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Coahuila relegado por la federación en 2021

Análisis Político y Social / Slider / 4 octubre, 2020

Por: Rodrigo Tejeda

El escenario del 2021 se presenta como la más grave crisis económica y social del país desde la gran recesión de principios del siglo pasado, pero a diferencia de un barco que se adentra en una tormenta y toma todas las medidas de precaución, el gobierno de López Obrador se empeña en vender una versión optimista del país, que es tan irreal como el fincar el presupuesto de egresos federal en un crecimiento del 4% de la economía.

Es muy probable que no sea nada sano ser sistemáticamente pesimista y convertirse en agorero del desastre, pero, en el otro extremo, es una irresponsabilidad histórica ver venir la tormenta y no proteger la casa.

La crisis comenzó desde el 2019, al cerrar el año con cero crecimiento económico y con el gasto, por parte del gobierno federal, de una parte de los fondos de contingencia, sin que se presentara todavía la pandemia.

En 2020 se mantuvo el gasto de los programas clientelares y se mantuvieron las obras monumentales de la 4T, lo que llevó al gasto de los fondos de contingencia que quedaban (150 mil millones de pesos) y todo el fondo de protección cambiaria sobre la baja de los precios del petróleo, más otros “guardaditos” que habían dejado los gobiernos anteriores.

Pero como lo ha anunciado ya el propio Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, “se acabaron los guardaditos”, por lo que se presentará el presupuesto de egresos de la federación más bajo de las últimas décadas, que dejará al propio gobierno federal en los mismos huesos, porque el presidente, se da por descontado, no va a querer parar sus obras monumentales, no recortará tampoco los programas clientelares, de cara a las elecciones de 2021, y Pemex, que es la otra “joya” de la corona, reportará una deuda gigantesca. En 2020 y en 2021 la paraestatal tiene pronósticos aun peores, de no darse un repunte del petróleo, e incluso con éste.

Los estados y los municipios sufrirán recortes y, en la práctica, es muy probable que no reciban a tiempo las participaciones. Este 2020 se perfila ya con un cierre muy difícil.

EL GOBIERNO SIN DINERO

En campaña, López Obrador afirmaba constantemente que con la eliminación de la corrupción el país se ahorraría 500 mil millones de pesos y con eso le alcanzaba para sacar adelante su proyecto. Era, como otros, un mero eslogan de campaña, pero, de alguna manera, pareció creerlo, aunque no debió decirlo.

Ya con la economía en problemas, el gobierno de López Obrador destinó para 2020 un presupuesto de 283 mil 239 millones de pesos, para destinarlos a 12 programa sociales, pero varios de estos programas no están funcionando como fueron anunciados. Aun así, solicitó al Congreso y a la Cámara de Senadores la facultad de hacer ajustes en el gasto público aprobando cambios de manera discrecional.

En el primer semestre de 2020, Pemex tuvo una gigantesca pérdida por 606 mil millones de pesos, lo que incrementó su deuda total en un 24.1%, para ubicarla en 107 mil millones de dólares (Reuters), alrededor del 40% del total de presupuesto de egresos de todo el país.

Pemex no sólo dejó de ser un ingreso adicional para el gobierno de López Obrador, sino que se convirtió en la fuga más grande de dinero del país.

Para empeorar el panorama, la CFE reportó en julio pérdidas por 96 mil 781 millones de pesos.

Todavía a finales de 2019, con pérdidas enormes, López Obrador declaró públicamente: “ya vamos saliendo con el problema de Pemex, vamos a recuperarla”.

Con los bonos de Pemex convertidos en chatarra, sin ninguna reserva de contingencia y con una economía con una caída entre el 7.2% y el 11.3%, dependiendo del escenario más optimista o pesimista, el gobierno de López Obrador parece estarle apostando a la “austeridad”, cuando su margen de maniobra se ha terminado, pero él insiste en su modelo populista: repartir dinero a su clientela y apostarle al petróleo, además de la refinación y tres obras que hoy, dadas las condiciones del país, son del todo innecesarias.

Al día siguiente de que su Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, anticipara a los diputados morenistas el prepararse para el más duro de los escenarios en 2021, el lunes 31 de agosto, ya de cara a su segundo informe de gobierno, López Obrador afirma que no hay mayor problema con la economía, que tienen los recursos suficientes para salir adelante, pero el grueso de los actores económicos del país ha dejado de creer en “los otros datos” y se apega a la información dura, no al discurso presidencial que no abalan ya los especialistas ni la economía en su conjunto.

