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¿De qué lado está Zermeño? (segunda parte)

Análisis Político y Social / Coahuila / 30 marzo, 2019

Por: Marcela Valles

Jorge Zermeño, un hombre en el que la ciudadanía torreonense ha puesto su confianza electoral en tres ocasiones, hoy desdeña con una preocupante facilidad apática las denuncias por corrupción que hacen sus propios funcionarios, a los medios de comunicación, a sus opositores políticos y, lo que parece ser más grave, la opinión y el enojo de la sociedad civil, todo dentro de un gobierno municipal que ha comprobado ser altamente ineficiente y estar sumido en la falta de transparencia.

Nuestra memoria política suele ser muy corta, de ahí que los políticos puedan hacer todo lo que hacen y a la vuelta de pocos años las cosas quedan en el olvido, lo que les permite seguir con sus carreras e inclusive regresar a cargos públicos.

Revisando la hemeroteca de Revista de Coahuila, se llega inevitablemente a la conclusión de que las capacidades para el ejercicio gubernamental de Jorge Zermeño Infante caen apenas dentro de la medianía, pero considerando que cuando ocupó por primera vez el gobierno municipal, de 1997 a 1999, hace 20 años, era un hombre en plenitud de facultades y hoy tiene 70 años, en apariencia no muy bien llevados.

Hoy es un hombre con un cierto dejo amargo que no le abandona nunca, una actitud cada vez más frecuente de arrogancia y una capacidad de adaptación y cambio severamente mermada. No parecen correr por él mayores emociones vitales, por lo menos eso transmite cuando se le trata en corto durante las conferencias de prensa que ofrece o cuando se le observa en las sesiones de  cabildo.

Después de haber concluido su primer año de gobierno e iniciar, por lo menos en el papel, un nuevo gobierno, era obligado que hiciera una evaluación sobre las cosas que iban bien y las que iban mal; sobre qué funcionarios estaban haciendo bien su trabajo y quiénes era necesario removerlos de sus cargos. Nada de eso, todo siguió exactamente igual.

Sólo en apariencia, porque al lograr la reelección e iniciar su segundo gobierno que será de tres años y representará la culminación de su carrera política, acentúo su arrogancia y comenzó a mostrar que no le importa ni la opinión de los medios ni la de sus opositores legítimos, pero tampoco le importa mucho lo que opine la sociedad civil, inclusive la parte de ella que le llevó al poder.

No se trata de hechos aislados, sino de un comportamiento y un estilo muy definido de gobernar.

En enero el grueso de las organizaciones ambientalistas más reconocidas en la región abandonó el Consejo Municipal del Medio Ambiente de Torreón, por considerar que la postura del gobierno municipal no tiene ningún interés en comprometerse en la protección del medio ambiente, por el contrario, defiende a las principales emisoras de contaminación de la región.

El director municipal del medio ambiente, Felipe de Jesús Vallejo López, se quedó socialmente solo, sin ningún apoyo ciudadano. Zermeño Infante reaccionó mencionando que los ecologistas estaban en todo su derecho de tomar la decisión que quisieran. No medió, ni buscó conciliación con ellos, sencillamente el mensaje fue: “si se van, no importa; que se vayan”.

Dos meses después, sin volver a consultar a nadie, implementaron la verificación vehicular, pero con fallas operativas constantes y con el rechazo ciudadano, que parece tampoco importarle en lo más mínimo.

Al elaborar su propuesta de ley de ingresos, Zermeño Infante mandó al Congreso del Estado un proyecto que implicaba un incremento al impuesto predial enorme, tanto que los propios diputados del PAN consideraron que era imprudente e iba a levantar la irritación ciudadana, por lo que finalmente sólo le autorizaron un 16% de incremento en promedio general, más de tres veces el índice inflacionario anual de 2018.

En esta ocasión Zermeño Infante cargó con todo en contra de la clase media y media alta, donde el PAN tiene su clientela más fiel, de ahí que Marcelo Torres Cofiño, quien dirige a la bancada panista ante el Congreso del Estado, tuvo que parar la pretensión de disparar el cobro del impuesto predial, aunque accedió al 16%: el incremento más alto entre los 38 municipios de Coahuila.

