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La trata de mujeres, el tercer negocio del crimen organizado

Especiales / Especiales Principal / 27 mayo, 2020

Por: Eugenia Rodríguez

La trata de personas, en la cual la explotación sexual de mujeres es una de sus principales modalidades, se perfila como uno de los negocios hacia los que se orientarán las organizaciones mexicanas del crimen organizado, especialmente aquéllas que han visto interrumpidas algunas de sus actividades ilícitas, como el robo de combustibles, el trafico de drogas y armas, el cobro de “derechos de piso”, la extorsión y el secuestro.

Santiago Nieto, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, UIF, del gobierno federal, advierte sobre el problema y ejemplifica cómo “algunos de los cárteles de peor reputación del país, se ramificaron hacia la explotación sexual”, poniendo como ejemplo el caso del cártel de Santa Rosa de Lima, que tenía como principal actividad el robo de “guachicol” en el sur del estado de Guanajuato, pero se ha ramificado a otras actividades ilícitas, entre ellas la explotación sexual de mujeres a través de antros de “table dance”, donde las obligan a ejercer la prostitución.

La trata de personas está considerada, después de la droga y la venta de armas, el tercer negocio ilícito más importante a nivel internacional, el cual reporta ganancias estimadas en 150 mil millones de dólares cada año.

En México los tres estados que enfrentan más este tipo de delito son la Ciudad de México, el Estado de México y Chihuahua. No se trata de un delito nuevo, por lo menos no en varias ciudades de la frontera norte del país.

Tijuana, Baja California, ha sido por décadas un gran centro de prostitución, lo mismo que Ciudad Juárez, Chihuahua, y otras ciudades menores como Laredo, Matamoros y Reynosa en Tamaulipas.

En Coahuila la fronteriza Ciudad Acuña fue, también por décadas, un centro de prostitución, manejado principalmente por una familia que posteriormente ingresó a la política y al negocio de la industria maquiladora.

En su forma más dura, la explotación sexual de mujeres está relacionada con la desaparición forzada, donde las bandas de traficantes secuestran adolescentes y mujeres muy jóvenes para explotarlas sexualmente en antros ubicados en ciudades fronterizas, centros turísticos, redes de servicios sexuales a través de la Internet y antros de centros urbanos grandes.

Se presenta en este caso la modalidad de desaparición de personas. Cuando se da la desaparición forzada de adolescentes o mujeres jóvenes, sin que existan otros motivos, casi la totalidad de los casos está relacionada con propósitos de explotación sexual.

Pero en muchos casos no es necesario el secuestro o la desaparición forzada, pues una gran cantidad de mujeres adolescentes y jóvenes, ya sea casadas o solteras, huyen de sus hogares por diversos motivos y emigran a las ciudades fronterizas, como Ciudad Juárez, sin un empleo, sin relaciones y sin una forma de vida, lo que las hace un blanco muy propicio de las bandas del crimen organizado, que las enganchan para ejercer la prostitución, comenzando una explotación, donde además de la venta sexual es muy común la inducción al consumo de drogas, lo que facilita a los proxenetas el control de estas mujeres.

2,125 desaparecidos en Coahuila

En Coahuila la Fiscalía Especial para la Búsqueda y Localización de Personas, a cargo del fiscal especial José Ángel Herrera, reporta, de 2001 a la fecha, un total de 2 mil 125 personas desapariciones, de las cuales 300 son mujeres, 300 menores de edad y el resto hombres.

En 2018 y 2019, en cifras oficiales de la Fiscalía General del Estado, se sumaron 350 carpetas por desaparición, de las cuales 144 personas  fueron encontradas con vida; 25 sin vida y 179 continúan desaparecidas.

Una parte de las desapariciones, especialmente de mujeres y menores de edad, se van por problemas de tipo familiar y son reportadas como desaparecidas. De otra parte se desconoce el motivo de la desaparición y otro porcentaje son desapariciones forzadas, donde terceros se llevan por la fuerza a las víctimas.

A nivel estatal, Piedras Negras suma 93 desapariciones; La Laguna, 90; la región sureste, 72, y Acuña, 12. La región carbonífera, con 11 expedientes, es donde se presenta más el caso de personas desaparecidas que han sido encontradas sin vida.

Casi dos terceras partes de las desapariciones son hombres, en su mayoría jóvenes, que están motivadas por la lucha de los cárteles de las drogas por el control de territorios.

Se trata de sicarios, de vendedores de drogas, de gente relacionada a negocios ilícitos propiedad de los cárteles, pero también de lo que se denomina como el daño colateral: personas que son “levantadas” con fines de secuestro o extorsión y posteriormente asesinadas y  desaparecidos sus restos.

Otras personas sencillamente estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada o tenían algún tipo de relación con negocios o personas dedicadas a actividades ilícitas, pero que no estaban involucradas en las mismas.

En cuanto a los menores, muchos casos se tratan de adolescentes que huyen de sus hogares por diversos conflictos, para radicarse en otras ciudades o tratar de pasar como migrantes ilegales a Estados Unidos.