Sin dinero un gobierno no puede funcionar. Lo último que tratar de salvar López Obrador es el dinero destinado a su clientela dura, porque ya ha perdido gran parte de su clientela espontánea y clasemediera. El problema es si con eso le alcanzará para salvar las elecciones de 2021, antes que la división interna haga estragos en su movimiento y aumente la irritación de la sociedad civil.

El último de sus compromisos, no aumentar la deuda pública, ya se rompió al caer la paridad cambiaria y con la caída de Pemex. La deuda en 2020 creció en 1.51 billones de pesos, para situarse en 12.07 billones, en comparación a 2019, que era de 10.51 billones y, lo más penoso, es que de este incremento no fue destinado un solo peso a la reactivación de la economía del país, sino a las perdidas del sector público federal (Secretaría de Hacienda y Banco de México).

CASTIGAR A LOS ESTADOS

En el proyecto del Presupuesto de Egresos para 2021, se está castigando severamente las participaciones a los estados.

Las participaciones a los estados serán por 1 billón 867 mil 300 millones de pesos, lo que representa una disminución del 5.5% con respecto a 2020, que comprende el total de los ramos de participación, convenios de coordinación y otros subsidios.

En total los estados recibirán 108 mil millones de pesos menos en 2021, argumentando que no se han empleado motivos políticos, sino únicamente la Recaudación Federal Participable, lo que no parece tener fundamento porque se castiga más a los estados que no se consideran afines, mientras se suaviza la drástica disminución en estados gobernados por MORENA.

Todos los estados son castigados presupuestalmente, pero Coahuila y Guanajuato, en el proyecto que presentó el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, verían recortados sus ingresos en un 7.6 y un 7.4%, cuando son de los estados que más recaudan.

Baja California Norte, Puebla y Veracruz, gobernados por MORENA, tendrían una reducción del 4.3%. Veracruz es de las entidades que menos recaudan, aunque sea la tercera en población.

La bolsa total de distribución a las entidades, sumando el total de los ramos, será de 3 billones 352 mil millones de pesos, un 4.5% menos en relación a 2020.

El ramo 28 fue recortado en un 6.4%; el ramo 33, que por ley es más complicado modificar, se disminuyó solamente un 1%, pero ramos como el llamado 23, denominado de Previsiones Salariales y Económicas, fue disminuido en un 41.8%, quedando su presupuesto en tan solo 9 mil 145 millones de pesos, la cuarta parte de lo que se asignaba en 2017, que era de 35 mil 805 millones de pesos.

La fórmula de recorte presupuestal fue bastante simple: cargarle a todos los estados, en mayor o menor proporción, de acuerdo a criterios políticos, el grueso del recorte, mientras que los programas clientelares, las tres grandes obras emblemáticas del sexenio y los subsidios a las paraestatales PEMEX y CFE recibirán los mismos o más recursos que los de 2020, siguiendo el criterio político de salvar la elección de 2021.

A educación se le incrementó un 2%, pero ahí se incluyen parte de los programas clientelares; a bienestar social se le incrementó hasta un 15.3%, por la misma razón de los programas clientelares; a turismo se le dio un gran incremento, pero son recursos destinados al proyecto del Tren Maya; lo mismo sucedió con desarrollo agrario, territorial y urbano y con la defensa nacional, que tuvo un incremento del 15.7% pero debido al proyecto del Aeropuerto de Santa Lucía. A salud se le incrementó un 9.1%, pero es lo menos que se podía hacer ante el grave problema de la pandemia. Todo será manejado de forma centralizada.

El criterio es muy simple: aprovechando un pacto federal de distribución fiscal obsoleto, los estados son los que pagarán el costo de la caída en las finanzas públicas y Coahuila se encuentra entre los cinco estados más castigados, cuando es uno de los más productivos del país, lo mismo que Guanajuato.

Esto, que ya es muy delicado para las finanzas estatales, está fincado sobre un pronóstico demasiado optimista, en el que, según lo afirma el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, la economía del país crezca en 2021 un increíble 4.6%.

Para ayudar a los amigos y tomando en cuenta las elecciones de 2021, el gobierno central se reserva la llamada bolsa de convenios, que, aunque descendió sus recursos en un 23.1%, sigue conservando para el año entrante un presupuesto de 100 mil 693 millones de pesos.

Previendo lo que venía, el grupo de gobernadores autodenominados como federalistas, entre los que está Coahuila, se retiró de la CONAGO, un organismo que afiliaba a todos los gobernadores del país, pero que sostiene ante el nuevo gobierno central una postura de alineación que, por lo tanto, no defiende los intereses de los 32 estados, y ahí están las consecuencias.

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Redacción




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