Breaking

Influencers: desde vender estupidez y chatarra hasta crear gobernadores

Especiales / Slider / 30 agosto, 2021

Por: Marcela Valles

Siempre han existido personas cuya voz tiene mucha mayor influencia social que la de alguien de a pie; tienen un poder masivo otorgado por el pueblo, el alcance de su palabra es socrático y son capaces de crear verdades colectivas con una mano en la cintura. Si una vez su influencia requería el respaldo y la estructura de algún poder fáctico (hablemos de la nocividad de todos los zabludovskys), hoy la magnitud de las redes sociales les han otorgado independencia y un alcance masivo colosal que puede estar edificado sobre por los temas más frívolos e insustanciales y hasta crear gobernantes.

Celia Lora es una muchacha que a su pesar está ya en los 37 años, de cautivantes ojos azules, rostro provocador, senos muy grandes y un desparpajo absoluto, que le permite venderse como una imagen sexual o inclusive pornográfica, pues ella misma lo dice: “No sé por qué, pero siempre termino encuerada”.

Hija del conocido roquero Álex Lora y de Chela García, Celia no tiene profesión alguna, por lo menos no que sea de conocimiento público, tampoco es artista como su padre, ni posee alguna habilidad en especial, pero es una de las influencers más famosas de México, con 10 millones de seguidores en Instagram; una de las llamadas nuevas “estrellas de la web”.

Lo que sí sabe hacer es posar con muy poca ropa para la lente de su fotógrafo, en formas sensuales o abiertamente sexuales, e intercambiar en el mismo tono con sus fans de Instagram y Twitter. Tampoco tiene un cuerpo de infarto trabajado extenuantemente en un gimnasio, pero tiene cierta gracia y transmite la sensación de que está al alcance de cualquiera.

Detrás de esa postura de aparente despiste y desparpajo, su propósito es el mismo de todas las influencers y youtubers: acumular la mayor cantidad posible de seguidores para poder vender productos, promocionar eventos y realizar campañas publicitarias, por las que pueden cobrar bastante dinero.

Una influencer cobra por cada 10 mil, 100 mil o millón de “followers” o seguidores, y en el caso de Celia Lora 10 millones es una cantidad enorme. Sólo para dar una idea, un diario de importancia nacional deberá tener, en el mejor de los casos, de tres a cuatro millones y medio de seguidores en su versión digital, y esa cantidad sólo unos cuantos la alcanzan.

Por citar un ejemplo, el diario capitalino El Universal reporta 4 millones de seguidores y un promedio de 500 visitas directas por día, pero esto último varía mucho dependiendo del día de la semana. Todo ello en Facebook.

Así que bienvenidos al nuevo y gigantesco mundo de las redes sociales, territorio de todo lo imaginable, pero principalmente de las “estrellas de la web” o de los llamados “famosos”, donde se vende de todo, principalmente estupidez, pero además todo tipo de productos y servicios.

Sin embargo, lo más novedoso y desconcertante es que los influencers han irrumpido en la política y tienen la capacidad de crear desde gobernadores hasta presidentes de una república.

UNA FRIVOLIDAD PELIGROSA

El problema es que vivir para llamar la atención de millones de “followers” tiene un costo y este puede ser muy alto.

Joselyn Cano, denominada como “la Kim Kardashian mexicana”, se inició en el mundo del modelaje desde los 17 años y de ahí pasó a convertirse en una influencer muy exitosa, con 13 millones de seguidores en Instagram y 87 mil en Twitter.

A sus 30 años, aquejada por un padecimiento de carácter psicológico denominado como Dismorfia de Snapchat o Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), por el cual una persona sufre una tendencia obsesiva compulsiva por modificar las partes más insignificantes de su cuerpo para convertirlas en “perfectas”.

Después de múltiples operaciones estéticas, Joselyn Cano decidió operarse los glúteos, en la que es considerada como la operación de cirugía estética más peligrosa, y murió como consecuencia de una complicación de esta intervención.

Con tan solo 20 años de edad, Odalis Santos, una fisiculturista e influencer, se sometió a una operación para eliminar lo que consideraba como una sudoración excesiva en las axilas.

La operación era parte de un intercambio comercial con una clínica especializada en ese tipo de procedimientos, pero al colocarle la anestesia entró en shock y fue llevada de emergencia a un hospital de Guadalajara, donde falleció.

Toda su venta de imagen se basaba en mostrar fotografías de su cuerpo musculoso y escultural, e intercambiar comentarios banales con sus seguidores, para lo cual tenía que pasar extenuantes jornadas en el gimnasio todos los días.

Al realizarse la investigación forense sobre las causas de su muerte, se concluyó que había sido una reacción a la anestesia, pero su entrenador, Víctor Gómez Carreño, dio a conocer que Odalis Santos consumía clembuterol, creatina y oxadrolona para poder desarrollar la musculatura que exhibía ante sus “followers”.

En el propósito de atraer una cantidad cada vez más grande de seguidores y competir con otros influencers, muchos recurren a prácticas que pueden alcanzar lo delictivo y terminan metidos en serios problemas judiciales.

Éste es el caso de la youtuber Yoseline Hoffman, conocida como Yosstop, quien para ganar seguidores subió a su sitio un video sobre la violación de una menor de edad por parte de un grupo de muchachos.

