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Futbol y teatro: la intervención de lo humano

Cultura / Cultura Principal / 2 octubre, 2019

Entrevista al actor torreonense Abraham Laguna

Por: Jacobo Tafoya

Abraham Laguna es actor y fue futbolista. Antes de cumplir la mayoría de edad dejó las fuerzas básicas del Santos Laguna para luego descubrir una pasión similar en el teatro, en la actuación. Hoy, a los 32 años, luego de formarse un amplio currículo actoral, es el creador de “Intervención”, un proyecto investigativo de teatro documental que analiza la psicología emocional del futbolista desde el retiro y desde los años de formación, para el que obtuvo la beca PECDA de septiembre de 2018 a agosto de 2019, en su modalidad formativa. ¿Qué une al actor y al futbolista? ¿Cómo la cancha es similar al escenario?

Bajo la asesoría de la directora Sandra Muñoz y el director David Jiménez, y luego de un año de investigación y entrevistas a exfutbolistas y talentos en formación, Abraham Laguna encontró la sinergia entre la frustración de su propia experiencia futbolística y la carrera actoral que lo ha llevado a escenarios y coloquios locales, nacionales y extranjeros, en un proyecto teatral en proceso que, según él mismo reconoce, más bien ha sido una travesía personal, introspectiva, copiosa de la recuperación y recuerdo de las propias pasiones y sabotajes.

Con la obtención de la beca PECDA viajó, entrevistó, investigó. Habló con jugadores adolescentes enraizados en la constante competencia y presión por obtener un lugar en el primer equipo; habló con exjugadores que se enfrentan al olvido y que debieron enfrentar la soledad de nuevos escenarios una vez que la cancha les permitió pisarla por última vez; habló con utileros, administradores, pensando paralelamente en la entrega e interés económico de tramoyas y productores teatrales; visitó la tristeza y el gozo en los vestidores.

“El sustento del proyecto se definió en reflejar el lado humano del futbolista. En México la mayoría adora el futbol; vemos a los futbolistas como semidioses y creemos que no sienten, que no piensan, que no tienen insomnios, problemas. Al exigirles en un estadio o en la televisión, perdemos de vista que estamos viendo a seres humanos jugar; humanos que tienen un gran talento y capacidad física, sí, pero humanos a final de cuentas, con su propia complejidad psicológica. Son humanos siendo abucheados o aplaudidos por multitudes que los endiosan culturalmente y que deben cargar con las frustraciones de la afición. El sustento del proyecto llegó a eso: el tren de pensamiento, mental y emocional, de los futbolistas. Tiene mucho que ver la mente, el cerebro enfocado que te hace hacer cosas extraordinarias. El futbolista está en el escenario y hay mucha gente detrás de ellos, pero son estas personas en quienes el espectador vacía su sentimiento pasional durante el partido y su expectativa diaria mientras sean jugadores en activo. Lo mismo sucede con el público de una obra de teatro.”

Abraham Laguna asistió en 2015 en Monterrey a la obra “Venimos a ver a nuestros amigos ganar”, dirigida por Daniel Jiménez y producida por la compañía teatral 8m3 (Ocho metros cúbicos) y desde entonces se interesó por la combinación del futbol y el teatro documental.

“Por Sandra Muñoz conozco a David, y él me encomendó hacer una tesis que incluía bastante trabajo de campo: sería interesante tener de viva voz de un exfutbolista profesional cómo había sido su proceso, por qué él sí llego y miles no, y cómo se sostuvo en el futbol mexicano institucionalizado. Partiendo de esas diferencias nos fuimos abriendo camino al tema. En 2018 asistí al ‘4to Coloquio Internacional de Teatro y Futbol’, organizado por 8m3 y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral ‘Rodolfo Usigli’ (CITRU), y como soy un apasionado del futbol, me fue interesante concretar un trabajo sobre esa base, sobre esas tantas similitudes entre teatro y futbol, entre actores y futbolistas, entre producción y dirección deportiva de los equipos, entre todos los actores del medio teatral y futbolístico. La idea fue armar un proyecto teatral que cuestione lo que pasa con los futbolistas que ya están en el retiro y con los que por alguna razón su carrera se truncó: qué pasó con ellos, dónde están establecidos en la sociedad, en qué trabajan, qué hacen y cómo afrontaron mentalmente el retiro, porque estás hablando de un proceso que debió comenzar desde la niñez y que en muchos casos se termina a los 35 años aproximadamente, que es una edad joven; ¿cómo se ven ya ante el mundo sin el futbol?”

Al visitar la ciudad de Tampico a principios de agosto de este año, con la intención de presentarle la investigación a Sandra Muñoz y definir los pasos siguientes hacia el montaje teatral en concreto, Abraham encontró tácitamente las bases personales que lo llevaron a la elección del tema.

