Por: Marcela Valles
¿Por qué una empresa que todavía no existe le paga al principal medio impreso de la región un costoso contrato para publicitarse?
El 24 de julio de 2017, hace ya dos años, las autoridades gubernamentales y directivos de la poderosa empresa trasnacional The Chemours Company, líder mundial en tecnologías de titanio, fluoro y otros productos y soluciones químicas, colocaron la primera piedra de una nueva planta industrial en el pequeño poblado rural de La Aurora, Durango, ubicado a un lado de los poblados El Siete y Dinamita.
En el acto de colocación de la primera piedra se dio a conocer que la nueva planta sería de producción de cianuro de sodio, una sustancia altamente tóxica y considerada como un veneno letal para el ser humano en caso de que este lo ingiera o entre en contacto directo con él.
Ni las autoridades gubernamentales ni los directivos de la nueva planta tomaron en cuenta a la población, tanto de La Aurora como de las rancherías cercanas, y sucedió algo completamente inesperado: surgió una brava protesta ciudadana en contra de la instalación de la planta.
El argumento de los lugareños opositores es que consideran que la planta puede ser riesgosa para la salud humana y para el ecosistema de la zona, donde se ubica la llama Sierra del Sarnoso, un ecosistema desértico muy singular que no ha sido debidamente protegido por las autoridades competentes.
Pese al anuncio de que se generarían 1,350 empleos en una zona del municipio de Gómez Palacio que lo que más necesita es precisamente empleo, la mayoría de los habitantes se opuso y el 11 de marzo de 2018 se dio un enfrentamiento muy violento entre la policía municipal, la estatal y un grupo de manifestantes, en el cual se dio la detención de un número importante de personas, algunas de las cuales estaban sólo en calidad de espectadores.
La violencia desató los ánimos y radicalizó el conflicto, llegando hasta los juzgados.
La asociación civil “Pro-defensa del ciudadano” promovió un amparo para la suspensión de las obras de construcción de la planta. El juez tercero de distrito en La Laguna, le dio entrada al amparo y resolvió a favor de los manifestantes, declarando la suspensión definitiva de las obras, por poner en riesgo la vida humana con consecuencias irreparables.
Hasta la fecha las obras se encuentran paradas y el litigio, que se traslada a la ciudad de México, se podría tardar años en llegar a una resolución definitiva.
VENENO POLÍTICO
Además de la “Pro-defensa del ciudadano” A.C., está participando la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que es el grupo más radical, y el exsenador Blas Rafael Palacios, quien fuera del PRD y hoy es miembro del Consejo Consultivo Nacional de Morena.
Durante la reciente campaña electoral por la presidencia municipal de Gómez Palacio, la candidata de Morena, quien finalmente resultó ganadora, Marina Vitela, incluyó dentro de sus propuestas de campaña que no se permitiría la instalación de la planta de Chemours, con lo cual la situación política ya se envenenó mucho más de lo que estaba.
Junto con la planta de cianuro de sodio, se encuentran detenidas las obras del gasoducto que viene de Chihuahua y la nueva planta termoeléctrica de ciclo combinado que se instalaría en el municipio de Lerdo, lo que paraliza los principales proyectos de inversión en la parte de La Laguna de Durango.
Lo más relevante es que la planta de cianuro de sodio está parada atendiendo a disposiciones como el llamado Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, al cual está inscrito México. La discusión en de carácter ecológico, pero han entrado al escenario una organización radical de izquierda, como la CNTE y miembros del nuevo partido gobernante, Morena.
La discusión ecológica no parece estar supeditada sólo al enojo ciudadano por la represión violenta o la presencia de activistas de izquierda, porque The Chemours Company representa intereses muy poderosos.
La trasnacional genera en México 8 mil empleos, está en el país desde hace 90 años, aunque anteriormente estaba en asociación con Dupont, pero tiene 55 plantas a nivel mundial y en el país tiene fábricas en Altamira, Ciudad de México, Hermosillo, San Luis Potosí y Monterrey.
No hay discusión técnica en torno a que el cianuro es un veneno letal para el ser humano y para los ecosistemas de flora y fauna, lo que requiere de buenas prácticas de producción y el apego al llamado “Código Internacional del Cianuro”.
En este sentido hay dos situaciones que se deben diferenciar: una es el manejo del cianuro en las plantas de producción del mismo y la otra, que no es el caso, los protocolos de manejo del cianuro en la producción minera de oro y plata.
En ambos casos se pueden presentar problemas serios si no se atiende al “Código Internacional del Cianuro”. Los temores de los ciudadanos de las comunidades rurales de La Aurora, El Siete y Dinamita tienen fundamento, de ahí la procedencia del amparo que han interpuesto.
Un error muy importante es que hasta ahora tanto las autoridades como los propietarios de la empresa no han informado a la comunidad sobre las características específicas de las instalaciones que están construyendo y los protocolos que deben de garantizar para la producción del cianuro de sodio.
La postura ha sido de arrogancia. El propio Secretario de Desarrollo Económico de Durango, Ramón Dávila Flores, ha emitido declaraciones en el sentido de que pronto se dará el fallo en torno al caso Chemours, pero no se ha atendido a la población, para lo cual se tiene que poner a un lado los aspectos políticos y centrarse en el proceso de producción industrial, el manejo del producto y los riesgos ecológicos.
La planta ya fue rechazada en San Luis de la Paz, Guanajuato, por la oposición de la población sobre los riesgos ambientales, lo que puede explicar la persistencia de la empresa por construir la planta en esta apartada ranchería del municipio de Gómez Palacio, que además es estratégica en términos de logística de distribución.
El proceso de producción de cianuro de sodio sí es potencialmente riesgoso. Los accidentes en este tipo de plantas tienen consecuencias ambientales gravísimas, especialmente si la sal de cianuro, como se maneja, entra en contacto con algún cuerpo de agua, pues es altamente soluble.
El proceso de elaboración requiere del uso de gas natural, sosa cáustica y amoniaco para la primera fase, en la cual el cianuro se maneja de forma líquida y posteriormente pasa a sal. Tanto el amoniaco como la sosa cáustica son altamente tóxicos. En el ser humano puede afectar la piel, la respiración, los ojos, además de otros malestares.
Los miembros más radicales que se oponen al proyecto de la planta de Chemours hacen referencia al uso del cianuro en la minería, a la cual consideran altamente agresiva para los ecosistemas en general.
En la minería el cianuro es empleado en presas de relaves, donde es muy delicado el manejo del agua, que puede entrar en contacto con los ecosistema y el ser humano, pero además está el problema de los residuos en forma de pulpa o “lodos” que son desechados por las empresas mineras productoras de oro y plata, como es el caso de grandes empresas del sector como Peñoles, San Luis y otras.
Hasta ahora el proceso de oposición se encuentra radicalizado, salvo en el caso de la asociación original que ha interpuesto los amparos, la presencia de la CNTE y de Morena no se justifica, pero el tema ya se manejó como parte de una campaña político-electoral, lo que complicará aún más las cosas.
En apariencia el proceso va para largo, pero mientras tanto sí llama mucho la atención que Chemours sostenga costosas campañas publicitarias donde no informa nada ni quiere entrar en detalles sobre el control de factores de riesgo, sino únicamente promover su imagen.
Después de dos años de litigio, la posición de cada una de las partes es bien conocida, pero la población no parece estar debidamente informada, con elementos técnicos y científicos.
Etiquetas: chemours, cianuro, contaminación, corrupcion, gomez palacio, laguna, mina, veneno