Breaking

Morena y el dinero en efectivo: desde AMLO hasta Luis Fernando Salazar

Análisis Político y Social / 30 agosto, 2021

Por: Gerardo Lozano

Andrés Manuel López Obrador se ufana de no utilizar ningún tipo de tarjeta de crédito y sólo traer en la cartera 200 pesos en efectivo, lo mismo del hecho de que su mujer le administra su sueldo, pero ¿para qué puede necesitar un presidente de la república dinero en el bolsillo o algún instrumento de crédito? En la práctica para nada, pues lo tiene todo, y además para eso sirven sus asistentes personales.

Sin embargo, no siempre fue así. Durante su muy larga carrera política, que se prolonga por más de cuarenta años, López Obrador ha sido un activista y un operador político, algo que inicia desde Tabasco, su estado natal, se continúa en la Ciudad de México y luego se extiende a todo el país.

El activismo y la operación política cuestan dinero. Entre más grande y complicado sea el proceso cuesta cada vez más dinero; millones de pesos, muchos millones.

Uno de los eventos más estridentes de AMLO fue el plantón con el cual tomó la avenida Reforma por 47 días ininterrumpidos, bloqueando el acceso vial más importante de la Ciudad de México, donde se ubican conocidos hoteles, restaurantes, comercios y varios de los centros de negocios más estratégicos del país.

El bloqueo inició el 30 de julio de 2006 y terminó hasta el 15 de septiembre. Ya para el 15 de agosto los hoteles y demás establecimientos de la zona reportaban pérdidas por 3 mil millones de pesos y exigían que se retirara el plantón.

¿De dónde sacó dinero AMLO para mantener un plantón de 47 días en el paseo de la Reforma en el que participaron cientos de activistas, apostados de forma permanente o haciendo relevos? Todo tenía un costo y éste era muy elevado; sólo hay que imaginar el dar de comer tres veces diarias a cientos de personas por 47 días, pagarles por su estancia y dotarles de lo indispensable.

AMLO se había proclamado como el “presidente legítimo” de México y mandó “al diablo las instituciones”. No levantó el plantón hasta que el Tribunal Federal Electoral le dio el triunfo oficial a Felipe Calderón y se recontó una parte de todos los paquetes electorales del proceso del 2 de julio de 2006, donde López Obrador perdió por tan solo un 0.56% de la votación total, pero nunca se pudo demostrar que hubiera algún tipo de fraude.

Este proceso electoral marcó al tabasqueño y le sembró rencores que hoy ha convertido en venganzas, ya como presidente de la república, además de ganarse un desprestigio que le llevó a perder nuevamente en 2012 la elección presidencial, en esa ocasión de manera muy contundente.

Nunca se ha sabido de dónde salió el dinero para sostener el plantón, como tampoco nunca se ha sabido cómo es que se ha financiado una carrera político-electoral en busca de la presidencia, que duró al menos 18 años.

De lo poco que se conoce, porque él mismo lo ha revelado, es que recibía del partido un sueldo mensual de 50 mil pesos, en efectivo, pero no se dice en calidad de qué.

¡SÓLO SE ACEPTA EFECTIVO!

AMLO sabía que la corrupción es el gran agujero negro de la política mexicana y debía, si deseaba llegar a presidente, formarse una imagen de incorruptible; vivir con frugalidad en una clase media alta, pero sobre todo no dejar ningún rastro verificable de sus fuentes de financiamiento.

Era como esos establecimientos que huyen del fisco y, para evitarlo, tienen una política muy simple: ¡sólo se acepta efectivo! Es así como opera toda la economía informal del país, de la cual vive la mitad de la población.

Otra política que siempre manejó y le dio buenos resultados es la de jamás hacer, de manera personal, pactos económicos, mucho menos si son de importancia, para lo cual invariablemente utilizó familiares o personas de su completa confianza, pues se sabía espiado por el sistema, lo que hubiera sucedido en cualquier país medianamente desarrollado del mundo y ahora él lo maneja como una novedad y niega que su gobierno practique el espionaje, lo cual es irrisorio: todos los gobiernos lo hacen como parte de las tareas de inteligencia de sus órganos de seguridad y, por supuesto, todos lo niegan; es la norma.

El caso es que AMLO cree en el efectivo, porque es mucho más práctico, no deja rastro y es sumamente difícil de comprobar. El único modo es colocar cámaras de video en los lugares donde se entrega el dinero, para dejar constancia, como lo hizo en su momento el empresario argentino Carlos Ahumada o el operador político David Eduardo León Romero.

