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De Haití a Ciudad Acuña: los intereses ocultos de la explosión migratoria

Especiales / Slider / 1 noviembre, 2021

Por: Rodrigo Tejeda

A mediados de septiembre y con una logística notable, comenzó a llegar a Ciudad Acuña una caravana de más de 15 mil migrantes de origen haitiano, con la intención de entrar a Texas. La mayoría arribaron en autobuses comerciales de empresas como Grupo Senda. ¿Quiénes orquestaron este operativo?

En menos de una semana, de manera sorpresiva y hasta ahora oficialmente no explicada, se concentraron 15 mil migrantes haitianos en Ciudad Acuña, Coahuila, provenientes la mayoría de Tapachula, Chiapas, y de la frontera con Guatemala, lo que se explica con la movilización bien organizada de un flujo migratorio de hasta 3 mil personas diarias.

El flujo migratorio ordinario de esta ciudad fronteriza es de un promedio de apenas 8 mil personas, en el periodo de enero a septiembre de 2021.

Esta explosión, que trastornó la vida local, paralizó las exportaciones de la economía, que vive básicamente de la industria maquiladora de exportación; pudo convertirse en un grave problema de tipo humanitario y de seguridad. El puente internacional Ciudad Acuña-Del Rio, Texas, tuvo que ser cerrado una semana completa.

La población local, que asciende apenas a 154 mil habitantes, vivió días de desconcierto y de temor, mientras que las instalaciones gubernamentales para el resguardo, alimentación y servicios sanitarios elementales tiene una capacidad de atender a sólo mil migrantes a la vez.

El hacinamiento de 15 mil migrantes haitianos representó además un serio problema de salud ante la pandemia del COVID-19, ya que toda esta población no guarda las mínimas medidas de seguridad ni se encuentra vacunada.

Aun partiendo de que Haití vive hoy una crisis humanitaria de gravísimas proporciones, lo que está propiciando un éxodo masivo que tiene como destino a Estados Unidos, y que en ciudades como Tapachula, Chiapas, había ya una concentración aproximada de hasta 55 mil migrantes ilegales, de los cuales un 70% al menos es de origen haitiano, la explosión que se presentó en Ciudad Acuña tiene claros indicios de estar motivada por intereses oscuros, relacionados tanto al crimen organizado, como a la omisión e inclusive complicidad de autoridades migratorias mexicanas y cuerpos de seguridad federal.

Lo que sucedió en Ciudad Acuña en la tercera semana de septiembre fue un operativo de magnitudes mayores, perfectamente organizado. Sólo hay que considerar la capacidad de transporte y la logística para movilizar diariamente a 3 mil migrantes desde el centro del país y de estados vecinos como Nuevo León y Tamaulipas, cuando existe una vigilancia permanente de carreteras y terminales aéreas.

Ciudad Acuña es la población más al norte de Coahuila, por lo que requiere de recorrer, tan solo en el estado, cerca de 600 kilómetros.

Un autobús foráneo tiene una capacidad máxima de tan solo 50 a 70 personas, siempre y cuando una parte de ellas vayan de pie en el pasillo.

Si el transporte de los migrantes fue por tierra, se requirieron no menos de 250 autobuses, que tuvieron que recorrer miles de kilómetros y no ser detectados, cuando prácticamente la casi totalidad de los migrantes haitianos son afrodescendientes y viajan en grupos numerosos, compuestos por familias completas.

¿QUIÉN MONTÓ EL OPERATIVO?

Cuestionado sobre la situación tan inesperada de esta concentración masiva de migrantes, el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme Solís, manifestó a los medios de comunicación que de ninguna manera es casualidad.

“Yo no creo en casualidades, hay quienes los están trayendo a la frontera, hay quien está cobrando un recurso (dinero), hay también parte de operación del crimen organizado”, expresó.

