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Afiliación al IMSS del trabajo doméstico

Análisis Político y Social / Opinión / 12 enero, 2020

Por: Marcela Valles

Que las empleadas del hogar tengan por su trabajo acceso a la atención médica del IMSS es definitivamente un avance social. Sin embargo, perceptivamente en la mayoría de los casos una trabajadora doméstica reparte su semana entre dos o tres familias de clase media que no pueden costearse emplearla a diario por jornadas completas. ¿Está el gobierno considerando las consecuencias negativas que la afiliación obligatoria al IMSS podría traer para esta actividad económica hasta ahora informal?

Martha trabaja como empleada doméstica en Torreón. Reparte su semana en tres casas: dos días una; dos días otra y un día o en ocasiones dos para una tercera casa. Todas sus empleadoras son familias de clase media, para quienes representa un gasto mensual de 2 mil pesos, a razón de 250 pesos diarios, que representan 2.3 salarios mínimos.

El sueldo mensual de Martha es de 6 mil pesos, bastante más de lo que gana una empleada de maquiladora promedio y su jornada es de 9 de la mañana a 5 de la tarde, pero descontando la hora de comida.

El IMSS está desarrollando un programa piloto, que pretende implementar sistemáticamente a nivel nacional, para la incorporación de las empleadas del hogar al organismo, por medio del cual amenaza con fiscalizar directamente a los hogares y aplicar sanciones, en caso de que la empleada no se encuentre afiliada.

En la opinión de Norma Gabriela López Castañeda, Directora de Incorporación y Recaudación del IMSS, se realizarán inspecciones aleatorias. En caso de incumplimiento, las sanciones pueden ser semejantes a las que se aplican a cualquier patrón que incumple.

La funcionaria argumenta que las trabajadoras domésticas reciben una atención médica del IMSS y ésta es muy costosa, por lo cual “se puede contabilizar todo el costo de las atenciones médicas; hay un catálogo de costos médicos, lo sumas y eso se convierte en un crédito fiscal y el IMSS puede cobrarlo de manera coercitiva. Es decir, [si] no me lo pagan los patrones, te exijo el pago, te embargo cuentas, bienes, porque ya se estaría incumpliendo una obligación”.

Realmente la funcionaria está mandando una amenaza a las familias que emplean trabajadoras del hogar, cuya cantidad no está cuantificada a nivel nacional, pero se considera que una gran parte de los hogares de clase media emplean a trabajadoras del hogar y todas las familias de clase alta tienen de una a tres empleadas del hogar.

QUÉ CONSECUENCIAS TENDRÍA

¿Es posible que el IMSS cumpla su amenaza de fiscalizar la afiliación de las trabajadoras del hogar y qué consecuencias prácticas puede tener esto para el empleo de las mismas?

Las familias de clase alta, que proporcionalmente representan una cantidad reducida a nivel nacional, no tienen ningún problema para otorgar la afiliación, pero a nivel general la pretensión del IMSS, que es parte de las nuevas políticas del gobierno morenista, puede encontrar serias implicaciones.

El caso de Martha, que trabaja en tres diferentes hogares, no es algo excepcional sino algo que se ha vuelto muy frecuente como consecuencia de la disminución de los ingresos de las familias de clase media, las cuales no pueden pagar una empleada por toda una semana, por lo que se limitan a contratarla por dos o tres días únicamente.

Vendría ahí un primer problema: ¿cuál de las empleadoras sería obligada a afiliar a la empleada ante el IMSS?

Además de la reducción de los ingresos en la clase media, el contratar sólo dos o tres días por semana se puede deber a que se trata de familias donde ya sólo queda el padre y la madre, cuyos hijos ya se fueron, o de parejas jóvenes que no tienen hijos.

Hay otro porcentaje de hogares con empleo doméstico donde sólo vive una persona adulta, tenga hijos o no. En esos casos la trabajadora del hogar también es contratada sólo por dos o tres días a la semana, o incluso se le llama sólo cuando la persona empleadora lo cree necesario.

Volviendo al caso de Martha, su esposo trabaja de chofer y tiene tres hijas ya adultas, y es por medio de una de ellas que tiene la afiliación al IMSS, servicio que por cierto nunca ha utilizado para un asunto de importancia, debido a una mala experiencia que tuvo en la atención y que le implicó atenderse con un médico particular.

Si como en el caso de Martha la empleada goza de filiación al IMSS a través de un hijo, la institución está obligada darle la atención y no puede cobrarle por ella absolutamente nada.

En el caso de que la empleada no esté afiliada al IMSS y sufra alguna enfermedad o accidente, el Instituto no la atiende, así que el planteamiento que hace la funcionaria acerca de lo costoso que resulta atender a las trabajadoras domésticas no afiliadas es completamente falso.

Lo ideal es que toda empleada del hogar goce de una protección médica y esté afiliada al IMSS, lo que tendría un costo aproximado de mil pesos mensuales, pero la cuestión es analizar si muchas de las personas o familias que contratan los servicios de una trabajadora del hogar están en condiciones de incrementar su gasto o tendrían que prescindir del servicio.

Además de que el trámite de incorporación como patrón en el IMSS es sumamente burocrático y tardado, hay que considerar que el ingreso promedio de un profesionista en ciudades como Torreón está apenas entre los 8 y los 9 mil pesos mensuales, por lo cual la contratación de una trabajadora del hogar por sólo dos días a la semana, ascendería a tres mil pesos, lo que se saldría de sus posibilidades.

Bajo presión, es muy previsible que se tendría que bajar el sueldo de la empleada para poder pagar la cuota del IMSS.

Otro problema es que muchas de las empleadas del hogar trabajan sólo media jornada diaria o inclusive sólo tres horas diarias, para complementar su economía familiar, y nuestra Ley Federal del Trabajo es muy rígida y obsoleta en lo que se refiere al trabajo por horas.

Sin duda la afiliación al IMSS de las empleadas del hogar es un buen propósito y un planteamiento socialmente incuestionable, pero en la práctica y dadas las condiciones que hoy tenemos en México, va a ser muy complicado que se logre un alto porcentaje de filiación, aún con las amenazas gubernamentales de multas y sanciones, que son por cierto una muy mala estrategia para resolver el problema.

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