“Sandra Muñoz me decía que todo esto le sonaba a una proyección y que por lo tanto no tenía más opción dramática que armar un unipersonal. Ella me dio la claridad de conexión propia, de conexión como creativo, de decir por qué estaba haciendo yo ese proyecto, y ahí ya llega mi rollo personal, que yo quería ser futbolista. Cuando ella me cuestiona por qué había abandonado mi carrera de jugador, sólo encontré la respuesta más sincera: ‘la verdad es que me culié’” dice Abraham recordando aquella ocasión en 2003 en que siendo capitán del equipo de fuerzas básicas del Santos Laguna, no pudo ante la presión mental y física de estar siendo observado y examinado en un juego por toda la directiva del club y los principales jugadores, saliendo a flote toda la carga exhaustiva que le había significado su formación futbolística en los años de su adolescencia. “De ser el capitán, pasé a la banca, y después encontré el teatro”.

SÓLO SON NIÑOS

“Veo una similitud fuerte entre los jugadores de futbol y las bailarinas de ballet, profesionales. Los nuevos jugadores tienen exigencias adultas, pero siguen siendo niños. Los jóvenes que llegan reciben mucha tensión y exigencia para llegar a los niveles profesionales; todos los entrenamientos son intensos porque se pelea por un puesto en el primer equipo. Hay muchas exigencias en la vida diaria, y como el actor, el futbolista depende de su físico y de su temple mental. Son niños, siguen siendo niños, con exigencias de adulto, pero es una industria que así lo exige, así lo necesita, porque son tus mejores años en el aspecto físico y es cuando van a invertir en ti.”

Así como sucede con las carreras que requieren décadas de práctica y formación antes de alcanzar un nivel profesional, y más con las carreras activas que por razones físicas deben terminar a mitad de la juventud, como las bailarinas de ballet o los jugadores de futbol, aunque puedan dedicar sus años posteriores a la enseñanza y la dirección, la elección de carrera se hace desde la infancia; son infantes decidiendo (o siguiendo por influencia la decisión de alguien más) la profesión más importante para sus vidas, pues como dice Abraham Laguna “empezar en la adolescencia ya es demasiado tarde”.

Abraham recuerda que los entrenamientos con el Club Santos eran matutinos, por lo tanto debía dejar la secundaria o estudiar en las tardes y noches, luego del rendimiento físico que éstos exigían; era apostar la educación escolar por la posibilidad de convertirse en futbolista profesional, algo que muy pocos logran.

“Creo que la experiencia fue la que les dio a los Clubes le necesidad de reconocer que sus jugadores necesitan estudios, y no sólo para después de su carrera, o por si no llegan, porque estamos hablando de una carrera que se acaba a los 35, a la mitad de la vida. Entendieron que debían permitir y fomentar la educación académica de sus futbolistas, que no dejan de ser sus activos en un negocio. Estoy enterado de que ahora los Clubes les dan muchas asesorías a los jugadores sobre cómo manejarse con los representantes, con ventas, con marcas, con otros equipos, porque al final de cuentas todo mundo se te acerca en esos momentos cuando estás en una carrera tan exitosa. Aquí hay algo muy importante: la materia prima de todo equipo de futbol son sus fuerzas básicas, entonces creo que los directivos también, hasta como beneficio propio, han visto necesario que sus jugadores tengan estudios, y más porque hoy en día se abre mucho el campo hacia la exportación y ahí es donde está la mayor venta, entonces es conveniente para el Club que sus jugadores estén tengan conferencias, que tengan una responsabilidad social, que sepan a final de cuentas que la gente los sigue, que los niños los siguen.”

RdC: ¿Y la atención psicológica a estos niños y adolescentes?

AL: Si los seres humanos tuviéramos a temprana edad un reconocimiento de nuestras emociones, de cómo juega nuestra mente, otra cosa sería. Tiene mucho que ver el acompañamiento de sus personas cercanas y la fortaleza mental de la persona. Lo que más juega en el futbol, el teatro y la vida, es la mente, ¿pero cómo reconocerla cuando no esté sana? Es importantísimo que los clubs deportivos den atención psicológica a los jugadores desde temprana edad. Creo que no sólo en el futbol sino en un aspecto universal hay mayor reconocimiento de la importancia de la atención psicológica. Hoy en día el jugador tiene más conocimiento; hay una responsabilidad personal, siempre un compromiso personal, actor y futbolista, dejando a un lado las justificaciones; ya cuando terminas de culpar a factores externos, siempre llega una recriminación personal de decir “pude haber dado más”, porque las frustraciones derivadas de la presión y el cansancio de ser adolescente y jugar en un equipo profesional te pueden comer vivo si no tienes la fortaleza psicológica, y no tratar las frustraciones de tu adolescencia te puede marcar toda la vida.