Hoy enfrenta un delicado proceso penal por divulgación de pornografía infantil, más lo que le resulte. Se encuentra internada en el reclusorio de Santa Martha Acatitla y lo más probable es que le espere una fuerte condena, aunque alguna gente del medio de las redes sociales ha tratado de defenderle, pero no ha podido ante lo contundente de los hechos.

LO NUEVO: VENDER IMAGEN DE POLÍTICOS

Mariana Rodríguez Cantú, una regiomontana de 25 años, egresada del Tecnológico de Monterrey como psicóloga organizacional, comenzó a incursionar en el medio de las redes sociales utilizando los conocimientos aprendidos en la universidad.

Una influencer típica: de físico atractivo, palabra fácil, habilidosa para generar banalidades, chismes, ocurrencias y frivolidades, lo que le permitió ir incrementando el número de sus seguidores hasta alcanzar 1.7 millones, convirtiéndose en una “estrella de la web”, especialmente en Monterrey y toda su área metropolitana. Además de vender diversos productos y de realizar campañas de publicidad, lanzó su propia marca de cosméticos.

Por cuestiones circunstanciales, siendo ya una estrella de Instagram, se relacionó sentimentalmente con el político Samuel García Sepúlveda, quien precozmente se había convertido en senador de la república por el partido Movimiento Ciudadano.

En 2020, en plena pandemia, se casó en una boda por todo lo alto, la cual le fue criticada por la irresponsabilidad, pero ella la convirtió en un show mediático.

A partir de ahí, Mariana Rodríguez se propuso algo que es una novedad en la política mexicana: convertir a su esposo en su principal producto de venta para sus 1.7 millones de seguidores, lo que hizo de un político precoz, inmaduro, algo fanfarrón y con aires de junior una figura muy popular en Nuevo León, a quien animó a buscar la gubernatura en la elección del 6 de junio de 2021.

Samuel García entró a la campaña en una posición sumamente baja, con respecto a los candidatos del PRI y de Morena, sin ninguna posibilidad aparente.

Pero Mariana Rodríguez se encargó de convertir la campaña electoral de su esposo en un “Reality Show”, bajo el lema principal de “hay que tumbar la vieja política”. Comenzó a hacer lo que por años había practicado: chistes, chismes, ocurrencias, frivolidades, slogans pegajosos para los jóvenes, tan banales como la expresión “fosfo fosfo”, originada en el hecho de que apareció con unos zapatos de color fosforescente que no le gustaron a Samuel García, quien juega el papel de macho en la relación de pareja y ella lo festeja, poniéndose los zapatos “fosfo fosfo”, que se convirtieron en un slogan de campaña.

De pronto, ante el desconcierto de sus contrincantes, Samuel García comenzó a subir vertiginosamente en las preferencias electorales de los votantes, en una sociedad regional que ha mostrado desde el sexenio pasado un comportamiento político imprevisible y errático en sus sectores populares y juveniles.

Los “likes” se transformaron en votos y Samuel García, a sus 33 años, se convirtió en el gobernador del estado más industrializado y productivo del país, dejando atrás por un amplio margen a Adrián de la Garza, el candidato del PRI que había iniciado como puntero, y relegando a un muy distante tercer lugar a la candidata de Morena.

Habrá que tomar en cuenta que Andrés Manuel López Obrador, sabiendo que su candidata no tenía la menor probabilidad, jugó sucio y metió la mano a la contienda por la gubernatura de Nuevo León, atacando varias veces de manera directa a Adrián de la Garza, provocándole un daño importante en su campaña.

Por denuncia de los demás partidos y por su propia fiscalización, el INE le ha impuesto una multa de 41 millones de pesos a Samuel García y a Movimiento Ciudadano, por la no declaración de importantes cantidades de dinero invertido por la familia en la campaña, así como por los servicios de Mariana Rodríguez como una influencer profesional.

Ella, quien conoce bastante bien su oficio, puso cara de inocencia y de niña lagrimosa, haciendo el papel de víctima, cuando ha sido el factor determinante en el triunfo electoral de su esposo, con lo cual sienta un precedente inédito en la política mexicana.

También el Partido Verde Ecologista de México, PVEM, se ha llevado una muy fuerte sanción del INE, lo mismo que 20 influencers, quienes utilizaron las redes para promover el voto a favor de ese partido en el periodo de veda electoral.

Apoyándose en las redes sociales y en el pago a este numeroso grupo de influencers, el PVEM, uno de los partidos más nefastos de la política mexicana, que es inclusive rechazado por la comunidad internacional de partidos y organizaciones ecológicas, utilizó las redes sociales para ganar más de 40 diputados federales y una gubernatura en alianza, convirtiéndose en el más importante aliado de López Obrador, también a base de “likes”.

Todo esto necesariamente implicará un replanteamiento de la manera de hacer campañas electorales y políticas en México, pues las redes sociales y los influencers rompen con todas las formas tradicionales, desgraciadamente, en muchos aspectos, no para bien sino para frivolizar aún más la vida pública del país.

Comentarios de Facebook

Etiquetas: , , , , , , , , ,



Redacción




Previous Post

La fórmula Mariana Rodríguez: Cómo crear un gobernador a golpe de 'likes'

Next Post

¿Qué va a hacer el PAN en Coahuila?





You might also like


More Story

La fórmula Mariana Rodríguez: Cómo crear un gobernador a golpe de 'likes'

Elena Reina (El País/México) La esposa de Samuel García, nuevo mandatario de Nuevo León, revoluciona la forma de hacer...

30 August, 2021