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El metrobús, contra todos los vicios del transporte urbano

Análisis Político y Social / Coahuila / Durango / Slider / 30 marzo, 2019

Por: Álvaro González

El servicio de transporte urbano en Torreón es deplorable y su costo es sumamente desproporcionado para la economía de la región; lo era ya mucho antes del nuevo incremento al pasaje. De la misma manera, el servicio de taxis es caro, carece de verdaderos requisitos de calidad y no es considerado como seguro. Mientras tanto, la eterna obra del metrobús ha sido una gran molestia vial y no tiene fecha de término. En materia de transporte urbano, ¿alguien realmente está pensando en el beneficio de la ciudadanía?

El IMPLAN, Instituto Municipal de Planeación, considera que el llamado metrobús, el cual se encuentra en proceso de construcción, es la obra más estratégica e importante de movilidad urbana para la zona metropolitana de La Laguna, de acuerdo al Plan de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS), elaborado por el mismo organismo.

No obstante la importancia estratégica de este proyecto, que fue iniciado por el gobierno municipal anterior, las obras han ido avanzando con dificultad por la limitación de los recursos federales y estatales, pero además por la ineficiencia del gobierno estatal de Durango, que desvió los fondos destinados al proyecto y la resistencia del gremio camionero, que pese a su obsolescencia es un gremio amafiado en sindicatos, donde conviven intereses mezquinos de los propios camioneros y la corrupción de funcionarios públicos.

El actual gobierno municipal de Torreón, desde que asumió su primer periodo en 2018, se ha desvinculado completamente del proyecto y no ha destinado un solo peso al mismo, siendo que sí utilizó una buena parte del presupuesto de obras públicas en pintar y decorar plazas y ciertas vías de comunicación, la mayoría de las cuales no eran prioritarias.

Lejos de apoyar el proyecto del metrobús, el alcalde Jorge Zermeño apoyó abiertamente el incremento al transporte público para que pase de 11 hasta 13 pesos, lo que representó un duro golpe a los sectores más pobres de la zona metropolitana.

Originalmente Zermeño Infante estaba apoyando a los camioneros para que el incremento a la tarifa fuera hasta de 15 pesos, pero debido a la resistencia ciudadana el incremento quedó en 13 pesos, lo que se les hizo “poco” a los concesionarios.

No sólo se apoyó el incremento, sino que se hizo sin plantear ninguna contraprestación por parte del sistema de transporte público, el cual maneja, de acuerdo a sus intereses, las rutas; emplea inexplicablemente una cantidad importante de vehículos chatarra; genera una parte importante de la contaminación por CO2, y es tratado con absoluta tolerancia en las malas prácticas de servicio hacia los usuarios.

Los sectores de clase media, que se trasladan en automóvil, se han mostrado hasta ahora indiferentes ante el proyecto del metrobús, sin considerar la importancia que representa para la calidad de vida y el bienestar de la población, en tanto que los empresarios han mostrado la misma apatía, pese a que la movilidad es un factor muy importante para los obreros y repercute en su economía.

En datos del mismo IMPLAN, un 48% de los torreonenses que trabajan fuera de su municipio lo hacen en Gómez Palacio y un 45% de los gomezpalatinos que trabajan fuera de su municipio lo hacen en Torreón, lo que significa, en términos de transporte y debido a las distancias, que una buena parte de los trabajadores y empleados tengan que tomar al menos dos autobuses de ida y dos de vuelta, pero otra parte tiene que abordar hasta tres autobuses de ida y tres de vuelta si, por ejemplo, vive en el oriente de Torreón y trabaja en la zona industrial de Gómez Palacio o bien, si vive en el poniente de Gómez Palacio y trabaja en alguno de los parques industriales de Torreón.

MAL SERVICIO, CORRUPCIÓN GUBERNAMENTAL E INDIFERENCIA

El IMPLAN es un organismo que funciona desde hace algunos años y, en teoría, aporta la planeación básica que necesita el municipio de Torreón y la zona conurbada en todos sus aspectos básicos, que incluyen movilidad, servicios, vivienda; sustentabilidad y calidad de vida en general, el problema es que ese organismo es un grupo de empleados gubernamentales que trabajan, cómodamente, en oficinas equipadas y con aire acondicionado, pero además son un organismo descentralizado al cual los gobiernos le hacen caso si lo desean o, para ser más coloquiales, si les viene en gana.

