Breaking

Inevitable restructurar a la UAdeC

Especiales / 7 febrero, 2022

Por: Álvaro González

La Universidad Autónoma de Coahuila se encuentra en una situación económica grave: sus egresos están desfasados de sus ingresos, con mucho, y su deuda acumulada es de 1,537 millones de pesos al cierre de 2021, en datos oficiales. Su sistema de pensiones tiene, por sí solo, un pasivo que se ubica en los 470 millones de pesos, pero, tal vez lo más delicado es que esta situación tenderá a empeorar en lo que resta del gobierno de AMLO.

¿Qué hacer ante una problemática así? La capacidad del gobierno estatal para seguir subsidiando a la universidad se ha agotado y el gobierno federal le ha retirado todos los recursos que ha podido, lo que ha llevado la situación a un punto límite, pero tal vez por la pandemia o por la poca concientización que existe en torno la educación universitaria. Tanto al interior como al exterior de la misma universidad, parece que no existe una idea precisa o tan siquiera aproximada de lo que está sucediendo.

LA UAdeC y la mayoría de las grandes universidades públicas y privadas del país son estructuras que han ido creciendo con el paso de las décadas, hasta alcanzar niveles como el de la UNAM, que es monstruoso, gigantesco, pero lo importante es su crecimiento en cuanto a su calidad en el ámbito universitario, pues lo grandote no es sinónimo de grandioso.

Estas estructuras tan grandes y complejas se van volviendo cada vez más costosas, pero también más ineficientes y, lamentablemente, también pueden caer en procesos de obsolescencia.

LA UAdeC es una organización muy grande y muy compleja, que requiere cada vez de mayores recursos financieros. De hecho, la universidad tiene el segundo presupuesto público de Coahuila, después del gobierno del estado.

Su presupuesto de egresos aprobado por el consejo para 2022 es de 3 mil 409 millones 115 mil pesos, pero su planta de jubilados asciende ya a 2,228 extrabajadores, que se acerca ya a la planta total de maestros del nivel superior en activo, la cual es de 3,005 maestros: 1,038 de tiempo completo y 1,967 de tiempo parcial. El número total de alumnos alcanza ya los 39,297.

En un enfoque tradicional la UAdeC se encuentra en un serio problema y tendrá que hacer todos los recortes posibles de personal que no sea prioritario. El problema es definir adecuadamente qué debe tener prioridad y qué no en una universidad, pues cada quien defenderá lo suyo, especialmente tratándose de estar o no en la nómina.

Viéndolo con un enfoque más creativo, la UAdeC se encuentra ante una oportunidad de soltar mucho lastre y mucha obsolescencia, para enfocarse en un modelo educativo más moderno y eficiente, aunque la institución tenga que ser más chica.

Nuestro modelo universitario base tiene la increíble antigüedad de casi mil años, cuando el conocimiento, las ciencias, las artes y la tecnología han comenzado un cambio y una aceleración impresionante en las últimas cinco décadas.

Para estar a la vanguardia, una universidad debe ser hoy una organización sumamente flexible, de otro modo se va dando un rezago cada vez más grande entre lo que sucede en las aulas y lo que sucede en el mundo real.

El reto más grande de la universidad es estar en consonancia con la sociedad y la cultura de la que forma parte, pero también a la vanguardia, aportando gente profesionalmente capacitada en una gran cantidad de áreas y generando además conocimiento y tecnologías, algo que es tan importante como lo primero; en este sentido nuestras universidades tienen un serio problema de atraso como institución científicas y tecnológicas. La mayoría aporta poco o casi nada.

UNA OPORTUNIDAD DE CAMBIO

Cuando se da un repaso a la matrícula de unidades como Torreón, hay una gran cantidad de cuestionamientos sobre muchos indicadores que reportan la existencia de fuertes contradicciones entre la oferta educativa, la demanda laboral, las tendencias del conocimiento y de las tecnologías.

Partiendo de un modelo milenario, pueden bastar un aula, un grupo de alumnos, un programa de estudios, un programa más o menos definido por cada materia y un grupo de profesionistas con necesidad de obtener un ingreso extra por impartir clases, para establecer una “universidad”. Y eso es lo que está sucediendo en la región lagunera.

Existen 56 instituciones de educación superior registradas ante la ANUIES, que ofrecen 113 distintas licenciaturas, lo que es impresionante, pero no en términos académicos y mucho menos en términos laborales.

Hay carreras como la de derecho, la de contador público y la de administración de empresas que tienen enormes matrículas. En la región hay 2,148 estudiantes de derecho. Cada año ingresan al mercado de trabajo aproximadamente 450 nuevos abogados. Es una carrera sumamente tradicional y viejísima, anterior por supuesto a la existencia misma de la universidad como tal, pues proviene desde el periodo romano.