El gobernante coahuilense deslizó también el hecho de que debió de haber omisión de información a las autoridades del estado sobre este flujo, dada su magnitud y la imposibilidad de ocultarlo, aunque se tratara de una operación muy bien orquestada para movilizar migrantes haitianos utilizando un procedimiento de “hormiga”; esto es trasladar a la vez cientos de pequeños grupos por distintas vías y vehículos, principalmente líneas comerciales de autobuses.

Por su parte el fiscal de Coahuila, Gerardo Márquez, comentó el 21 de septiembre: “hoy mismo en la mañana fueron detenidas tres personas, que traían migrantes de, bueno venían, ellos son originarios de Aguascalientes, pasando migrantes para acá” (sic).

Sonia Villarreal, la secretaria de Seguridad Pública del Estado, dio a conocer que una vez alertados, habían inspeccionado 45 camiones con migrantes haitianos y éstos habían sido regresados.

Las mismas autoridades de seguridad de Coahuila pudieron detectar que algunos migrantes habían pagado hasta 6 mil dólares para ser trasladados hasta Ciudad Acuña, y muchos de ellos puestos en territorio norteamericano del estado de Texas.

La información recabada hasta ahora orienta hacia organizaciones del crimen organizado, que pueden estar cobrando a “polleros” y “coyotes” que originalmente operaban en las fronteras con Guatemala y Estados Unidos, pero que requieren de ayuda para cruzar todo el territorio del país, además de “permiso” o “pago de derechos” de parte de las organizaciones criminales que controlan las rutas hacia la frontera.

Se cumple así la máxima de que al crimen organizado le interesa “absolutamente todo lo ilícito”, y la crisis migratoria que se vive en el sur del país puede ser un extraordinario negocio, si se le explota, como todo indica que sucedió en Ciudad Acuña.

LO QUE NO SE HA PODIDO EXPLICAR

De acuerdo a muy diversos testimonios recabados por medios de comunicación locales y nacionales, se pudo observar que entre los migrantes haitianos no había gente mendingando en las calles. No buscaban tampoco empleo temporal o autoempleo. Ellos llegaron hasta Ciudad Acuña con el propósito claro de internarse al territorio estadunidense, y miles de ellos lo lograron.

Entrevistado por una cadena televisora nacional, el presidente de la Canaco local, Luis Ángel Urraza Dugay, manifestó: “ellos traen tarjetas de bancos mexicanos y de bancos americanos, de débito, lo cierto es que traen dinero, en la mayoría y bastante, tenemos casos de migrantes que cambiaron hasta 2 mil dólares en efectivo en casas de cambio, entonces el tema del dinero no es su problema ahorita”.

Los migrantes se agruparon masivamente debajo del puente internacional y, de acuerdo al testimonio de varios de ellos y a los acontecimientos de deportación durante los días que duró la concentración, durante las madrugadas, antes del amanecer y a altas horas de la noche, miles de haitianos estuvieron cruzando hacia territorio tejano.

Toda esta movilización debió de estar coordinada por “polleros” y “coyotes” profesionales.

De la misma forma en que se dio en sólo una semana la concentración de 15 mil migrantes, en un tiempo aún menor se disolvió.

Inicialmente no se emitió ninguna información oficial por parte del Instituto Nacional de Migración, INM, ni de alguna otra autoridad gubernamental sobre lo que ocurrió exactamente, pero en los días posteriores comenzó a aparecer información de carácter internacional que explica parte de lo sucedido.

El día 21 de septiembre, agencias internacionales como EFE, reportaron que se estaba presentando un caos en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, Haití, por la llegada de varios vuelos con alrededor de 800 migrantes, los que habían sido deportados desde territorio de Texas, sencillamente llenando los aviones y amontonando el equipaje en los compartimientos de carga, sin ningún tipo de etiqueta.

Posteriormente, la misma agencia EFE, dio a conocer que entre el 19 de septiembre y el 1 de octubre, los servicios de migración de Estados Unidos fletaron 57 aviones para expulsar de su territorio a 6 mil 213 migrantes haitianos, de acuerdo a información proporcionada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

De los 57 vuelos, 36 aterrizaron en Puerto Príncipe con 4 mil 298 pasajeros y otros 21 en Cabo  Haitiano, principal ciudad del norte, con un total de 1,915 migrantes deportados.

