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La cumbia es la triunfadora

Cultura / Cultura Principal / 26 febrero, 2020

La herencia cultural de Tropicalísimo Apache

Por: Daniel Herrera

Escritor y músico lagunero
Twitter: @puratolvanera

El siguiente texto lo publiqué hace cinco años como introducción a un cancionero publicado para entregarse de forma gratuita, durante el homenaje que se realizó a Apache en el desaparecido Festival de la Palabra.

Es sin duda, uno de mis más grandes orgullos. Estuve junto a Arturo Ortiz, quien se comportó con una amabilidad seca y recta, lagunera pues. Y, además, fue la primera vez que enfrenté a un público multitudinario. La presentación fue en la Plaza Mayor justo antes de un concierto masivo. Recuerdo que, desde donde estaba sentado, no veía el final del público. En ese momento, temblé. Jamás me había entrado miedo presentarme frente a los demás, pero también nunca había experimentado ver de frente a cientos, o tal vez, miles de personas.

Creo que salí bien parado, hice una síntesis de lo que escribí y en diez minutos había despachado mi participación. Entendía bien que yo no era la estrella ahí, de hecho, jamás lo he sido.

En fin, el cancionero se repartió gratis y 8000 ejemplares circularon entre las manos de los laguneros. No sé si volveré a lograr algo así. Por hoy, quiero revivir mi opinión sobre la cumbia de Apache, por eso presento este texto con correcciones.

 

***

Algunos dirán que Tropicalísimo Apache es una institución musical de la Comarca Lagunera.

El problema es que, en mi experiencia, las instituciones siempre están muertas. Tal vez pueden funcionar hasta cierto grado de manera ordenada, pero dentro de ellas no hay vida. Las personas que viven de las instituciones no pueden observar más allá de las cuatro paredes de sus oficinas. La mayoría de los institucionalizados no entienden lo que es crear algo que dejará hechos polvo todos los memos enviados por años. La mayoría de los institucionalizados no saben por qué cuando suena una cumbia, el cuerpo de cualquiera comienza a balancearse hasta despertar por completo de ese aletargamiento que se llama vivir en la institución.

Tropicalísimo Apache no puede ser una institución, porque es un ente vivo, que continúa creando cumbias legendarias que llegarán más allá del fin de las noches.

Tampoco se puede afirmar que es un grupo más de cumbia. Ellos se convirtieron en la piedra angular de la música popular lagunera contemporánea. Los Chicos de Barrio, Los Capi, La Mera Vena, Los Primeritos de Colombia, El Orkestón Loko y muchas otras agrupaciones le deben a Apache más que el ritmo, sino la pavimentación del camino de la cumbia.

Entonces, ¿qué es Apache? Pues, sin temor a equivocarme, creo que es una expresión viva de la cultura lagunera contemporánea. Entendiendo que la comarca es una metrópoli joven y la construcción de nuestro imaginario cultural se encuentra en constante proceso. La música de Apache se ha instalado ya con comodidad en nosotros como una expresión musical que va más allá del ruido de fondo. Quien tenga duda de esto, que me diga si hay cosas maravillosas que no se olvidan y una de ellas es una cumbia acompañada por la voz de Arturo Ortiz Solís.

Pero la mejor manera de entender todo lo que afirmo es observar de cerca la cumbia misma. La respuesta a cómo es que la música de Apache ha viajado más allá de las fronteras de la Comarca se encuentra en sus canciones.

Tomemos, por ejemplo, uno de los grandes éxitos de Apache. Aquellos que nacimos en los setentas podemos reconocer esta cumbia desde la niñez. No hay adulto que no la haya escuchado en algún momento: La hierba se movía.

Esta canción se encuentra apuntalada por una sólida base rítmica. La batería, el cencerro, el shaker y el güiro acompañan a un bajo constante. Este deja clara la armonía. Tres acordes, una escala. No se necesita más para crear una cumbia. Esto no significa que la pieza sea menor o sin calidad. La música no se puede medir por la cantidad de acordes que se escriben.

Apoyando al bajo, viene el piano que se desempeña como instrumento rítmico y melódico al mismo tiempo. Más allá de hacer simples acordes, en ciertos momentos se deja caer con un tumbao que permite a la canción balancearse en un compás de dos cuartos. Por arriba de esto vienen los metales, quienes entregan la melodía inicial, esa que nos permite identificar de inmediato la canción. Una línea melódica que se vuelve casi imposible olvidar. Los metales regresan a la mitad de la pieza imprimiendo el sabor tropical característico de Apache.

Luego tenemos la letra. Escrita los dos primeros versos de cada estrofa en alejandrinos, nos cuenta cómo una pareja decide pasar un momento solaz en el campo. La hierba respondía también a sus actividades amatorias. Pero la mejor estrofa viene en el segundo coro: nos explica que lo más importante de la existencia humana no es el dinero o las propiedades, sino los recuerdos de amores pasados. Sí, una cumbia puede exponer las emociones humanas de forma sencilla.

En cuanto a letras se trata, una de las mejores, desde una perspectiva narrativa, es Noé. Utilizando el mito judeocristiano del antiguo testamento, el autor hace un viraje irónico en donde la población se burla de Noé al explicarle que necesita terapia por construir un gran barco en medio del desierto y él, cuando el agua está a punto de cubrirlos y le exigen que los deje entrar al arca, regresa la burla alzándose de hombros y exclamando: “ahora no se va a poder”.  La historia cierra con los pregones, en donde se afirma que a Noé le habló el dios de los judíos un domingo como a las tres de la tarde. No sólo estamos observando aquí el sentido del humor, sino una historia redonda contada en apenas tres minutos y medio.

Otra característica más de Apache es la clara identificación con la región a la que pertenecen. Un ejemplo es Cumbia lagunera. Con esta pieza, Apache hace una declaración de principios: la cumbia de La Laguna no es como la colombiana, muy cercana a la salsa; ni como la de Monterrey. Quizá tiene cierto parecido a la cumbia villera argentina, pero no, el ritmo por excelencia de la región, el cual llamaremos cumbión para distinguirlo de los demás, se puede escuchar, fuera de cualquier duda, en la canción mencionada.

El ritmo doblado, el acordeón colombiano, los metales minimalistas, la voz que se acerca al rapeo, pero no pierde el fraseo tropical, la guitarra eléctrica que irrumpe con un solo rockero mientras el bajo la acompaña con el slap y, al final, la letra, que nos explica que bailar el cumbión no lo puede hacer correctamente cualquiera, pero que el ritmo lagunero les gusta a todos. La Laguna ha conquistado al mundo a través de sus músicos y la cumbia lagunera. Tropicalísimo Apache es culpable en gran parte de esta invasión cultural.

Sus canciones deben ser parte de esa herencia cultural. Es momento de reconocer a la nueva música lagunera que tomó las calles de estas ciudades por asalto y no parece que vaya a dejarlas nunca: el cumbión.

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Redacción




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