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¿Cómo será la aplicación de la vacuna para Covid-19?

Crónica / Crónica Principal / 30 noviembre, 2020

Por: Álvaro González

Por decirlo de forma suave, la aplicación de la vacuna en contra de la influenza ha sido dificultosa y con desorden, lo que ha causado muchos contratiempos a la población que desea aplicársela, especialmente a la población de alto riesgo.

Vayamos a los hechos. Lunes 19 de octubre 7:50 de la mañana. Una pareja de adultos de la tercera edad llega hasta el Centro de Salud de la Calzada Abastos en Torreón, tienen quince días tratándose de aplicar la vacuna contra la influencia y no han podido.

En este Centro de Salud les informan que no hay vacunas, que ya se terminaron y no saben cuándo van a tener el siguiente envío, que no vayan a la unidad médica del IMSS que se encuentra en Boulevard Constitución, sino a la Clínica 66 también del IMSS, en la Ávila Camacho.

La pareja se dirige hasta la Clínica 66. 8:20 de la mañana, el personal de la unidad les indica que no hay vacunas, que se terminaron porque llegaron pocas, pero además se estuvieron aplicando sin dar prioridad a las personas vulnerables.

8:50 de la mañana, la pareja llega a la unidad médica del IMSS ubicada en el Boulevard Constitución, pero el personal les indica que no hay vacunas, que se terminaron y no saben la fecha exacta de cuándo habrá de nuevo. La explicación la dan de mal modo, indicándoles que acudan el Centro de Salud ubicado en la Colonia Moderna, donde se ubica la Subdelegación Sanitaria No.6, en donde se reciben las vacunas que se envían desde Saltillo.

9:10 de la mañana. La pareja llega hasta la subdelegación sanitaria buscando vacunarse, pero les informan que las vacunas ya se acabaron en tan solo dos días, “porque hay mucha demanda”, pero que están enviando vacunas al Centro de Salud de la Calzada Abastos. La pareja reclama que viene precisamente de ese lugar y les han dicho que no hay vacunas.

“No, vaya para allá, ahorita se las estamos mandando, dígales eso, porque sí debe de haber vacunas”, comenta uno de los encargados, un muchacho moreno y robusto que lleva bata blanca y cubrebocas.

9:30 de la mañana. La pareja llega nuevamente al Centro de Salud de la Calzada Abastos, donde la puerta esta semicerrada y se agrupan varias personas, la mayoría de ellas adultos mayores. En medio de ellos aparece un hombre de bata blanca, pelo también blanco y cubrebocas, quien, afirman, es el director del centro.

La pareja se acerca al médico, comentándole que los han mandado de la subdelegación porque les están enviando vacunas. En principio él lo niega, afirmando que no sabe de algún envió de vacunas, pero cuando se retiran varias de las personas que estaban agrupadas en la puerta, le comenta a la pareja en voz más bien baja:

“Mire, vénganse a las doce, le comentan aquí a la señorita y los van a pasar a la parte de atrás”. Dicho esto, se retira de inmediato.

11:50 de la mañana. La pareja llega nuevamente al Centro de Salud de la Calzada Abastos y se dirige con discreción ante una mujer joven de pelo teñido de rubio que atiende la recepción. Le comentan que el director les pidió que acudieran a las doce del día para la aplicación de la vacuna de la influenza. Ella sólo comenta “acompáñenme por favor” y los conduce a la parte trasera del centro, a lo que es el estacionamiento, donde, en derredor de dos vehículos, hay una fila aproximada de 23 personas, las cuales, luego se enterarán, son las recomendadas del director para aplicarles la vacuna.

Una vez que la pareja se forma en la fila, el director del centro sale de su oficina y le indica a otra persona: “ya nadie más, nada más los que están aquí, si viene alguien más ya no, sólo hasta aquí”, señalando el final de la fila.

Para la aplicación de la vacuna la pareja tiene que hacer una espera de dos horas, lo que da una idea de que el número de vacunas que se está aplicando es muy bajo, aun tomando en cuenta que en cada lugar donde se ofrece, que no son muchos, si se aplica dos días durante seis horas diarias, el número de aplicaciones sería aproximadamente de 150 personas los dos días, para luego esperar hasta dos semanas para que vuelva a haber vacunas.

La primera vez que intentaron vacunarse fue en el Hospital Universitario, ubicado en la calle Juárez, donde les dijeron un viernes que regresaran el martes siguiente, “pero muy temprano”. Acudieron a las 7:30 de la mañana, pero sólo para encontrarse con la explicación de que las vacunas iban a llegar entre el 15 y el 20 de octubre, más de 15 días después, pero el día 19 de octubre aún no habían llegado.

Si a esta pareja de adultos mayores les llevó más de quince días el poderse vacunar y, el día que pudieron hacerlo, tuvieron que recorrer cuatro lugares diferentes e invertir seis horas, se puede hacer un escenario de lo que puede ocurrir con la vacuna del COVID-19 cuando, finalmente, esté en México y haya que aplicarla a toda la población, comenzando por los grupos vulnerables.

Se requiere de una organización muy compleja y una logística verdaderamente eficiente, para poder llevar a cabo la aplicación de la vacuna a todo un país, por parte de un sistema de salud que tiene muchos problemas de personal, de equipamiento, de unidades médicas disponibles, pero que además está sujeto a un recorte de recursos económicos, debido a las medidas aplicadas por el actual gobierno federal que, sencillamente, no quiere gastar y ha mostrado, en casi todas sus áreas, niveles de eficiencia muy bajos, además de líneas de mando contradictorias.

El manejo de la pandemia del coronavirus por parte de la mayoría de los gobiernos locales y del federal ha sido, por decir lo menos, ineficiente, pero la cultura del cuidado de la salud y el comportamiento ante la pandemia por parte de la población ha sido el segundo y, probablemente, el principal problema.

Si no se hace desde ahora una planeación muy adecuada, el manejo de la vacuna del COVID-19, cuando esta comience a llegar a México, puede convertirse en todo un caos.

La aplicación de la vacuna en contra de la influenza ha mostrado que su suministro a los centros hospitalarios y unidades médicas ha sido a cuentagotas, haciendo escasa y dificultosa su aplicación, al no contarse con la cantidad de vacunas requeridas ni el personal necesario, lo que se complica más en las personas que no tienen un vehículo para desplazarse en busca de la vacuna, o bien, tienen que disponer de todo un día de trabajo para hacerlo, lo que no es permitido por parte de las empresas.

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Redacción




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