Esto significa que en los últimos 10 años tenemos en la región al menos 4,000 abogados más. ¿Qué están haciendo esa cantidad de jóvenes hoy? La gran mayoría está subempleada o se dedica a ejercer un trabajo que no está relacionado con su carrera.

Sucede algo muy similar con la carrera de Contador Público y otro tanto con la de Administración de empresas.

Existe un evidente desorden en la vinculación entre la demanda de profesionistas y la oferta que se está dando en el mercado de trabajo, pues además tenemos un bajo nivel de expectativas de emprendedor entre los egresados. En Estados Unidos aproximadamente entre un 75 y un 80 por ciento de sus egresados de universidad tienen aspiraciones de emprender su propio negocio, mientras que en México el propósito de emprendedor se da apenas entre un 20 y un 25 por ciento de todos los egresados.

Debido a la tendencia del cambio que se da hoy en casi todos los órdenes sociales, las universidades deberían ser organizaciones mucho más flexibles y mucho más innovadoras: estar en un cambio permanente, inclusive anticipándose al cambio mismo, pero, contrario a ello, se han sobrecargado de burocracia, las carreras y los programas académicos se están prolongado demasiado y no existe el objetivo de colocar los recursos financieros en las áreas académicas y de investigación que sean las más estratégicas.

Hay varias carreras que se han vuelto masivas y requieren de una disminución en su matrícula; hay otras que por el contrario no se justifican debido a su baja demanda y existen otras que deben ser creadas o incorporadas porque el avance de conocimiento y las necesidades sociales lo exigen.

Algo delicado es que la cantidad de recursos destinados a la investigación es modestísima, comparada a lo que se invierte en una enseñanza tradicional de conocimientos, también en detrimento de la formación de aptitudes y actitudes profesionales.

Existen enormes facultades en las que, por lo masivo, se enseña a grupos de hasta 40 estudiantes o más, bajo un método completamente tradicional; incluso la enseñanza de conocimientos, que hoy están disponibles por muchos medios, es pobre, con niveles bajos.

Una referencia que es bueno siempre considerar es la carrera de medicina, donde hay enormes avances científicos y tecnológicos. Hay que cursar cinco años de universidad con un nivel alto de exigencia en el aprendizaje de conocimientos, pero también de aptitudes y actitudes. Al término hay que realizar un internado en una institución hospitalaria y un servicio social, cada uno de un año, pero posteriormente hay que realizar una especialidad en un centro hospitalario, esto es, en un centro de trabajo, en donde prácticamente se vive.

Pero el avance científico es tal que inclusive surge la necesidad de una subespecialidad, lo que prolonga aún más la estancia en una institución o centro hospitalario. Por ejemplo, un estudiante se gradúa de médico-cirujano, estudia la especialidad en ginecología y posteriormente puede estudiar la subespecialidad en cirugía intrauterina. Son hasta cinco años más de carrera, pero son necesarios.

COSTOS MUY ALTOS

Si hacemos referencia sólo a la parte económica, la UAdeC tiene hoy un costo final anual por cada estudiante de 91 mil 404 pesos, el cual se puede considerar como muy alto y supera al de muchas universidades privadas.

Habría que hacer un análisis para ver en detalle cómo es que se compone ese costo tan elevado.

El rector de la universidad, Salvador Hernández Vélez, ha declarado que se hará un despido de hasta 1,000 trabajadores administrativos y 300 más en los tres hospitales con que cuenta la institución.

Esto confirma que, con el paso de los años, la universidad ha ido creando un aparato administrativo cada vez más grande y complejo, que además va generando un costo de pensiones que es progresivamente cada vez más alto y es imposible de sostener en una proyección a largo plazo.

Además de toda la complejidad de tipo laboral y administrativo de reducir drásticamente los costos, se encuentra el factor político, que es sumamente importante y puede considerarse ya como un serio problema. Éste es, por separado, todo un tema: la injerencia de la política en la universidad y el uso de la misma con fines de carácter político.

Por lo pronto hoy la UAdeC está ante una grave crisis financiera, pero también está frente a una gran oportunidad de restructurarse y dar una gran sacudida a todos los vicios y obstáculos que viene cargando. Esto provocará muchas tensiones, e inclusive conflictos, pero habrá que recordar que todo renacimiento estructural requiere también depuración.

Comentarios de Facebook

Etiquetas: , , , , , , , ,



Redacción




Previous Post

Aprender a vivir con Covid-19

Next Post

Los retos de Román Cepeda





You might also like


More Story

Aprender a vivir con Covid-19

Por: Marcela Valles Las últimas generaciones, incluida la nuestra, la de nuestros padres y una parte de nuestros abuelos...

7 February, 2022