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Feminicidio: el asesino está en casa

Especiales / Especiales Principal / Slider / 7 febrero, 2022

Por: Álvaro González

El pasado sábado 15 de enero era un día ordinario para María Fernanda, una adolescente de 17 años, quien vivía con su familia en el ejido Flor de Mayo, del municipio de Viesca. Las horas largas de todos los días; la misma monotonía de la vida rural en el semi desierto, pero había un motivo de alegría: ese sábado habría baile y María Fernanda pidió permiso a sus padres para asistir.

Cuando salió esa noche, con su sudadera rosa y su pantalón de mezclilla nuevo, ellos no sabían que era la última vez que verían con vida a su hija.

Durante el baile, que transcurrió en apariencia con toda normalidad, María Fernanda estuvo bailando y conviviendo con Jesús Alfredo y Fernando, ambos de 19 años de edad, vecinos del ejido Margaritas, también de Viesca.

Pasada la media noche, ya en domingo, María Fernanda se retiró del baile en compañía de ambos. Lo que sucedió en las horas siguiente fue algo brutal, salvaje, todo en apariencia motivado por el hecho de que la adolescente rechazó las proposiciones amorosas de uno de los dos acompañantes, quien era sólo un conocido.

La violencia que sufrió María Fernanda es demencial. Primeramente fue amenazada y violentada, arrastrándola hasta un lote baldío, donde fue abusada sexualmente y luego estrangulada, acuchillada en su rostro y golpeada en la cabeza.

Cometida la violación y el asesinato, los dos sujetos la taparon con ramas secas y se dieron a la fuga, pero fueron capturados el mismo domingo.

Las autoridades judiciales no han informado si los asesinos sólo habían bebido alcohol o estaban bajo la influencia de algún tipo de droga.

Éste fue el primer feminicidio de 2022 en Coahuila y en la región lagunera. El año pasado se registraron en La Laguna 10 feminicidios y un total de 21 en el estado de Coahuila, sólo tres menos que en 2020.

Las cifras a nivel nacional sobre femicidios son escalofriantes. De enero a noviembre de 2021 fueron asesinadas 3,462 mujeres en México, 922 de esos asesinatos fueron tipificados como feminicidio.

EL ASESINO ESTÁ EN CASA

Según lo ha denunciado la Red de Mujeres de Coahuila, el número de feminicidios en el estado han descendido, pero delitos como la violencia sexual, violencia familiar y lesiones contra mujeres se han incrementado, por lo que es muy difícil que a mediano plazo el feminicidio descienda notoriamente.

En entrevista telefónica para Revista de Coahuila desde la ciudad de Monterrey, la doctora en psicología Lourdes Garza González, especialista en el tema de violencia intrafamiliar, con una experiencia de 30 años en el ramo y asesora de varias ONGs, expone la problemática de la violencia contra la mujer y las principales características del fenómeno.

RdeC: ¿Qué es lo más delicado de este tema de la violencia contra la mujer en sus diferentes formas?

LGG: En mi experiencia profesional, lo más delicado es que estamos ante un fenómeno de una cultura de machismo arraigadísima y que se ha ido complicando por otros fenómenos que son más recientes, los cuales no han hecho sino empeorar esa violencia. Tenemos una subcultura de la violencia hacia la mujer que se vuelve un círculo vicioso, porque la mayor parte de esta violencia se da al interior de las familias. El delito con más incidencia es la violencia intrafamiliar, pero también la mayoría de los casos de violación y abuso sexual en general se dan entre conocidos, familiares, lo mismo que el feminicidio, entonces tenemos la problemática de que la mujer violentada, violada o asesinada tiene tiempo conviviendo con su agresor.

RdeC: Esto es que la mayoría de las veces el enemigo está en casa.

LGG: Desgraciadamente así es y es un círculo vicioso que es inclusive generacional: herencias de abuso de padres a hijos; patrones de comportamiento que se repiten.

RdeC: Este fenómeno se ha abordado mucho, pero cuáles serían las posibles soluciones.

LGG: La más importante de todas es romper el círculo vicioso: que la mujer que es violentada pida ayuda, atención psicológica y protección física; si es necesario, que denuncie y se salga de ese círculo que no es otra cosa que una relación de violencia, muy comúnmente con su propia pareja.

RdeC: Si el problema persiste o incluso va en aumento, debe de ser difícil.

