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Ni Metrobús ni agua para La Laguna de Durango

Análisis Político y Social / Opinión / Slider / 2 septiembre, 2019

Por: Gerardo Lozano

¿A qué está jugando José Rosas Aispuro? Después del humillante evento en que fue abucheado en Gómez Palacio por la gente de Morena y, donde a mano alzada se canceló el proyecto del metrobús para la Laguna de Durango, el gobernante de Durango debería de tener muy claras algunas cosas.

La primera de ellas es que este gobierno federal no opera por políticas públicas ni por compromisos presupuestales, sino por el estado de ánimo en que amanezca Andrés Manuel López Obrador.

Si alguien, entre ellos el propio mandatario estatal, estaban pensando que los 480 millones de pesos presupuestados y etiquetados para las obras del metrobús se podían destinar a otra obra, todo indica que están equivocados.

Estamos a finales de agosto, cerrando el segundo cuatrimestre de 2019, y no hay ningún indicio de que ese dinero vaya a terminar en alguna obra en la Laguna de Durango ni en ninguna otra parte.

Después de la consulta a mano alzada, vinieron críticas de todos los sectores sociales, lo que motivó que se replanteara si se volvía a considerar el metrobús, pero posteriormente en otra visita del presidente a Durango, se volvió a ratificar que metrobús no, que lo prioritario era el agua y ahí quedaron las cosas.

Se comenzó a jugar con lo de un posible proyecto de la construcción de un acueducto para conducir agua de la presa Francisco Zarco a La Laguna, inclusive no faltó alguna declaración de que ya existe al respecto un anteproyecto, el cual nadie conoce.

Lo último es que los propios funcionarios del gobierno federal han declarado que esta obra es poco viable, porque es demasiado costosa, ya que inicialmente se hablaba de una inversión superior a los 2 mil millones de pesos, pero posteriormente el estimado ha ido subiendo, hasta alcanzar los 5 mil millones de pesos, pero todo con base en meros estimados, porque proyecto concreto no existe.

El escenario de inversión pública para la laguna de Durango es realmente desalentador. José Rosas Aispuro todavía está gestionando en la ciudad de México que le entreguen recursos etiquetados de 2018, los cuales tampoco se ve muy viable que le sean entregados.

Aun con semejante escenario, el gobierno estatal está manejando la posibilidad de obtener un poco más de 600 millones de pesos del Fondo Metropolitano, que está casi desaparecido, para obras de vialidad en La Laguna.

Si son conscientes de la situación financiera en la que se encuentran, mienten deliberadamente, pero si no lo están, caen dentro de la bienaventuranza. Lo más realista es pensar que están mintiendo para tratar de tapar lo evidente: para la región lagunera el nuevo gobierno federal no tiene programada ninguna inversión en infraestructura, salvo el posible equipamiento y puesta en funcionamiento del hospital de especialidades de Gómez Palacio, porque es una obra que ya está hecha y con una inversión relativamente modesta pueden inaugurarlo y colgarse la medalla.

Mientras que el presupuesto del Metrobús se fue al bote de la basura, el gremio de los transportistas urbanos, que es una mafia del peor priismo que sigue vigente, está intacta, rodando camiones que tienen casi medio siglo de estar en funcionamiento, con las rutas que son intocables y uno de los peores servicios de transporte urbano del país.

¿Qué le ha quedado a La Laguna del cambio que prometió José Rosas Aispuro en términos concretos? Es el primer gobierno de alternancia y no se ve diferencia alguna con el último gobierno estatal priista, que fue bastante malo para La Laguna.

Lo único que importa son los programas asistencialistas que no acaba de instalarse. Para la gran mayoría de los estados del país no hay proyecto ni presupuesto. Durango, que tiene un peso político muy pobre en la federación y un gobierno de extracción panista se encuentra a su suerte.

En este mes de septiembre José Rosas Aispuro llega a la mitad de su mandato, lo que significa que ha consumido el mejor tiempo de su sexenio. De seguir las cosas como están, los dos próximos años nadará políticamente “de muertito”, a menos que algo extraordinario suceda, lo que no se ve de qué manera pueda ser posible.

Los pronósticos presupuestales para el próximo año de 2020 no son hoy mejores que los de 2019, así que tanto el gobierno estatal como los municipios seguirán a pan y agua.

De los pocos recursos propios disponibles y de la parte que queda del presupuesto federal, la mejor parte se destina, como siempre, para Durango capital, más ahora que se ha convertido en el único bastión político en el que se apoya el gobernador.

Gómez Palacio, al convertirse en un municipio gobernado por Morena, tendrá que atenerse a los recursos que pueda conseguir por su cuenta, pero el hecho de tener filiación morenista no le garantiza nada, ya que si los pronósticos de crecimiento de la economía para 2020 se mantienen y 2019 cierra por debajo del uno por ciento o algo cercano, pudiera haber inclusive más ajustes en el presupuesto federal.

Un mal escenario económico para el estado más pobre del norte de México, no así para los estados del sur, que son hoy los privilegiados de los proyectos y programas gubernamentales.

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