Parras: caro y de moda

Por: Álvaro González

Parras es uno de los pueblos mágicos de Coahuila; el que tiene más potencial atractivo para los turistas, pues desde hace tiempo tiene una afluencia importante de turistas de las ciudades de Monterrey, Saltillo y Torreón, la mayoría de los cuales era atraída por el Hotel Rincón del Montero.

En los últimos años, Parras se comenzó a poner de moda para la realización de bodas y algunos otros eventos de carácter social, por parte de gente de clase media alta y alta de Torreón y de Monterrey, lo que ha propiciado una gran afluencia de turistas los fines de semana.

Esto ha motivado la construcción de hoteles, como Hacienda del Perote, de hoteles boutique u hostales en la parte céntrica y de hoteles rústicos, además de restaurantes de muy diversos tipos, pero el problema es que los precios se han incrementado muy notoriamente, ante el aumento de la demanda.

Los más decorosos hoteles y hostales tienen tarifas de fin de semana que van de los mil hasta los mil quinientos pesos, ya considerando impuestos, pero además del precio hay que hacer reservaciones con bastante anticipación, ya que pueden darse dos y hasta tres bodas en un fin de semana, saturando los mejores lugares de hospedaje durante.

Este año, la fiesta de la vendimia, un evento tradicional que se realiza cada año y que anteriormente era de corte popular, se volvió un evento exclusivo, con un costo de entrada por persona de tres mil pesos, que incluía comida gourmet, música y el evento de la molienda de la uva con los pies.

La renta de algunos espacios de los más importantes viñedos para la realización de bodas y otros eventos sociales cuesta muchos miles de pesos, que sólo pueden pagar familias de clase alta.

Todo este flujo de gentes con una alta capacidad de consumo es muy importante para la ciudad, pues tiene el potencial de generar toda una serie de negocios en el sector de servicios y el comercio. Indudablemente para la economía local se ha convertido en una gran alternativa, pero la desventaja es que puede desalentar el turismo de clase media y media baja, para el cual los precios pueden resultar demasiado altos.

También es innegable que el estar de moda le ha permitido a Parras recibir inversión gubernamental en su hermoseamiento y puede recibir más para generar nuevos atractivos que refuercen la atracción de turistas, convirtiéndolo en lo que sería el equivalente a Tequisquiapan en el estado de Querétaro.

El problema es que los precios no se pueden disparar de esa manera y lo más sensato es volverse atractivos para la clase media, que es potencialmente la mayor clientela, porque es mucho más grande la demanda que puede generar, a diferencia de la clase alta, que puede pagar precios más altos pero es mucho más pequeña y, no hay que pasarlo por alto, es mucho más caprichosa en sus modas.