Entre ese gran grupo de 300 mujeres y 300 menores desaparecidos, se presume que una parte huye de sus hogares por conflictos en los mismos, pero también una gran cantidad de desapariciones son forzadas, muchas de ellas con fines de trata o explotación sexual.

Hasta la fecha la participación de las mujeres en actividades ilícitas directas, sobre todo jóvenes y adolescentes, es muy baja, por lo que no existen las causas más importantes que motivan los “levantones” o desapariciones forzadas por la lucha territorial de los cárteles del narcotráfico y del crimen organizado en general.

En sus informes oficiales, la Fiscalía General del Estado de Coahuila reporta 675 cuerpos sin ser identificados, donde los ejecutores despojaron a sus víctimas de cualquier identificación, y no existe ninguna persona de la ciudad o del estado que acuda a tratar de identificarlos y los reclame, lo que es un drama bastante siniestro.

El reporte de Información Sobre Violencia de Género Nacional establece que de enero a diciembre de 2018 se presentaron 31 casos de corrupción de menores en Coahuila, denunciados ante la Fiscalía General del Estado, lo que coloca a Coahuila en el lugar 10 a nivel nacional.

Sobre la trata específica de mujeres, según este reporte, se dieron 9 casos, ubicando al estado en la posición doce en este delito.

El Fiscal General de Justicia, Gerardo Márquez Guevara, difiere de otras opiniones, al afirmar que en el estado no operan bandas de tratas  de personas. Sin embargo, en 2018 se abrieron 7 expedientes que involucraban a 25 víctimas de trata: 10 por explotación sexual, 15 por explotación laboral y un menor utilizado para actividades ilícitas.

LAS REDES DE TRATA

Por su parte la coordinadora general de análisis de información de la policía cibernética, Patricia Cepeda Morales, afirma que están trabajando para detectar la venta de servicios sexuales a través de las redes sociales, donde operan de manera muy encubierta organizaciones dedicadas a “enganchar” clientes y mujeres jóvenes con fines de comercio sexual.

El proxeneta puede actuar a través de una mujer cómplice o fingir que él mismo es mujer, para contactar clientes y ofrecer servicios sexuales a domicilio o en hoteles y moteles.

Existen sitios disfrazados, que son a los que más seguimiento se da, pues se tiene especial cuidado en proteger a adolescentes que pueden ser engañadas, ya que hay inclusive algunos sitios, en apariencia inocuos, donde se maneja el eslogan de “ser puta es cool”, manejados por gente que se hace pasar por mujeres jóvenes o también adolescentes.

Hay otros sitios, de acceso muy inmediato, donde se realiza venta de sexo, bajo eslóganes de lo más diverso, como “mujeres casadas buscan una aventura”, en los cuales de entrada se solicita que el interesado proporcione su correo electrónico u otros datos, algo que no se debe hacer por motivos de seguridad.

Antes de que fueran prohibidos los “table dance” en Coahuila, y había una gran cantidad de estos establecimientos en La Laguna, estos negocios eran abastecidos por una red de trata de mujeres que operaba por lo menos en seis estados: Sinaloa, Jalisco, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Las mujeres eran intercambiadas permanentemente de una ciudad a otra, para ofrecer “variedad” a los antros y eran explotadas, pues de la paga del cliente y el consumo de los antros, una parte era para los propietarios, otra para quienes controlaban la trata y otra para las mujeres.

Una parte de estas mujeres explotadas eran adolescentes de 17, 16 y hasta 15 años en algunos casos. Todas ellas habían sido sacadas de sus ciudades natales, rompiendo la relación con sus familias y se les proporcionaban drogas, pero a cuenta de su paga. Se les prestaba también dinero a cuenta, que se les iba descontando.

Estaban obligadas a prestar cualquier tipo de servicio sexual y a someterse; si se negaban, eran castigadas. La denuncia a cualquier tipo de autoridad era una condena de desaparición.

La prohibición de los “table dance” en algunos estados sólo implicó el cambio a otras modalidades, para poder continuar con el negocio de la trata de mujeres.

Uno de los negocios permitidos que es usado con gran frecuencia para la inducción a la prostitución y la posterior trata de mujeres, son los servicios de edecanes para promociones comerciales y eventos sociales.

Se trata de mujeres adolescentes o muy jóvenes de escasos recursos económicos que encuentran lo que parece un trabajo fácil para ganar dinero, pero a través de éste se les induce a sesiones fotográficas, donde posan con ropa de lencería para ciertos clientes. Posteriormente se les induce a posar desnudas y de ahí se pasa a la prostitución, si el cliente paga una cantidad que resulte atractiva.

Otro negocio ya viejo y bien conocido es el de las salas de masajes, que también han sido prohibidas en apariencia, pero siguen operando de muchas formas.

Hoy, que estamos ante una gran crisis económica y circunstancias políticas inéditas, los propios voceros oficiales advierten que los cárteles mexicanos de peor reputación están incursionando en el negocio de la explotación sexual, que puede ser sumamente lucrativo y tienen todos los recursos para hacerlo, que es lo más delicado.

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