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Agua Saludable: un proyecto planeado sobre las rodillas

Especiales / Opinión / Slider / 13 septiembre, 2021

Por: Eduardo Rodríguez

A medida que se da el desarrollo de los hechos, cada vez queda más en evidencia que el proyecto Agua Saludable para La Laguna fue planeado por la CONAGUA, literalmente, sobre las rodillas, improvisando y yendo de revés en el diseño del proyecto, lo que está tratando de recomponer para cumplir con la fecha fatal del 3 de octubre que les fijó Andrés Manuel López Obrador.

De origen, el proyecto fue decidido en alguna oficina de la CONAGUA, pasado a la dirección nacional del organismo y de ahí al despacho presidencial, donde se le dio el visto bueno con la idea de que estaba todo arreglado.

En la oficina presidencial se trataba de todo un proyecto de beneficio social, que permitiría a un millón 600 mil habitantes disponer de agua saludable, sin arsénico y además se podía realizar en un plazo no mayor de dos años, para que su inauguración, a más tardar, sea a principios de 2024, y pueda ser utilizado como propaganda electoral rumbo a la presidencial.

La inversión sería de alrededor de 11 mil millones de pesos (con frecuencia cambian la cifra exacta del costo del proyecto).

Al estilo de la mayoría de los proyectos en el actual gobierno federal, todo estaba listo y fue recibida la bendición presidencial para arrancarlo.

Apenas comenzando, surgieron toda una serie de problemas de planeación, muchos de ellos elementales, cuando inclusive ya se había licitado una parte de las obras, equivalentes, aproximadamente, a la tercera parte del valor del proyecto.

Lo primero fue que la CONAGUA, como es habitual en el organismo, había manejado casi toda la información de forma hermética y nunca quiso mostrar el proyecto ejecutivo, ni a los medios de comunicación ni a la sociedad civil.

Las cosas se complicaron cuando la organización ecológica Pro Defensa del Nazas, interpuso un amparo porque el proyecto contempla la construcción de la planta potabilizadora en la zona protegida del Cañón de Fernández. El amparo procedió porque se está violando la ley, así de simple.

En su visita a la Laguna, para dar el banderazo de arranque de las obras, el presidente se encontró con que agrupaciones de campesinos y ecologistas se oponían al proyecto, además del amparo que impedía comenzar las obras. Irritado, cargó en contra del poder judicial una vez más, pero además puso un plazo: si el 3 de octubre no están retirados los amparos y resuelto el acuerdo de todos los involucrados, no hay obra.

Con esta fecha fatal pendiendo sobre su cabeza, el director nacional de la CONAGUA, Germán Martínez Santoyo, se puso a trabajar a marchas forzadas.

Lo primero es que el proyecto no fue debidamente presentado y consensuado ni tan siquiera con los gobernadores de Coahuila y de Durango, porque ambos son de oposición; uno del PRI y el otro del PAN.

Tampoco se proporcionó información alguna a los nueve alcaldes directamente involucrados en el proyecto, como tampoco se tomaron la molestia de informar a todas las agrupaciones de campesinos ejidatarios y productores agrícolas que son propietarios de los derechos de agua, mucho menos se invitó a alguna mesa de información a las organizaciones de la sociedad civil, ni siquiera a las ecologistas, para evitar cualquier tipo de cuestionamiento o de observación al proyecto.

LOS EMPRESARIOS: LUCIÉNDOSE 

Ya con el problema encima, la CONAGUA, entonces sí, elaboró unos bonitos videos con tomas aéreas, preparó la información básica del proyecto y comenzó a realizar reuniones con los diferentes organismos y cámaras empresariales, a quienes habló maravillas del proyecto.

Y la clase empresarial, que ha sido testigos de piedra ante la sobreexplotación de los acuíferos, la corrupción e ineficiencia de los sistemas de agua y el padrón de cultivos insostenible que se está manejando en la región desde hace décadas, se mostró muy complacida por la invitación de la CONAGUA y, como los dirigentes empresariales son más políticos que los políticos, se apresuraron a publicar grandes desplegados, lo que les convertía en los principales promotores de “una gran obra social”.

De fondo, lo que están haciendo es proteger los intereses de los grandes productores agropecuarios, que tienen más poder real en la economía regional que los mismos dirigentes de las cámaras y organismos. Lo del agua al agua.

Pero esta “socialización” era insuficiente y había que seguir con los organismos de la sociedad civil, las agrupaciones de ejidatarios (a varias de las cuales las siguieron bloqueando), los presidentes municipales, una parte de los ecologistas y los encargados de los distritos de riego.

De tales reuniones resultó que los presidentes municipales no tenían ninguna información sobre en qué consistirá la inversión que tendrán que hacer una vez que concluyan los trabajos que tiene proyectados la CONAGUA.

No sabían nada: cómo les será entregada el agua, en qué volumen a cada municipio, qué obras tienen que proyectar y qué políticas se deben adoptar con los organismos operadores que, como el SIMAS, dejarán una “pequeña” deuda de 180 millones de pesos a la administración que inicia en diciembre.

En resumen, los municipios no sabían, y probablemente a la fecha no saben, qué tienen que hacer exactamente y cuánto costará esto, porque el gobierno federal tiene a los gobiernos estatales y a los municipios a pan y agua, literalmente, así que se requerirá de recursos adicionales.

Por su parte, los grupos ecologistas han demostrado, con números y con datos duros, que no hay un proyecto integral sobre el uso de agua en la región lagunera y, cosa muy delicada, pusieron en evidencia que el director nacional de la CONAGUA, Germán Martínez, no maneja los números básicos sobre el agua en La Laguna, lo que significa que el encargado de Cuencas Centrales del Norte no le ha pasado las tarjetas que debería, o bien sí tiene la información pero por razones políticas no es conveniente reconocerla públicamente, que es lo más probable.

Éste es el único proyecto de infraestructura para la Comarca Lagunera, ataca el tema más delicado para la sustentabilidad de la región y las cosas las comenzaron al revés. 

Por lo menos habrá que reconocer que no sobran la eficiencia ni las ganas de resolver los problemas a fondo y de manera integral.

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Redacción




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