EL JUGADOR ADULTO Y EN RETIRO

RdC: ¿Qué tanta importancia le dan los Clubes a la atención psicológica del futbolista en turno?

AL: Yo creo que hoy en día más, pero sí creo que se queda un poco limitada. Se les da más bien motivación en función del beneficio de los equipos, el “tú puedes”, y eso es bastante similar en el teatro. Yo personalmente no creo en el “tú puedes” sin fundamento; hay que ir al trasfondo de la situación. Tampoco creo en el “ya llegó a la primera y se le subió”; tal vez, pero ese no es el trasfondo de su situación, hay un trasfondo del por qué se le está “subiendo” y eso es lo que no se trata. Creo que hasta sería muy conveniente para el equipo, partiendo nuevamente de que comercialmente la materia prima son las fuerzas básicas.

Abraham Laguna reconoce que tanto en el teatro como en el futbol lo principal es la materia humana, que, así como lo dijo Shakespeare, ninguna condición humana le es ajena al teatro y que, así como lo expresa Juan Villoro, el futbol está cargado de humanidad y por lo tanto es un tema idóneo para los escenarios teatrales.

“A final de cuentas, el jugador, siendo la estrella que sea, ante todo reluce un lado humano, y esa es otra de las cosas que noto con mucha similitud entre el futbol y el teatro: lo que se quiere transmitir es algo humano y eso lo vi mucho en el futbolista; los futbolistas les he conocido esa responsabilidad de hacer algo mejor, de tener un mejor futuro, ese es el sueño de un futbolista, en su mayoría. Los sueños, los anhelos de sacar a tus viejos adelante, de no estar preocupado por la renta de una casa, por ver si el refrigerador va a estar lleno o si hoy traigo para el transporte público: porque con esas historias nos vamos a topar mucho en el futbol, en el teatro y en la vida. Ése es el fin de ‘Intervención’, no solo futbol y teatro, sino una similitud de todo en la vida: lo que de repente le cuesta a un trabajador traer para el pasaje, ya deja tú para la comida. Hay muchas historias de un jugador que así la vivió, que tenía que hacer traslados larguísimos y la familia viendo de donde sacaba el dinero para apoyarlo porque tenía que ir a entrenar: y ese es el sueño, el sueño del futbolista tiene una base humana: salir adelante, dejar de tener estas carencia. El futbolista es el actor del futbol y sigue siendo el niño que anhelaba. Elegí la plataforma de teatro y futbol porque son dos ejes comparables en los que el público nos visualiza, pero tal vez este proyecto puede estarle hablando a muchas otras carreras.”

El actor lagunero complementa sobre la finalidad de su proyecto: “Es poner en la ventana las emociones de ellos, que no fueron escuchadas. Tanto el futbol como el teatro conllevan muchos sacrificios, mucha disciplina, mucha preparación, mucho decir ‘no’ a tantas cosas, privarte constantemente de actividades importantes para tu edad, como, para empezar, de convivir con la familia. Llega un punto en el que te preguntas si valía la pena realmente sacrificar tanto a las personas que realmente ahí van a estar siempre, por algo que es mediático, efímero.”

RdC: ¿Qué similitudes psicológicas encontraste entre los jugadores entrevistados?

AL: Algo que yo percibo mucho con esta documentación es que juega la mente aquí, realmente es determinante para tu carrera el temple que tú tengas. En todos hay una similitud de las emociones, de la importancia que es tener una estabilidad mental y un temple muy fuerte. Eres una persona pública; estás expuesto a tener la aprobación de otros seres humanos, y tiene que ver mucho con las decisiones que vas tomando y las que sobre ti toma otra gente, con todo tu contexto. En la adolescencia es difícil tomar una decisión de esta magnitud, es complicado discernir la realidad de la conveniencia para tu carrera porque no la conoces. Esto te lo digo ahora que tengo 32 años, en aquel entonces no lo vi; tu único sueño es llegar a ser futbolista profesional. Igual en el teatro, lo que primero quieres es actuar, estar en una obra, estar ahí, y ya después te das cuenta de la industria, de las cosas frías diferentes a tu pasión, a tu romanticismo; ese romanticismo de todo estudiante que después se debe enfrentar al mercado frío.

A todos los jugadores les hice al final la pregunta sobre cómo percibían hoy el futbol, y siguen siendo unos apasionadísimos; su pasión es latente y sigue y seguirá por el deporte. Esa similitud, mucho el rollo mental de decir “probablemente pude haber hecho más” o “no era mi tiempo de retiro” es un castigo de la mente. Yo percibo el teatro como humanidades, a final de cuentas, y la mejor herramienta que puede tener un futbolista, igual que un actor, es el reconocimiento emocional propio.