CONTRA LA OPINIÓN DE TODOS

En febrero se destapa un escándalo de corrupción en la Dirección General de Desarrollo Económico, con la renuncia de Andrea Salmón. Zermeño se niega a declarar al respecto, se limita a enviar un escueto comunicado, donde se anuncia que se fusionan las Dirección de Desarrollo Institucional y la de Desarrollo Económico, bajo el mando de Francisco Jaime Acosta, pero no se corrige la eliminación del presupuesto ni se toma medida alguna en contra de la corrupción.

Los empresarios, a través de las cámaras y organismo, han propuesto que no sólo se restablezca la Dirección General de Desarrollo Económico, sino que el municipio requiere crear una dependencia de fomento económico fuerte y con un presupuesto adecuado. Proponen inclusive a algunas personas que reúnen bien el perfil. La respuesta de Zermeño Infante es el silencio.

El Consejo del SIMAS le expone en corto al alcalde que el manejo financiero y operativo del organismo descentralizado deja mucho qué desear y se requieren cambios urgentes. En particular el manejo financiero es muy poco trasparente y se requiere de una auditoria a fondo.

La respuesta es la intensión de Zermeño Infante de retirar del consejo a los representantes del medio empresarial, que se han vuelto incómodos, para sustituirlos por ciudadanos, en lo que sería un consejo todavía más a modo.

Ante sus abusos, a la CFE no la enfrenta ni negocia con la dureza con que trata otras demandas, sino que accede a pagar casi 30 millones de pesos, de los cuales 20 millones se toman del presupuesto municipal. Ante el cabildo se comporta nuevamente con arrogancia y manifiesta que está en lo correcto, no le importa lo que piensen los opositores y los medios, ni lo que sucede en el vecino municipio de Gómez Palacio. No tiene energía para una confrontación y toma el dinero de la tesorería municipal para hacer el pago de los adeudos del SIMAS, cuando el sistema es un organismo descentralizado, autónomo y autosuficiente.

En marzo tiene otra cita con los intereses de la ciudadanía, en este caso con los sectores populares del municipio: la pretensión del incremento al costo del transporte público.

Otra vez la arrogancia: “todo ha subido, ustedes también (refiriéndose a los reporteros que cubren la fuente) cobran más cara la publicidad”. Justifica que el pasaje del transporte urbano suba de 11 hasta 15 pesos, pero de inmediato viene una reacción de protesta ciudadana.

Sin hacer caso a la misma y utilizando la amplia mayoría que controla en el cabildo, Zermeño Infante autoriza un incremento del 18% a los autobuses y un 14% a los taxis. Le esperan protestas ciudadanas, pero los transportistas se han tratado de adelantar argumentando que el incremento no sólo es excesivo sino que se quedó cortó, que están inclusive perdiendo, más que tener un negocio rentable, lo que es el planteamiento cínico de siempre.

¿DE QUÉ LADO ESTÁ ENTONCES JORGE ZERMEÑO?

Para él lo fundamental se ha vuelto el obtener recursos económicos, utilizando todos los medios a su alcance, pero debido a que el gobierno del estado ha planteado la orientación del gasto público a drenaje y pavimentación (200 millones del gobierno estatal y 200 millones del gobierno municipal), Zermeño infante desea tener recursos para seguir haciendo obras como las que realizó en 2018: hermoseamientos, mantenimiento urbano, etc., en las cuales se invierten cantidades importantes de dinero sin ninguna licitación formal y sin ningún rendimiento de cuentas.

Los comerciantes del Centro Histórico, por citar sólo un ejemplo, están demostrando documentalmente que el dinero etiquetado para el mejoramiento de esta zona de la ciudad, el cual se cobra junto con el impuesto predial, fue desviado a una serie de gastos muy diversos, donde las cuentas no concuerdan.

Hay desorden en la cadena de mando en la estructura del gobierno municipal pero lo más delicado es que cada vez existen más filtraciones de que gente muy cercana al alcalde está interviniendo desde fuera en la asignación de contratos y en la asignación de obras. Esto se está volviendo cada vez más difícil de ocultar y es cosa de tiempo para que comience a trascender a la opinión pública.

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Redacción




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