En sólo 13 días se deportaron el equivalente a tres veces las devoluciones que se habían realizado de febrero a septiembre del presente año de 2021, que había sido de 37 vuelos con un total de 2,140 migrantes haitianos irregulares.

Lo anterior confirma las versiones recabadas, en el sentido de que casi la mitad de la caravana de migrantes concentrada en Ciudad Acuña, se introdujo a territorio norteamericano masivamente, ya sea por sus propios medios o por los “polleros” y “coyotes” a los cuales les habían pagado.

La versión recabada hasta ahora indica que las autoridades migratorias estadunidenses deportaron de forma masiva a los contingentes de haitianos, en un despliegue de fuerzas de seguridad, sin seguir ningún protocolo, o atender los procedimientos de migración.

El primer día de octubre, el asesor del presidente Joe Biden para Latinoamérica, Juan González, y el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, pidieron disculpas al pueblo de Haití, durante una visita a Puerto Príncipe, por los malos tratos a los migrantes haitianos en la frontera sur del país.

“Sobre las imágenes del trato a los migrantes haitianos en nuestra frontera, quiero decir que fue una injusticia, fue equivocado. Y quiero disculparme con la gente de Haití. No es como los oficiales de frontera se comportan”, expresó Juan González.

Se ha mantenido bajo reserva si hubo algún tipo de comunicación y coordinación entre las autoridades estadunidenses y mexicanas, pero la reacción de Estados Unidos fue inmediata y de tipo policiaco, en tanto los miles de migrantes que seguían del lado mexicano se retiraron o fueron retirados en un operativo que debió ser bastante eficiente, pues en cosa de tres días quedaba un grupo de apenas 150 a 200 haitianos varados en Ciudad Acuña, los cuales son atendidos en los albergues migratorios.

Lo sucedido en la frontera de Coahuila, que podría repetirse si no se toman las medidas adecuadas por parte del gobierno federal en México y en los Estados Unidos de Norteamérica, es parte de la crisis migratoria que se está presentando, la cual se concentra en el estado de Chiapas y en algunas poblaciones de Oaxaca.

Aunque han sido disueltas por las fuerzas policiacas varias caravanas, se calcula que diariamente están cruzando la frontera por el Río Suchiate un promedio de 800 migrantes haitianos, en tanto que ha disminuido el flujo de caravanas de migrantes centroamericanos.

Ante las concentraciones que se están presentando y la falta de capacidad del gobierno mexicano para manejar la situación, los grupos profesionales de “polleros” y “coyotes” parecen haber entrado en relación con ciertas organizaciones del crimen organizado para movilizar el negocio de la migración ilegal, innovando formas de operar y organizando operativos como el que se ha presentado en Ciudad Acuña.

¿Pero por qué se seleccionó a Ciudad Acuña para realizar este operativo?

La respuesta parece estar relacionada con el hecho de que en Ciudad Acuña los organizadores de la caravana no tenían que enfrentarse con el control territorial de alguna organización del crimen organizado, como sucedería en el caso de haber seleccionado alguna ciudad fronteriza de Tamaulipas o Chihuahua, donde todas las “plazas” están controladas por cárteles altamente peligrosos.

Otra ventaja de una localidad como Ciudad Acuña es que no tiene los sistemas de control que sí tienen otras ciudades fronterizas, además de que una vez ingresado a territorio estadunidense hay ciudades grandes a una muy corta distancia, como San Antonio, de donde se han realizado precisamente gran parte de las deportaciones hacia Haití.

Lo delicado sería conocer si únicamente el crimen organizado ha incursionado en el negocio de los migrantes ilegales, o también se está dando una participación de corporaciones y autoridades federales mexicanas.

Un verdadero drama humano, por la crisis de los países sudamericanos y una parte de los caribeños, que ya eran estados fallidos antes de la aparición del COVID-19, pero todo se ha complicado aun más a raíz de la pandemia.

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