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Lo que se temía, mal manejo de la vacuna Covid-19

Análisis Político y Social / Opinión / Slider / 31 enero, 2021

Por: Marcela Valles

En la edición de noviembre de 2020, Revista de Coahuila publicó el artículo “¿Cómo será la aplicación de la vacuna para COVID-19?”, de la autoría de Álvaro González, en el cual se planteaba que podría haber problemas en este año de 2021 con la vacunación de todo el país, tomando como referencia lo que estaba sucediendo con la aplicación de la vacuna contra la influenza.

Lamentablemente los malos augurios se han comenzado a cumplir y el plan de vacunación anunciado por el gobierno de López Obrador, que ha dejado demasiadas dudas y huecos de información al nivel de los estados y municipios, ha comenzado ya con su primer retraso, bajo argumentos que no parecen un justificante suficiente, como el hecho de que México ha cedido parte de sus compras de vacunas a la farmacéutica Pfizer para destinarla a los países más pobres.

México tiene 52 millones de pobres, una población superior a la de muchos de los países europeos, por lo que no estamos para ceder vacunas si hay 52 millones de pobres por vacunar en México.

El otro argumento, distinto al del gobierno federal, es el de una ampliación de la planta de Pfizer en Europa, por lo cual parará la producción unas semanas para acelerarla a finales de febrero; parece el argumento oficial de la empresa.

Lo cierto es que Pfizer apoyará al programa del nuevo presidente norteamericano Joe Biden, quien se ha propuesto vacunar a 100 millones de ciudadanos en sus primeros 100 días de gobierno, lo que es un programa de vacunación en forma.

Hugo López-Gatell ha afirmado que llegaron a México un millón de vacunas de la empresa AstraZeneca, procedentes de Argentina, pero sin envasar, por lo cual estarán listas para su uso hasta finales de marzo.

Pfizer supuestamente hará la siguiente entrega hasta mediados de febrero, para hacer su aplicación en la tercera semana del mes, pero se trata de entregas de minoristas. Hasta ahora las entregas de la farmacéutica estadunidense no llegan al millón de dosis, por lo que no se ha podido cubrir ni tan siquiera completo al personal de primera línea del sistema de salud público y privado.

Se ha dado un calendario donde se pretende vacunar a la población en cinco etapas, la primera de diciembre 2020 a febrero 2021 para el personal de salud; la segunda de febrero a abril para adultos mayores de 60 años; la tercera y cuarta de mayo a junio para adultos de 50 a 59 y de 40 a 49 años, y la quinta de junio de 2021 a marzo de 2022 para el resto de la población.

La idea es que a los adultos mayores de 60 años se les iba a aplicar la vacuna de CanSino Biologics, por ser de una sola aplicación, a diferencia de la de Pfizer que es de dos, pero los contratiempos ya han comenzado.

El 18 de febrero renunció a su cargo la directora del Programa de Vacunación Universal, Miriam Veras Godoy. Lo hizo, oficialmente, por motivos de salud, relacionados por el exceso de estrés, por lo que su médico le pidió un cambio en su estilo de vida.

La causa real de la renuncia, según ha trascendido en el círculo cercano a la doctora, es efectivamente la sobrecarga de estrés, pero motivada por las pugnas internas dentro del sector salud, originadas a su vez en las luchas dentro del gabinete de López Obrador en torno al plan nacional de vacunación contra la COVID-19 y, lo que se temía: su manipulación política, que se ha centrado entre Hugo López-Gatell, Marcelo Ebrard y Arturo Herrera, Secretario de Relaciones Exteriores el segundo y Secretario de Hacienda el tercero.

LA MANIPULACIÓN POLÍTICA

Cuando el comentarista y conductor Víctor Trujillo, “Brozo”, lanzó un video en las redes donde, con un lenguaje muy fuerte, anticipaba la posibilidad de que se manipulara la vacuna contra el COVID-19 con fines de tipo político-electoral, los voceros del gobierno federal y sus comentaristas orgánicos hicieron un escándalo, pero la manipulación se ha comenzado a dar.

El primer problema es que el Plan Nacional de Vacunación está completamente centralizado, al grado que los gobernadores de los 32 estados conocen, como el resto de la ciudadanía, que se manejarán cinco etapas, pero no tienen conocimiento de la calendarización de entregas, las cuales pueden variar de acuerdo a los criterios o intensiones de los funcionarios federales.

