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Compartamos, otro banco para aprovecharse de la pobreza

Especiales / 2 noviembre, 2020

Por: Marcela Valles

Doña Guadalupe tiene una urgencia familiar y no es sujeto de crédito por su condición económica, así que recurre a un grupo de Compartamos, un sistema de créditos en efectivos que tiene acaparado gran parte del mercado de préstamos en efectivo en las colonias populares de Torreón y muchas otras ciudades del país.

Realmente se trata de un banco, fundado en 1990, en apariencia con fines de beneficencia, pero que se ha convertido en una institución de créditos con intereses altísimos, que se disfrazan a través de pagos en apariencia cómodos.

El sistema funciona a través de la creación de grupos de mujeres, ordinariamente de al menos 10 personas, que nombran una coordinadora o encargada de la recaudación de los pagos. Un determinado número de grupos es supervisado por un coordinador del banco, aunque se evita mencionar esta palabra y sencillamente se le denomina Compartamos.

Al formarse un grupo de 10 mujeres (se trabaja sólo con mujeres porque se considera que son mejores pagadoras y más responsables del compromiso contraído), se puede contraer un crédito inicial de hasta 6 mil pesos por cada persona, con un interés que van de los 72 a los 75 pesos por cada mil pesos prestados; se deben dar 16 pagos a lo largo de 4 meses.

Cada deudora tiene que hacer un pago semanal, en este caso de 450 pesos semanales, lo que hace un total de 7 mil 200 pesos, de los cuales 1,200 pesos son de interés por cada ciclo de cuatro meses, lo que representa un interés anual del 66.66% contabilizando las 52 semanas del año.

Para garantizar el crédito, Compartamos hace firmar a las 10 mujeres documentos de responsiva del crédito que recibe en lo individual, pero también una responsiva por el crédito que reciben las 10 en conjunto, de tal forma que si alguna de ellas no llega a pagar, las otras 9 son responsables de la deuda y, para efectos del buró de crédito, cada una debe el total de las 10, pues aunque firmen documentos es legalmente muy cuestionable que cada una sea deudora solidaria de lo que deben las 10, por lo menos para efectos de cobranza. Es sumamente raro que alguien falle.

Además hay un pequeño pero inflexible reglamento. Cada ciclo de cuatro meses hay que pagar 220 pesos a la coordinadora de la recaudación por el trabajo que realiza; 22 pesos por semana para pago del taxi por ir a realizar el depósito, por lo cual hay que agregar 572 pesos de costo por cada ciclo de cuatro meses, lo que sube el costo real de 1,200 pesos a 1,772, lo que hace que el costo anual de un prestamos de 6 mil pesos sea 5 mil 500 pesos de intereses lo que da un 91.1%.

Para obtener un crédito hay que pagar el 5% como garantía y se regresa a las 16 semanas, cuando la deuda se liquida.

En su portal cibernético, este grupo prestamista afirma tener 2.5 millones de “clientes”. Si se deposita el 5% de garantía por cuatro meses, se debe generar una cantidad enorme por productos financieros para el banco, que se añaden a la ganancia de los intereses.

Hay que pagar cada semana con puntualidad exacta, si hay un atraso de 15 minutos se cobran 100 pesos y por pago tardío son 150 pesos de multa semanal.

De esta forma las mujeres deudoras pagan lo que sería la burocracia bancaria en cualquier otra institución crediticia, pero además se autoimponen cobranza y sanciones de incumplimiento exacto.

A medida que una persona acumula ciclos (periodos de cuatro meses de cumplimiento), su margen de crédito va aumentando hasta alcanzar los 70 mil pesos, pero también hay créditos para mejoramiento de vivienda. Dar o no dar el crédito y los incrementos al mismo es decisión del grupo en forma de comité.

PAGOS CHICOS Y DISCIPLINA

¿Por qué tiene tanto éxito Compartamos si está prestando dinero con un costo real anual del 91%, cuando la tasa bancaria es de casi la tercera parte?

Hay tres razones aparentes: el común de los bancos no otorgan créditos a la gente pobre y a la mayoría de la clase media baja; la única manera en que se conseguía un préstamo de dinero en efectivo en los medios populares era a través de los usureros, que cobran mensualmente del 10 por ciento hasta el 20 por ciento mensual, lo que provoca deudas impagables; la forma en que está organizado el crédito parece ser el gran secreto de Compartamos, porque garantiza el cumplimiento rigurosamente puntual y el retorno de todos los créditos en medios populares de escasos recursos económicos; ésa es, digamos, su idea madre.

Además de los agiotistas directos, la única otra forma de conseguir dinero en efectivo para los medios populares son las casas de empeño, como el Nacional Monte de Piedad, que es el que menos encaje tiene, fundaciones como Donde, que se ostentan como beneficencia pero con intereses de usura y toda una red de establecimientos de empeño, verdaderos buitres de la necesidad de las familias de los medios populares y de clase media baja.

En Compartamos, con la experiencia, aprendieron que trabajar sólo con mujeres era la forma más segura y funcional, lo que excluyó a los hombres, aunque éstos piden créditos, pero lo tienen que hacer a través de una mujer de la familia.

Se desconoce si las coordinadoras de cada grupo reciben algún tipo de ingreso del banco, además de los 5 mil 148 pesos por ciclo que recaban de las otras 9 integrantes, por hacer los depósitos y por los “taxis” para el mismo propósito.

Un grupo puede tener más de 10 integrantes y la aprobación de nuevas miembros lo deciden en comité, como todo lo demás.

Es un dinero muy caro, pero está el adagio popular de que “no hay dinero más caro que el que no se tiene y se necesita”.

Con 30 años en el mercado, hoy Compartamos ha extendido sus operaciones a Guatemala y a Perú. En 2012 tenía activos por 21 mil 250 millones de pesos, pero de eso han pasado ya 8 años de expansión.

En México cuenta con 352 oficinas de servicio y cerca de 15 mil empleados. Es la institución de microfinanzas más grande de América Latina.

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