accidente aéreo en el que murió la gobernadora electa de Puebla y su esposo, el líder político del panismo poblano, Rafael Moreno Valle.

En 2021 de 15 gubernaturas en disputa Morena ganó 11: Baja California Norte, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, para lo cual empleó los procedimientos más pragmáticos imaginables, como comprar a gobernadores con embajadas, ofrecer impunidad, utilizar amenazas y pactos de facto con el crimen organizado, lo que les permitió hacerse de casi todo el pacífico mexicano.

Llegó así a 17 estados bajo su control, con una población de 58 millones 462 mil habitantes, pero habrá que sumar a San Luis Potosí, ganado por una alianza del PT y el PVEM, en lo que es considerado como un narco-gobierno. Suman entonces 18 estados en total.

Para este año de 2022, en las elecciones del 6 de junio, Morena espera ganar al menos en 4 de las 6 gubernaturas en disputa, con lo que sumaría 22 estados, controlando todo el sur del país, el centro y el pacífico.

Sólo les restaría, en 2023, ganar Coahuila, donde enfrentan un escenario adverso, y el Estado de México, que es como la joya de la corona por ser el más poblado del país. Morena lograría así tener, si ganara el Estado de México, el control gubernamental sobre 23 estados de los 32, o bien 24, en los que viven al menos 75 millones de mexicanos.

TODO EL CONTROL POLÍTICO EN 2024

El siguiente paso es desmantelar el actual Instituto Nacional Electoral, INE, al cual AMLO ha atacado sistemáticamente y se le ha resistido su control, pero ahora ha propuesto una reforma electoral, como siguiente paso, por la cual, aprovechando ya su posición de partido mayoritario, intenta apoderarse de lo que sería un nuevo INE, que estaría controlado por Morena y, en consecuencia, por el presidente.

Además del control de un “nuevo” INE, se pretende el control del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; el control de la Cámara de Diputados y Senadores, donde desaparecerían las plurinominales, quedando sin representación los partidos minoritarios y, como añadido, se metería mano en los congresos estatales y los municipios, donde también desaparecería la representación de la oposición y se daría paso a un partido hegemónico, único, controlado personalmente por el presidente de la república.

Se da por un hecho que esta propuesta de reforma electoral no pasará, debido a que Morena no tiene los dos tercios en la Cámara de Diputados y el Senado para modificar la constitución, pero lo está intentando, preparando la elección presidencial de 2024, donde el propósito es consolidar un régimen de partido único, con las condiciones para permanecer en el poder por décadas, por lo menos esa es la intención.

Para lograr el propósito hay que debilitar y deshacerse de la oposición, usando la tribuna presidencial para insultar, mentir y emprender campañas de odio, manipulando un supuesto nacionalismo, una auto representación del “pueblo” y la defensa de los intereses de éste, con el manejo de una supuesta lucha contra la corrupción, cuando el actual gobierno está plagado de prácticas de corrupción.

Los diputados y senadores de la oposición que no aprobaron la reforma eléctrica, que busca darle al gobierno el control de todo el sistema eléctrico del país, son agredidos como “traidores a la patria”, de “atentar contra los intereses de la nación y estar protegiendo los intereses de empresas extranjeras”.

El propósito real es desacreditar a la oposición y lanzar una campaña de linchamiento, por la cual todo opositor del gobierno central es enemigo de la nación, cuando en realidad sólo es adversario de un grupo político que ha tomado el poder y desea perpetuarse en él, lo que va en contra de un sistema democrático y es propio de regímenes autoritarios y dictatoriales.

Han aparecido prácticas como las de colocar “tendederos” en las plazas públicas señalando a diputados, con sus fotografías, pidiendo su linchamiento como “traidores a la patria”, una práctica que era muy frecuente en los regímenes fascistas y comunistas, que de fondo guardan enormes similitudes.

Es sólo una estrategia sucia para el siguiente paso: vamos a desaparecer a esos diputados y vamos a darle al Estado el control de todos los energéticos del país, lo cual, por sentido común, no le conviene a la sociedad, que queda a merced de monopolios nacionales, los que son manejados por el grupo en el poder.

Si en las condiciones actuales un ciudadano común se encuentra indefenso ante la Comisión Federal de Electricidad, CFE, ya se puede imaginar lo que sucederá cuando recobre el control absoluto. La energía eléctrica no será un “derecho humano”, sino un servicio indispensable controlado por el Estado como mejor le parezca a este.

Confundir la concentración de todo el poder en el estado con el nacionalismo es una gigantesca estupidez, porque el Estado finalmente no es sino un aparato monstruoso que es controlado por el grupo en el poder, no es la nación y puede ir inclusive en contra de los intereses de esta, utilizando el aparato represor que tiene a su disposición, pues todo estado tiene el monopolio del uso de la fuerza física.

A LA VOZ DEL AMO

Como un ejercicio de su vocación autoritaria, AMLO no tiene un gabinete de ministros que conformen su gobierno, sino un grupo de cortesanos, que están para hacer lo que él decida y para repetir lo que diga. Es vergonzante el nivel de servilismo al que llegan y las humillaciones que soportan.

Cada nuevo gobernador de Morena no está para servir a su estado, sino principalmente para cumplir con los deseos presidenciales y quedar bien ante “el señor presidente”, lo mismo que cada diputado y cada senador que ha obtenido el cargo por Morena.

Para completar el retorno al viejo autoritarismo de lo que fue la “presidencia imperial”, López Obrador ha resucitado el juego del “tapado”, disfrutando con la manipulación de tres o cuatro allegados, a quienes ha puesto a competir para ver quien de ellos es designado como su sucesor, o quién gana su favor, en lo que es otra práctica vergonzante.

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Redacción




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