Para la población de hasta 40 años, el periodo de vacunación se programó de marzo a junio, que coincide exactamente con el periodo electoral, mientras que al resto de la población tendrá que esperar hasta 9 meses para ser vacunada.

Si bien es cierto que es correcto dar preferencia a los adultos mayores de 40 años e iniciar con el grupo de mayor edad, también lo es que el mayor porcentaje de la clientela política del partido en el poder se encuentra entre los adultos mayores de 40 años, los cuales suman en total alrededor de 50 millones de personas.

Esto podría considerarse como una especulación de mala voluntad, pero el gobierno federal ha integrado brigadas que denomina como “Los Servidores de la Nación”, formadas por miembros de su movimiento político, para que supervisen, a nivel nacional, la aplicación de la vacuna, aunque en realidad estarían haciendo trabajo político en favor del partido oficial.

También se ha planteado la posible designación de “Superdelegados” en cada estado con el mismo propósito, creando un aparato paralelo a los sistemas de salud que ya existen en cada una de las entidades, los cuales tienen la capacidad de llevar a cabo la vacunación, en algunos casos con el apoyo de instituciones como el ejército, que tiene una parte de personal calificado para realizar campañas de vacunación, en el caso de la de COVID-19 con la debida capacitación previa.

La vacuna debe aplicarse además en lugares adecuados, como clínicas y hospitales, debido a que puede generar reacciones secundarias, las que deben ser atendidas de inmediato por personal médico y de enfermería calificado.

Varios Secretarios de Salud de los estados han realizado fuertes críticas a la aparición de estos denominados “Servidores de la Nación”, que son evidentes actores políticos que se inmiscuyen en el proceso de vacunación, cuando, en la opinión de funcionarios como el Dr. Manuel de la O, Secretario de Salud del Estado de Nuevo León, “no saben nada de salud, ni están capacitados para hacer nada”, por lo cual su participación sólo puede causar problemas, debido a que la aplicación de la vacuna requiere realizar la preparación adecuada de la misma, para que la dosis sea la correcta, ya que si es demasiado diluida puede no tener el efecto deseado o, caso contrario, si se aplica más dosis de la indicada puede generar reacciones adversas.

Nuevamente estamos asistiendo a la desconfianza del gobierno central hacia los gobiernos estatales y los municipales, bajo el planteamiento de que sólo el gobierno central puede hacer bien las cosas, cuando en el manejo de la pandemia ha sido muy deficiente y ha tenido una manipulación de tipo político.

Hasta la fecha se desconoce, por ejemplo, con qué criterios se hará la asignación de los lotes de vacunas a los diferentes estados y en qué tiempos.

Con una cadena de mando donde intervienen hasta tres secretarios de Estado, además del presidente, que quiere decidirlo todo, la eficiencia del plan nacional de vacunación se encuentra muy comprometida, además del abasto de por lo menos 180 millones de vacunas que requiere el país, si, como se afirma, Pfizer proporciona cerca de 40 millones de vacunas, pero éstas son aplicadas en dos dosis, lo que requiere el doble del biológico.

De entrada, ya sufrimos el primer retraso en el suministro, que, por lo menos hasta ahora, se ha caracterizados por compras y entregas que pacieran de minoristas, no la cantidad de millones que se requieren. La primera entrega, con la ridícula cantidad de 3 mil vacunas, fue todo un espectáculo político y mediático, sólo para decir que México era el primer país de Latinoamérica en iniciar con la vacunación.

Entre más tarde y más ineficiente sea el programa de vacunación, mayor será la cantidad de contagios y de muertes, pero también más grande será el daño a la economía.

Un problema a nivel internacional, es que ninguna de las farmacéuticas ha podido determinar cuánto tiempo de inmunidad dará la vacuna a partir de su aplicación. Se desconoce si será como en el caso de la influenza, que hay que aplicar la vacuna cada año, si tendrá un tiempo más largo de duración o si la inmunidad será permanente, como en el caso de otras vacunas.

Elaboradas bajo condiciones de emergencia para atacar la pandemia, existen demasiadas interrogantes, pero la más importante de ellas es cuánto tiempo durará el periodo de inmunidad con la aplicación de cada vacuna. De funcionar igual que la vacuna de la influenza, habría que vacunar a todo el país cada año y tendríamos rebrotes periódicos, por lo cual se tendría que vivir con el virus de COVID-19 de forma permanente.

Despejar estas dudas tan importantes puede llevarle al gremio investigador en la ciencia médica por lo menos todo 2021, en el mejor de los casos.

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Redacción




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