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Editorial #338 – Noviembre 2019

Editorial / Opinión / Opinión Principal / 1 diciembre, 2019

El norte: a pan y agua

Para el próximo año de 2020 se destinarán 282 mil 941 millones de pesos en los programas asistencialistas estelares de Andrés Manuel López Obrador.

En este año de 2019 se presupuestaron 40 mil millones para el programa denominado Jóvenes Construyendo el Futuro, pero al hacer la medición del rendimiento del programa, por el cual se entrega una beca, digámoslo así, de 3 mil 600 pesos para la realización de prácticas profesionales o aprendizaje laboral, los resultados son decepcionantes: a noviembre sólo habían sido contratados 15 mil jóvenes, por lo que el programa tendrá que ser revisado y, para 2020, se redujo su presupuesto a 25 mil 614 millones de pesos.

En un contraste salvaje, la mayoría de los estados y municipios del país están siendo tratados presupuestalmente a pan y agua, con reducciones muy importantes en sus presupuestos para infraestructura y servicios básicos, como el de salud.

Morena, aprovechando su posición mayoritaria, aprobó el presupuesto federal para 2020 sin hacer modificación alguna, tal y como se lo había indicado el presidente.

Es cada vez más claro que tenemos un problema, y un problema grave, con el manejo financiero del Estado que está realizando AMLO, quien no tiene ojos sino para el sureste, ni siquiera para el sur entero del país y para sus proyectos.

Y decimos sus proyectos porque él los elabora, él los decide y él ordena su aprobación al poder legislativo, sin recatos, sin cuidar ni las formas. Lo hace en las mañaneras, públicamente.

Los diputados federales y senadores que representan a los estados se deben a ellos, antes que a Morena o al culto de un hombre que se muestra cada vez más embelesado de su voz y del poder absoluto que está ejerciendo.

Ante esta situación inédita, la oposición y el contrapeso de los gobernadores y de los alcaldes, que hoy son abrumadoramente de filiación opositora, no se han atrevido a estructurar un verdadero bloque opositor, que ponga mesura a las decisiones de un presidente que no sabe de economía, pero que decide todo de manera personal.

¿Pero qué hace la oposición? Hasta ahora ser incapaz de articular un discurso fuerte y serio; tomar su posición en los medios y hacer valer su representación popular.

Los empresarios, al menos hasta hoy, la mayoría son una vergüenza: creen que pueden salvar su negocio sin comprometerse, nadar vestidos sin mojarse la ropa.

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Redacción




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