Los partidos políticos tampoco toman en cuenta la información que aporta el IMPLAN para realizar sus propuestas y compromisos de campaña, en el caso de que los cumplieran. Son como decían los viejos sobre las campanas del templo: todos las pueden escuchar pero sólo el que quiere va a misa.

El IMPLAN tampoco puede ser una voz crítica que señale el mal manejo de aplicación de políticas públicas, la ineficiencia de dependencias estratégicas y, mucho menos, señalar cuando los intereses de algunos particulares estén yendo en contra del desarrollo sustentable de la sociedad en general.

Hay intereses mucho más poderosos que están en movimiento en contra del llamado Plan de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS), a los cuales ha tenido que estarse enfrentando este proyecto del metrobús.

Sólo los cientos de miles de laguneros que se desplazan diariamente en autobús saben lo que esto significa.

Ya sea en el frío del invierno o a 44 grados centígrados en el verano, Ana tiene que esperar, a la altura del Bosque Venustiano Carranza, hasta una hora para abordar un autobús medio destartalado que la lleve a la altura del fraccionamiento La Amistad, en el oriente de Torreón, de donde todavía recorre al menos diez cuadras a pie para llegar a su casa, lo que le toma otra hora. Dos horas diarias para ir a su trabajo y dos horas para regresar; el equivalente a la mitad de su jornada de trabajo, lo que deteriora seriamente su vida familiar y, además, le implicará ahora un gasto de 52 pesos diarios, por 24 días al mes, lo que suma mil 248 pesos mensuales.

Al haber un incremento a 13 pesos, su gasto en transporte exige la quinta parte de su sueldo.

¿Cómo es posible que esto suceda en una ciudad apenas de tamaño mediano? El pésimo diseño del sistema de movilidad urbana lo explica todo, pero detrás de él están políticos corruptos que jamás en su vida han empleado un autobús para transportarse.

¿EL 49% EN AUTO PARTICULAR?

El propio IMPLAN se ha encargado de recabar alguna información que es muy relevante en torno a cómo es que se da la movilidad de los habitantes de la zona metropolitana de La Laguna, aunque una parte de esta información tiene una metodología de recopilación que puede ser discutible.

Un dato que sí es comprobable con base en registros oficiales es que del año 2000 a 2014 aumentó en un 100% el número de vehículos registrados, con lo cual existen, a partir de ese año, 226 vehículos por cada 1000 habitantes y, en lo que es un pronóstico que resulta sumamente inquietante y sería deseable que no se cumpliera, para el año 2030 tendríamos en la zona metropolitana circulando 501 vehículos por cada mil habitantes.

La estadística actual es que hay 4.42 habitantes por cada vehículo, pero no existe algún método confiable para determinar qué porcentaje de la población realiza sus viajes en automóvil, ya que el número de personas por viaje por vehículo es variable, yendo de uno, que es lo más común, hasta cinco.

Textualmente los datos del IMPLAN señalan que diariamente en la zona metropolitana se realizan  2 millones 669 mil 464 viajes,  “casi la mitad de ellos en automóvil y solo 30% en transporte público”.

En datos más precisos, un 49% se transporta en automóvil particular; 30% en transporte público; 19% a pie y solamente un 2% en bicicleta.

Como se mencionó la precisión de estos datos es discutible y el porcentaje de la población que se desplaza en transporte público puede ser más alta; en consecuencia más baja la que se transporta en vehículo privado.

Añade que de los torreonenses que trabajan fuera de su municipio un 48% lo hace en Gómez Palacio y un 45% de los gomezpalatinos que trabajan fuera de su municipio lo hace en Torreón, lo que da una idea de la intensa movilidad que se da en la zona metropolitana. Estos datos son más confiables, debido a que hay procedimientos para medirlos con mayor precisión.

El problema es que no se ha dado a conocer información precisa de cómo es que está conformado el sistema de transporte público: cuántos autobuses operan diariamente por ruta y cuál es el aforo real de pasajeros por ruta; cuáles son las horas pico; no se conoce la duración de los recorridos ni la frecuencia con que se ofrecen los mismos, en lo que debería de ser un sistema perfectamente sincronizado para el adecuado servicio al usuario.