CANCHA Y ESCENARIO

“Tener muy presente la experiencia de haberme frustrado y de vivir lo que tuve que vivir por no ser futbolista me ha ayudado mucho para no repetir el patrón en el teatro. Estas experiencia se quedan ahí, porque ya sé lo que siguió al haberme salido del Santos, fue una frustración poderosísima que ya sé lo que trajo; entonces sé lo que puede venir si me vuelvo a autosabotear, ahora en el teatro.”

RdC: ¿Cuál es la esencia principal que comparten el teatro y el futbol?

AL: La pasión y la presencia. La primer similitud que encuentro es la pasión que te lleva a estar ahí, al ensayo, al entrenamiento; experimentar la presencia, es lo que me enamora del teatro y del futbol, la presencia tal cual de estar en el aquí y el ahora, porque ninguna de las dos profesiones te permite no estar. Yo dejé el futbol justamente cuando dejé de estar presente en la chanca porque ya estaba pensando más en el exterior. Y si eso le pasa al actor o la actriz, se pierden. La humanidad del actor y el futbolista, es lo que me enamora de ambas profesiones.

La otra esencia es el trabajo en equipo. Tengo muy arraigado el decir que en este momento somos uno todos, y no puedo permitir que uno de los jugadores de mi equipo se caiga, y mucho menos recriminarle que la regó en algo. Es lo que más me apasiona del teatro hoy en día, ese sentimiento de que salgamos todos adelante, la ayuda mutua.

Me encanta dar talleres para actores por esa empatía, porque sabes qué se siente estar ahí en esos momentos, el tren de pensamientos negativos que te dicen que no tienes lo suficiente, y si eso te atropella, no te puedes levantar. Igual pasa en el futbol, la presión de cagarla en una jugada, de atormentarte pensando que lo pudiste haberlo hecho muchísimo mejor, aunque no sea cierto; por eso se necesita ese temple, para no autocastigarte.

Sobre el trabajo en equipo y el ego en ambas profesiones, Abraham Laguna concluye: “mi individualidad se va a ver beneficiada de acuerdo al trabajo en equipo que yo haga. Eso lo entienden muchos jugadores y actores, así como personas que están involucradas y de las que depende el equipo, aunque no sean visibles en el escenario. El que a mí me vaya bien individualmente, depende de que a mi equipo le vaya bien. Tanto en el futbol como en el teatro se nota cuando alguien está preocupado por brillar por sí mismo, y al público y al equipo eso termina estorbándole y ya no trabajan contigo; se debe trabajar siempre pensando en los resultados del equipo. A veces el ego nos traiciona y ahí ya hay separación; te vas a quedar sin equipo. Y debemos ver el lado humano, a final de cuentas en ese ego afloran las carencias que la persona arrastra tal vez desde su infancia”.

“Seamos actores o futbolistas no debemos permitiros hundirnos en las críticas, llámense positivas o negativas hacia su trabajo y su persona; hay que crearse un carácter muy personal, en el aspecto de entender que realmente no te define lo que la gente diga de ti; sólo es una percepción que no te define absolutamente. No debes dejar de atender lo que realmente va a persistir en toda tu vida; cuando todo se viene abajo, toda la gente que te aplaudía no va a estar; no debemos olvidar de dónde venimos y tener siempre presente la pasión por la que hacemos las cosas.”

RdC: ¿Percibiste soledad en los jugadores entrevistados?

AL: Sí, igual que la del actor. Creo que tiene que ver con que la gente lo ve separado, como una estrella, y piensa que tiene absolutamente todo, y no, realmente también hay soledad y mucha. ¿Que lo tiene todo?, pues “todo” en medida de mis carencias, de mis anhelos como espectador, pero probablemente ese jugador o actor no tiene lo que mucha gente sí, para empezar su familia, porque es muy complicado que un futbolista esté en el lugar donde nació y creció, y es muy complicado también que una pareja te siga ese estilo de vida, de estar cambie y cambia y cambie, y la culpa de arrastrar a los hijos, es complicado. Eso lo he vivido como actor también; hay veces que la gente no se te acerca porque eres actor, y cuando lo hacen se dan cuenta que no eres extraordinario, que simplemente te dedicas a algo que conlleva tener una audiencia, una afición. Pero también es esta necesidad que todos tenemos de brillar y de brillar con quien está siendo reconocido. Cuando los jugadores están en su apogeo, están rodeados de 50 mil personas; la pregunta es y de quién están rodeados ahora que se han retirado, porque a muchos hasta sus parejas los han dejado. Entonces es fuerte también lo que el futbolista vive en sus momentos de soledad.

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