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Apagones, consecuencia de las nuevas políticas sobre energía

Opinión / 1 marzo, 2021

Por: Gerardo Lozano

Es tal vez el recurso más común de un nuevo gobernante el echar la culpa de todos los males de la nación a sus antecesores, pero ya en el tercer año de ejercicio gubernamental Andrés López Obrador no puede seguir echando mano de ese desgastado discurso sobre lo que llama gobiernos neoliberales y conservadores; su tiempo de asumir responsabilidades ha llegado, porque muchos de los problemas que está teniendo el país se están derivando de sus decisiones.

No hay siquiera la posibilidad de cargar las culpas a algún secretario de estado responsable del sector, porque el poder está completamente centralizado en la figura presidencial, al grado de que nadie se mueve y toma decisiones en el gabinete sin que pasen primero por el soberano pecho presidencial.

La idea de que el sistema político mexicano estaba, y está, plagado de corrupción es un hecho irrefutable, pero en el tercer año de gobierno ese argumento también ha comenzado a dejar de ser válido, sencillamente porque quienes deberían estar en la cárcel gozan de completa libertad, mientras que las nuevas prácticas del ejercicio del gasto gubernamental de la federación se prestan tanto o más que en el pasado a la corrupción, debido a que pasan por encima de todos los procedimientos legales.

Este gobierno ha decidido que todo antes de él hay que ponerlo en la basura y eso, desde cualquier punto de vista, es insensato.

López Obrador decidió echar a la basura la reforma energética, en lugar de revisarla y reconocer que, en términos generales, es algo indispensable para el futuro del país.

Pero no sólo desechó la reforma energética, sino que implementó políticas en este sector que son completamente obsoletas y, por si esto fuera poco, puso al frente de PEMEX a Octavio Romero Oropeza, un ingeniero agrónomo y su compadre, mientras que en la CFE colocó a Manuel Bartlett, un muy viejo y corrupto político del PRI sin ninguna experiencia en el sector energético.

Los mega apagones que se están presentando en el noreste del país y que afectan a cerca de 15 estados de la república han sido atribuidos a la falta de gas, pero a la falta de gas porque el estado de Texas enfrenta las consecuencias de una cruda onda polar y no está surtiendo a la Comisión Federal de Electricidad.

Una forma cómoda de no sumir la responsabilidad de fondo. López Obrador decidió cancelar la reforma energética, no revisarla, ordenando la cancelación de contratos con varias empresas para la extracción de gas en los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, que cuentan con enormes reservas, suficientes para abastecer a todo el país.

El Cluster de Energía Coahuila lanzó un comunicado el pasado 16 de febrero, donde hace fuertes aclaraciones al mensaje emitido por López Obrador, para justificar los apagones que se han presentado en el país y todas las consecuencias que ellos tienen.

Con información precisa, el Cluster demuestra que esto se debe a la cancelación de la explotación de gas natural en varios campos en lo que sería la Ronda Cero de la reforma energética, por la cual tan solo el municipio de Hidalgo, Coahuila, estaría produciendo hoy 117 millones de pies cúbicos diarios de gas natural en uno solo de los cuatro campos asignados al norte del estado.

Todo fue cancelado y ahora vivimos las consecuencias, pero esto es solo parte de lo que viene con las nuevas y absurdas políticas energéticas que se están aplicando.

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Redacción




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