Los gremios de transportistas suelen alterar cuál es el aforo real de usuarios y los funcionarios encargados de la supervisión y regulación del autotransporte se han caracterizado, no importa el partido al que pertenezcan, por la corrupción y los arreglos, lo que incluye a venta de concesiones, la nula supervisión para checar la normatividad de operación y, en consecuencia, la inexistencia de sanciones y la circulación de una gran cantidad de vehículo que, por ley, ya no deberían estar circulando; verdadera chatarra que sale y vuelve a entrar al servicio con la complacencia de los gobiernos municipales y, en el caso de La Laguna de Durango, del gobierno estatal.

Leobardo Flores, quien fue por más de cincuenta años el líder de la CTM en Torreón y por más de 20 el líder estatal de ésta, que fue por décadas la central obrera más importante, dejó el cargo hasta su muerte (102 años), cuando ya era el líder sindical en activo más longevo del mundo. Siempre afirmaba: “Yo vivo de un camioncito que tengo trabajando en Torreón”.

Líderes transportistas viejos, como un Antonio Santillana, controlan más de 100 concesiones y condicionaban a los propios gobiernos. Si ellos no lo decidían, las rutas no se modificaban, aun cuando la ciudad estaba cambiando en su número de colonias y en la movilidad que obviamente necesitaba.

La vieja consigna, ya increíble, es que “el transporte no es negocio”, cuando sus propietarios han vivido y progresado de él por décadas y décadas.

CORRUPCIÓN E INEFICIENCIA

El sistema de transporte urbano, aun cuando la zona metropolitana era la mitad de lo que ahora es, siempre ha sido un problema, motivado principalmente por la corrupción de los políticos y funcionarios públicos.

Los gremios camioneros se mantienen afiliados a centrales obreras, lo que es una completa contradicción, ya que los trabajadores son los que sufren tradicionalmente el problema de la ineficiencia del transporte público.

Hay gobiernos, pocos, que han sido de mano más dura y han presionado a los gremios de transportistas a actualizar sus unidades y un poco el servicio, pero otros gobiernos, como el actual de Jorge Zermeño Infante, están concediendo aumentos tantos a los autobuses como a los taxis sin tener siquiera una negociación enérgica.

El metrobús se construye ahora en lo que sería su línea troncal, que partirá de la terminal que se ubicaba justo a la entrada de Torreón, junto al llamado “puente plateado”, recorrerá la calle Múzquiz y todo el boulevard Revolución para tomar la carretera Torreón-Matamoros y atravesar esta población, de ida y vuelta.

La longitud proyectada es de 24.8 kilómetros, utilizando autobuses extralargos, con una capacidad para 100 pasajeros, pero no del tipo “oruga”, que es el que más comúnmente se emplea en otros sistemas de metrobús, circulando sobre un carril especial y con terminales para el abordaje y descenso de los usuarios. El costo del boleto aún no ha sido determinado; tampoco cuáles serían las rutas alimentadoras con un sistema semejante de metrobús, no de las líneas que actualmente operan de manera tradicional.

El por qué no emplearán camiones “oruga” no se ha explicado del todo.

Ecológicamente, la entrada en operación de un sistema de metrobús representará, en caso de que se cambie los actuales autobuses por unidades nuevas extralargas, la eliminación de 21 mil toneladas de CO2, ya que la actual flotilla de autobuses que circulan en la zona conurbada son una de las principales fuentes de contaminación ambiental.

La terminación de la línea troncan que actualmente se construye se ha retardado por la falta de recursos, pero siguen los trabajos y se espera que pudiera entrar en funcionamiento a finales del presente año o principios del 2020. El resto de un sistema completo de metrobús para toda la zona metropolitana se ve como un proyecto a mediano y largo plazo, si existen los presupuestos públicos necesarios.

La única inversión en infraestructura que ha comprometido el entrante gobierno de Andrés Manuel López Obrador, son precisamente 450 millones de pesos para concluir esta primera etapa del metrobús, pero el problema es cuando estarán disponibles dichos recursos, si la dependencias federales terminarán de reestructurarse hasta mediados de año, aunque eso es solo una estimación aproximada.

En la opinión del IMPLAN, Torreón se encuentra en la posición 48 entre las principales ciudades del país en cuanto a movilidad urbana. El metrobús permitiría avanzar 10 o 12 posiciones.

La venta de concesiones de taxi o el regalo de las mismas a políticos, funcionarios y parientes de éstos se volvió una práctica de lo más común, dada su alta rentabilidad, lo que explica en buena parte su proliferación; un servicio de baja calidad con bastantes unidades sucias y en mal estado, choferes de caracter muy variable y severas irregularidades en el uso del taxímetro.