Carlos Ahumada grabó a René Bejarano haciendo entregas de maletas repletas de dinero, destinadas a las campañas político-electorales del PRD, llevando como destinatario a López Obrador. El escándalo se dio en 2004 y le fue cargado a la cuenta de Rosario Robles, quien tenía una relación amorosa con el argentino. Hoy Rosario Robles es la única exsecretaria del Estado de Enrique Peña Nieto que está en la cárcel, su delito imperdonable es la traición, y eso lo cobra de oficio el tabasqueño.

Este escándalo dejó una enorme desconfianza entre la izquierda, que a partir de ahí se cuidó mucho más de no dejar rastros sobre sus fuentes de financiamiento, pero en 2015 un operador político del gobierno estatal de Chiapas, entonces presidido por Manuel Velasco, de nombre David Eduardo León Romero, estuvo grabando entregas de dinero a los hermanos de AMLO y hoy no se sabe si por el propio León Romero o por qué agente político estos videos están siendo difundidos. Se presume que hay todo un paquete de videos similares, los que podrían seguir apareciendo en los próximos meses.

Hay casos, como el del empresario y multimillonario Ricardo Salinas Pliego, con el cual es más que evidente que AMLO tiene un compromiso personal muy fuerte que, por simple obviedad, no puede ser sino una deuda de carácter económico y de favores mediáticos pero, por supuesto, no hay comprobantes de la misma, por lo menos no han aparecido hasta ahora.

EL DINERO DE LUIS FERNANDO SALAZAR

Un caso que llama la atención a nivel regional es el del excandidato a la presidencia municipal por Morena, Luis Fernando Salazar Fernández, quien montó, por lo menos con dos años de anticipación, toda una estructura político-electoral, con un gasto que millonario, por el tamaño de esa estructura y por todo lo que estuvo regalando en especie o en efectivo.

Tenía, o más bien sigue teniendo (sólo que un poco más austera), una estructura que consistía en todo un equipo de personal de planta, pero además invirtió en la compra de liderazgos en las colonias populares, lo mismo del PAN, que era su partido, que del PRI, los que se dedicaban a realizar todo tipo de campañas como regalo de despensas y toda una lista de souvenirs, pero, principalmente, el día de la elección movieron muchos millones de pesos en efectivo para “acarrear” gente a las urnas.

Con bastante tiempo de anticipación, Luis Fernando Salazar le sustrajo al PAN parte de la estructura y llegó inclusive a comprar al dirigente municipal del partido, Ignacio García, quien es primer regidor del actual ayuntamiento de Torreón.

Luis Fernando Salazar es miembro de una familia de clase alta y, desde su periodo como delegado de la Sedesol en el estado, en su tiempo como panista, ha hecho de la política todo un negocio, pero es muy discutible que sacara dinero de su bolsa para gastarlo en la campaña.

¿De dónde sacó entonces todo el dinero que empleó en su campaña? Sólo hay tres fuentes de dinero para financiar una campaña electoral: empresarios simpatizantes que aportan a cambio de ciertos pactos, el erario público que desvía fondos a través de ciertos mecanismos y el crimen organizado, que le puede invertir a las campañas a cambio también de ciertos pactos.

En el caso de Luis Fernando Salazar se pudo observar la proximidad de un grupo de empresarios laguneros que le hicieron aportaciones a su campaña, pero todo en efectivo, sin dejar aparentemente rastro alguno.

Como una justicia de tipo poético, Luis Fernando Salazar perdió su candidatura por no haber reportado un poco más de cuatro mil pesos, realizado en una publicidad por la internet, en lo que es una cantidad irrisoria. A esas alturas de la campaña podrían haber sido cuatro millones, no cuatro mil pesos, en un cálculo bastante conservador.

Derrotado en la campaña electoral, Luis Fernando Salazar redujo su gasto, pero conservó una estructura político-electoral que estaba participando en la promoción del voto sobre la consulta en torno a los presidentes y participará, en marzo de 2022, en la consulta de revocación de mandato.

Comentarios de Facebook

Etiquetas: , , , , , , , , ,



Redacción




Previous Post

El proyecto de Agua Saludable: con graves fallas de planeación

Next Post

La fórmula Mariana Rodríguez: Cómo crear un gobernador a golpe de 'likes'





You might also like


More Story

El proyecto de Agua Saludable: con graves fallas de planeación

Por: Eduardo Rodríguez Estamos en el tercer año del gobierno de López Obrador, lo que significa que le quedan dos años...

30 August, 2021