LGG: Sí, es sumamente difícil; sólo piensa en todas las implicaciones de tipo emocional, en los hijos, en la dependencia económica, en los atavismos y traumas emocionales, porque, contra lo que se piensa, éste es un problema que se da en todos los medios sociales, aunque por la proporción de población hay más cantidad entre la gente de escasos recursos y baja educación.

RdeC: ¿Hay experiencias positivas?

LGG: Sí. Yo a nivel particular, en el consultorio, te podría dar muchos ejemplos de grandes logros de muchas mujeres que han roto el círculo de la violencia. A nivel social más amplio tenemos organizaciones en Nuevo León como la organización Alternativas Pacíficas, que trabaja en al menos ocho municipios del estado, varios de los más importantes, con centros de ayuda integral que se denominan Puerta Violeta; ellas están haciendo una gran labor, tienen además dos refugios para casos extremos en los que hay necesidad de proteger físicamente a mujeres en condiciones de alto riesgo.

RdeC: ¿El gobierno está ayudando en formas concretas?

LGG: Digamos que sí, pero no hace lo suficiente ni destina recursos económicos y humanos en la cantidad que se requiere. Creo que en particular el actual gobierno federal o no entiende o no le interesa el problema, porque le retiró los recursos a muchas fundaciones, retiró el apoyo a guarderías y, aparentemente, este año, por las críticas masivas, se había prometido que regresarían algunos recursos, pero debe de ser muy poco, porque incluso lo de las guarderías sigue igual.

HAY NUEVOS ELEMENTOS

RdeC: ¿Mencionaba que se han venido agregando nuevos elementos para agravar el problema hacia las mujeres en los últimos años?

LGG: Sí, hay elementos nuevos que se han agregado a los problemas viejos que venimos arrastrando ancestralmente. La narcocultura le ha venido a agregar más violencia a nuestra sociedad, mucho más consumo de drogas, una mayor circulación de armas, una mayor impunidad al cometer todo tipo de delitos, y hasta una música que refuerza el machismo y presenta a la mujer como un objeto de diversión y de placer al servicio del macho. Todo esto impacta de manera muy fuerte a las nuevas generaciones, sobre todo a hombres jóvenes.

RdeC: Y esto impacta en la violencia hacia la mujer.

LGG: Directamente, sólo hay que ver un poco los mensajes que se mandan en los videos musicales de esa música que llaman “grupera” o “norteña”. Las mujeres son objetos para el placer del mafioso o de quien sea, y ordinariamente son muchachos que pueden estar en las drogas, que están armados, que son violentos y además pueden delinquir con toda impunidad. ¿Por qué no van a tomar a la fuerza a una mujer que les gusta sexualmente si están habituados a delinquir? Pero hay otros elementos.

“Las estadísticas te pueden decir que tenemos mucho problema de alcoholismo en nuestra sociedad y el principal consumidor de alcohol es el hombre, no la mujer, lo que influye directamente en la violencia, pero ahora además hay un alto consumo de otras drogas, la mayoría de ellas relacionadas directamente con la violencia, y volvemos al caso de que la mayoría de los consumidores son hombres jóvenes. A esto debemos agregar inclusive el problema de la pandemia de COVID-19, que provoca que un círculo de violencia que ya puede haber existido en la relación de pareja se vuelva más fuerte, por la convivencia 24/7 que tiene la mujer con su agresor, o abusador o hasta violador.”

RdeC: ¿Usted qué recomienda?

LGG: Cada mujer que se sienta violentada, ya sea por violencia física, sexual o emocional, debe buscar ayuda, ya sea con un profesional particular si tiene recursos, o con una institución u organización social si no los tiene, pero no debe alargar su situación; debe también denunciar legalmente, pero esto ordinariamente no basta; se debe resolver el problema de fondo, conocer el origen de la violencia y, en su caso, tomar decisiones. Hay mujeres que tienen toda su vida sufriendo violencia y nunca pidieron ayuda; hay otras mujeres que no pidieron ayuda y terminaron muertas, porque la violencia va subiendo de tono, pero además nunca hay que perder de vista que toda violencia intrafamiliar repercute de manera directa y de por vida en los hijos, y no sabemos hasta dónde lleguen esas consecuencias, todo el daño emocional que causan.

RdeC: ¿Lo fundamental es entonces romper el círculo de la violencia?

LGG: Definitivamente, lo más importante es romper ese círculo y hacerlo lo antes posible, con ayuda de familiares, de profesionales, de organizaciones civiles, con quien se deba hacer pero hay que romperlo; si no, la violencia se perpetúa y se agrava, lo que puede terminar en tragedia.

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