DURANGO, UN DESORDEN

Hasta ahora, los estudios como la realización del proyecto del metrobús en la parte de Coahuila (Torreón-Matamoros) han sido posibles gracias a la atracción de recursos de tipo federal, principalmente del llamado Fondo Metropolitano, que formaban parte del ramo 23, el cual ha sido prácticamente desaparecido por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Además de los recursos federales, se ha logrado canalizar recursos estatales, pero en la parte de La laguna de Durango (Lerdo-Gómez Palacio) el proyecto del metrobús ha sido un desastre.

La totalidad de los fondos que debieron de ser dispuestos al mismo fueron desviados por el gobierno estatal anterior, a cargo del ex gobernador Jorge Herrera Caldera, pero con el nuevo gobernador, José Rosas Aispuro, de extracción panista, aunque realmente es un político renegado del PRI, las cosas han ido igual o peor.

La razón principal es que el autotransporte de los municipios conurbados de La Laguna de Durango es manejado por el gobierno estatal, donde existen poderosos intereses del gremio camionero, el cual es manejado por políticos afiliados a centrales obreras como la CTM.

No ha habido tan siquiera un acuerdo sobre la ruta que debe seguir el metrobús en Gómez Palacio y Lerdo, mucho menos el proyecto ejecutivo, la canalización de recursos y el inicio de las obras. A la fecha no se ha hecho absolutamente nada y no hay indicios de que se vaya a realizar algo, a menos que una parte de los 450 millones prometidos, cuando finalmente lleguen, sean destinados en una parte para comenzar el proyecto en Lerdo y Gómez Palacio.

José Rosas Aispuro está tratando de rescatar “al menos la mitad” de una bolsa de 400 millones de pesos de recursos federales que debieron llegar en 2018, pero que hasta la fecha no han llegado.

La incompetencia del actual gobierno de Durango para atraer recursos federales para infraestructura ha sido una de las peores gestiones a nivel nacional. El gobierno está ya por su tercer año y la inversión pública registra uno de sus peores niveles en décadas.

LOS TAXIS, OTRO POZO DE CORRUPCIÓN

La otra alternativa de transporte urbano son los taxis, cuyo servicio ha tenido una muy agresiva expansión en los últimos gobiernos, pero representa otro pozo de corrupción para los políticos y funcionarios públicos.

La venta de concesiones o el regalo de las mismas a políticos, funcionarios y parientes de estos, se volvió una práctica de lo más común, lo que explica en buena parte su proliferación.

La persona que adquiere las concesiones, que pueden ir desde tres o cuatro hasta decenas, adquiere vehículos compactos con un consumo bajo de energía y mantenimiento barato, poniéndolos a trabajar bajo un sistema de arrendamiento.

Una persona necesitada de trabajo arrenda un taxi por 300 pesos diarios de renta o más y le dan de gracia sólo el domingo, lo que significa para el dueño de la concesión y del automóvil un ingreso mensual aproximado de 7 mil 800 pesos, con lo cual se paga el propio vehículo, su mantenimiento y queda una ganancia muy considerable, tomando en cuenta que el crédito del automóvil se paga en pocos años, si es que fue adquirido de esta manera.

Con el incremento recién autorizado, el banderazo de salida será ahora de 10 pesos y el “salto” cada 200 metros; el tiempo muerto pasó de $ 1.40 a $ 1.60, lo que significa un incremento del 14%, más tres veces el índice de inflación oficial de 2018, lo que convierte en caro este medio de transporte para el ciudadano común y lo saca de las proporciones de inflación nacionales.

Andrea, quien trabaja en el hospital del ISSSTE, ubicado frente a la Alameda Zaragoza en Torreón, vive en la colonia Las Dalias, al oriente de Torreón. Estaba pagando 140 pesos del hospital a su casa, cuando por alguna razón no puede trasladarse en autobús, pero ahora el costo subirá a 160 pesos, lo que ya es prohibitivo.

Un viaje en taxi de la Alameda Zaragoza al Hospital Los Ángeles, ubicado también en el oriente de Torreón ya era de 65 pesos sin tráfico pesado, pero ahora será de 75; 150 pesos ida y vuelta, algo que hace con frecuencia Antonio, quien es técnico en el mencionado hospital del ISSSTE en Torreón.

El incremento al pasaje de autobús fue de un 18%, lo que es una agresión a la economía popular, pero los políticos no viajan en autobús, menos el alcalde, quien jamás en su vida lo ha hecho.

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Redacción




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