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Zermeño y Bernal, complicidad y corrupción

Análisis Político y Social / 2 noviembre, 2020

Por: Eugenia Rodríguez

Jorge Zermeño Infante vende su imagen como un político honesto, honorable, “distinto a los demás”, a lo cual le ayuda bastante su imagen física: la de un hombre ya viejo, de pelo blanco y aspecto respetable, pero ésa es sólo una imagen para los medios, en la realidad del día al día, Zermeño Infante es un político pragmático, rodeado de un equipo de colaboradores que se han dedicado, una gran parte de ellos, a la trapacería y al uso de los cargos públicos para beneficio personal.

Y ese comportamiento se debe en gran parte a una consigna de Zermeño Infante: no cambiar a ninguno de sus colaboradores por más denuncias o evidencias que haya en contra de ellos, lo que deja ver que están en el cargo no sólo como funcionarios, sino como amigos y gente que es útil para el propósito que se pretende de ellos: la complicidad en el manejo de las dependencias gubernamentales, donde se aplican con frecuencia políticas deshonestas.

Pedro Luis Bernal, a quien colocó al frente de la Dirección de Vialidad y Tránsito de la ciudad, sin tener ninguna experiencia para el cargo, forma parte de su círculo de allegados desde que fue por primera vez presidente municipal en 1997.

Cualquiera que conozca de cerca a Pedro Luis Bernal puede constatar que es un sujeto atorrante, dado a la prepotencia y a la rijosidad. Apenas designado en el cargo, comenzó a mostrar por dónde iba: se presentaba en el estadio de futbol llevando el uniforme de trabajo y entraba gratuitamente. Para ir a su casa tomaba alguna de las mejores motocicletas con que cuenta la dirección (son de Harley Davison) y las estacionaba ahí por horas o por todo el fin de semana si le venía en gana.

Pronto comenzaron a llegar las quejas de ciudadanos agraviados, una de ellas de una joven mujer a la que persiguieron hasta su casa, utilizando Bernal su vehículo particular y sin portar el uniforme.

La dirección recibió una inversión importante en vehículos con sistema eléctrico, uniformes, equipo de comunicación y equipamiento, bajo la consigna de que había que aplicar el reglamento de tránsito y vialidad, que es obsoleto y contempla más de cien causas para infraccionar a un automovilista.

En 2018, debido a que Jorge Zermeño buscaba la reelección, ya hubo quejas y agresiones en contra de ciudadanos, pero había cierta contención, pero en 2019, ya instalados como un segundo gobierno de tres años, Pedro Luis Bernal se desató y cumplió la consigna de duplicar la cantidad anual de ingresos por concepto de multas en contra de la ciudadanía.

En 2018 la tesorería municipal reportó un ingreso anual de 29 millones 799 mil 184 pesos por multas de tránsito. En 2019 los ingresos se incrementaron a 51 millones 360 mil 937 pesos, de acuerdo al informe oficial y, para 2020, se había contemplado obtener por lo menos la misma cantidad de 2019, sólo que apareció la pandemia del coronavirus y se modificó la movilidad urbana, pero no se ha informado a cuánto asciende la recaudación por multas en lo que va de 2020.

LOS ESCÁNDALOS

Empoderado, con todo el apoyo de su amigo y jefe, Pedro Luis Bernal comenzó a aplicar al interior de la Dirección a su cargo una política muy agresiva hacia el personal, con un trato personal grosero y aplicando varias de las más viejas prácticas.

Fue acusado públicamente por una de las agentes de maltrato laboral y agresión sexual, pero lejos de apoyar a la mujer y llamar la atención a Bernal Espinoza, Jorge Zermeño la descalificó y desestimó el comportamiento de su funcionario.

El enfrentamiento entre ciudadanos y agentes de tránsito se volvió una queja común, debido en la mayoría de los casos a la aplicación dolosa del reglamento de tránsito y a la prepotencia de los agentes, que degeneró en varios casos de violencia. Nuevamente el presidente municipal, en lugar de hacer un llamado de atención, les pidió a los agentes “seguir realizando su trabajo y apegarse a lo establecido en el reglamento”.

La máxima sanción para un agente que mostraba un comportamiento indebido era el suspenderle por algunos días y regresaba nuevamente a su trabajo.

El 20 de septiembre se dio finalmente un incidente en el cual un grupo de agentes sometieron y golpearon con saña a tres jóvenes, utilizando inclusive bastones y, al menos a uno de ellos, según consta en los videos, pateándolo en repetidas ocasiones mientras se encontraba tirado en el piso, donde era sujetado por otros agentes.

Los videos se volvieron virales en las redes sociales y la Fiscalía General de Justicia del Estado decidió tomar el asunto, enviando un citatorio a Bernal Espinoza, quien lo desatendió, por lo cual fue detenido el siguiente sábado por la mañana, en lo que es un “sabadazo”, para que al menos permaneciera preso el fin de semana.

Siguiendo su comportamiento habitual, Bernal Espinoza amenazó a los agentes de la fiscalía, lo que le resultó en una segunda denuncia, en este caso por amenazas en contra de los agentes, lo que proyecta la impunidad a la que estaba habituado y de la que creía poder seguir sirviéndose.

Ya puesto en la cárcel, en el gobierno municipal se hizo un silencio; nadie deseaba hablar de la detención, hasta el día lunes en que el propio Jorge Zermeño hizo declaraciones, en las cuales defendió a Bernal Espinoza, a quien tuvo que remover del cargo, argumentando que se le violó su debido proceso y pidió a la Fiscalía General del Estado tratarlo conforme a derecho y respetar la postura de las dos partes, añadiendo que las agresiones de los agentes que fueron denunciadas en las redes sociales, tenían “su origen” y ya se vería más adelante.

Pedro Luis Bernal se convierte así en el primer funcionario del actual gobierno que tiene que ser removido de su cargo, pero porque no quedaba otra alternativa, tratando de acallar el caso en los medios, debido a que se está justo en pleno proceso electoral para renovar el Congreso del Estado, lo que puede perjudicar las campañas de los candidatos panistas a las diputaciones locales.

Los únicos cambios de importancia que se han dado en el gobierno municipal son los del tesorero, Hernán Sirgo, quien presentó su renuncia voluntaria por diferencias con los propios hijos de Jorge Zermeño, y los señalamientos tan grandes de la Auditoria Superior del Estado, que encontró inconsistencia en el gasto público por 180 millones de pesos, tan solo en el ejercicio de 2018.

El otro cambio ha sido el de Antonio Loera, quien fue colocado como Director de Servicios Municipales, cuando no tiene terminada la primaria y tiene señalamientos de enriquecimiento inexplicable, pero estaba recibiendo fuertes críticas que lo señalaban como el “vicealcalde”, debido a la cantidad de decisiones que tomaba y a su injerencia en las contrataciones y realización de obras públicas.

Para hacer más discreta su operación, sólo lo cambiaron de cargo, pero tiene atribuciones que no corresponden con su nuevo nombramiento, donde ahora puede hacer las cosas sin atraer la atención de los medios de comunicación.

El otro funcionario que tuvo que dejar la Dirección de Fomentó Económico fue Fernando Jaime, debido a denuncias abiertas de corrupción y a un problema serio de alcoholismo, pero fue reubicado como encargado del área administrativa del SIMAS, la que dejó debido a que su familia lo tuvo que sujetar a un tratamiento para atender su problema de adicción al alcohol.

Fuera de esto, no importando lo que hagan o cómo lo hagan, no ha habido ningún otro cambio en el actual gobierno municipal de Torreón.

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Redacción




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